La victoria del líder centrista marca el cierre de la era del partido azul y abre una etapa de ajustes económicos, y decisiones como el fin de la subvención a los combustibles.

Fuente: Opinión
Bolivia cierra 2025 con un cambio político de fondo. La victoria de Rodrigo Paz en la segunda vuelta presidencial no solo significó la alternancia en el poder, sino el fin de casi dos décadas de hegemonía del Movimiento Al Socialismo (MAS), fuerza que gobernó el país desde 2006 bajo el liderazgo de Evo Morales y, posteriormente, de Luis Arce. Como destacó BBC News Mundo, se trató de un “cambio drástico” en un país acostumbrado a un mismo signo político durante 20 años.
Paz se impuso con el 54% de los votos frente al expresidente Jorge “Tuto” Quiroga, en la primera segunda vuelta presidencial de la historia boliviana. Este hecho selló el cierre de un ciclo y el inicio de otro marcado por la incertidumbre económica y la expectativa de reformas.
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«Desde la victoria extendemos la mano para gobernar con todos los que quieran a la patria», afirmó Paz en su primer discurso como presidente electo, cuando fue posesionado el pasado 8 de noviembre, en el que llamó a superar las ideologías tras 20 años del gobierno del MAS, según el portal BBC News Mundo.
“El país que recibimos está devastado, nos dejan una economía quebrada con las reservas internacionales más bajas en 30 años, nos dejan inflación, escasez, deuda, desconfianza y un estado paralizado”, manifestó en esa oportunidad el mandatario tras recibir la banda presidencial en la Asamblea Legislativa Plurinacional.
MEDIDAS DE SHOCK El punto más sensible del inicio del nuevo gobierno llegó con el anuncio de medidas económicas de impacto inmediato. Entre ellas, la eliminación de la subvención universal a los combustibles, una política emblemática del ciclo del MAS. Paz justificó la decisión señalando que el subsidio se había vuelto “insostenible” y que su costo fiscal agravaba la crisis económica.
La medida marcó un quiebre político. Durante años, cualquier intento de tocar la subvención derivó en protestas masivas. Esta vez, no obstante que la Central Obrera Boliviana (COB) inició movilizaciones, el gobierno de Paz apuesta por el mandato de cambio expresado en las urnas.
La noche del 17 de diciembre, Paz anunció el fin del subsidio a los precios de los combustibles.
“Asumimos el Gobierno de un país profundamente herido en su economía, en sus reservas, sin dólares, con una inflación creciente, sin combustibles y con un Estado que fue vaciado desde adentro”, afirmó Paz en un mensaje a la nación, según France 24.
Tanto la gasolina como el diésel mantuvieron el mismo precio durante los 19 años de gestión del MAS, 0.53 dólares el litro, un subsidio que le costaba al Estado unos 3.000 millones de dólares al año.
La eliminación de las subvenciones hizo que la gasolina especial pase a un dólar por litro, la premium a 1.58 y el diésel a 1.40, durante seis meses, al cabo de los cuales el Gobierno evaluará si es necesario introducir nuevos ajustes, de acuerdo con el ministro de Petróleo y Gas, Mauricio Medinaceli.
Paz, además, anunció un incremento de 20% para el salario mínimo nacional, que desde enero será de 474 dólares al mes (3.300 bolivianos), y otros aumentos en programas de ayuda a adultos mayores y estudiantes.
Sin embargo, el anuncio de Paz detonó un nuevo enfrentamiento con su vicepresidente, el expolicía Edmand Lara, quien argumentó que «esas medidas, lo único que van a causar es más pobreza, más desempleo y la subida de los precios de la canasta familiar, que va a afectar a los sectores más humildes».
Lara ha estado enfrentado a Paz prácticamente desde el inicio del periodo, ha cuestionado sus decisiones y ha denunciado que el presidente lo margina de las reuniones de gabinete más sensibles, según France 24.
Tras el anuncio del fin de la subvención a los combustibles, el transporte elevó sus tarifas hasta en más del 100% en las ciudades capitales, lo que derivó en la protesta de los usuarios.
En los últimos días, las alcaldías, junto con los transportistas, están fijando tarifas provisionales hasta que se realicen los estudios de costos finales.
El presidente Paz, asimismo, anunció el pasado 17 de diciembre el incremento de la Renta Dignidad para adultos mayores a 500 bolivianos (72 dólares) y del incentivo anual para evitar la deserción escolar, el Bono Juancito Pinto, de 200 a 300 bolivianos (de 28.7 a 43 dólares).

DESGASTE DEL MAS Durante años, el MAS sostuvo su dominio político en una combinación de bonanza económica, nacionalización de recursos estratégicos y un fuerte respaldo de sectores indígenas y populares. Sin embargo, ese modelo comenzó a mostrar signos de agotamiento.
Según reportes de BBC Mundo, Bolivia enfrentó en 2025 una inflación acumulada de más del 23%, escasez de dólares, dificultades para importar combustibles y una fuerte caída de las exportaciones de gas natural.
El deterioro económico impactó de lleno en el respaldo social del oficialismo. En la primera vuelta electoral, de agosto de 2025, el MAS sufrió una derrota histórica y perdió el voto rural y urbano que durante años le garantizó mayorías amplias.
Rodrigo Paz emergió como la figura capaz de capitalizar ese desencanto. Senador, exalcalde de Tarija e hijo del expresidente Jaime Paz Zamora, logró presentarse como una “nueva” alternativa, pese a su trayectoria política.
Su discurso evitó los extremos y apostó por un mensaje pragmático. “La ideología no da de comer”, afirmó en su primer discurso como presidente electo, llamando a dejar atrás las divisiones que marcaron los gobiernos del MAS, según recogió BBC News Mundo.
Su propuesta de “capitalismo para todos” buscó diferenciarse tanto del estatismo del oficialismo saliente como de los ajustes radicales propuestos por otros sectores de la oposición.
Paz prometió mantener los programas sociales, pero al mismo tiempo abrir el país al sector privado, reforzar la seguridad jurídica y descentralizar recursos hacia regiones y municipios.
Fuente: Opinión