Tipuani y Guanay: el oro que ahoga al pueblo


 

Hay lugares donde el brillo del oro dejó de ser motivo de orgullo para convertirse en una sentencia de desastre. Tipuani y Guanay, dos municipios del norte del departamento de La Paz, son ejemplos dolorosos de cómo la explotación aurífera —legal e ilegal— no solo destruye bosques y ríos, sino que termina ahogando comunidades enteras.



Desde diciembre de 2024, Tipuani vive una de las peores crisis hídricas de su historia moderna: el río Tipuani se desbordó y mantuvo bajo el agua a gran parte del municipio durante meses. Cinco barrios quedaron inundados y, en algunos casos, el agua alcanzó hasta el segundo piso de las viviendas. Cientos de familias afectadas por el estancamiento prolongado del agua, con daños que impidieron el retorno de muchas personas a sus hogares.

Autoridades locales y organizaciones comunitarias han denunciado que esta situación no es un accidente climático aislado, sino el resultado de décadas de minería aurífera descontrolada y con incumplimiento de normas ambientales que ha alterado profundamente el cauce del río. Expertos en la materia, estiman que las cooperativas explotadoras han estado vertiendo hasta 35.000 metros cúbicos de desmontes al año en el lecho del río Tipuani, elevando el nivel del agua y reduciendo la capacidad del cauce para drenar las lluvias normalmente.

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Los informes VIDECI y Municipio describen que, antes de la intensificación de la minería mecanizada, las crecidas eran menores —de apenas 30 cm— y breves, pero ahora las inundaciones se prolongan por semanas o meses, acentuando el daño a viviendas, escuelas y servicios básicos.

Este patrón no es nuevo: la región ha sufrido inundaciones recurrentes en cada temporada de lluvias, en parte por el cambio en la dinámica de los ríos debido a la minería, sumado a precipitaciones atípicas vinculadas al cambio climático.

Guanay, vecino de Tipuani, no ha estado al margen de estos efectos. En 2023 el desborde del río Mapiri convirtió calles enteras en canales navegables, obligando a la evacuación de decenas de familias, en un fenómeno que las autoridades también atribuyeron a la alteración de cauces por la minería.

El 27 de diciembre de 2025, una riada inesperada causada por el desborde de los ríos Tipuani y Mapiri dejando más de 150 familias damnificadas (reporte VIDECI), inundando áreas urbanas y rurales. El propio Alcalde responsabilizó directamente a la minería ilegal por haber bloqueado canales naturales por donde debía fluir el agua.

Las cifras y testimonios coinciden: lo que antes era un problema de lluvias estacionales, se ha convertido en una crisis estructural. En Tipuani, el río hoy discurre literalmente por encima de lo que fue el pueblo, transformando casas en islas y calles en lagos.

Ante esta realidad, las inundaciones ya no pueden presentarse como hechos aislados o “fenómenos naturales”. Son consecuencias directas de un modelo de explotación que destruye bosques ribereños que amortiguan crecidas, eleva los lechos, bloquea canales con desechos de minería, y empuja asentamientos hacia zonas de riesgo sin planificación.

Tipuani y Guanay son más que historias de inundaciones: son advertencias. Nos dicen que el extractivismo sin reglas mina no solo el suelo, sino la vida misma de las comunidades. La minería no es la enemiga por definición; es el extractivismo sin control, sin respeto por las normas ambientales y sin planificación humana, lo que transforma cada lluvia en tragedia.

Si seguimos ignorando las lecciones de Tipuani y Guanay, seguiremos lamentando pérdidas materiales y, potencialmente, humanas.

Estamos en nuevo tiempo, tiempo de reconducción, de buscar soluciones, con diálogo y concertación, es necesario un gran esfuerzo entre los tres niveles del Estado, con participación activa de las instituciones llamadas a prevenir y con las diferentes representaciones sociales. Es necesario revalorizar la vida.

 

 

Jaime Navarro Tardío

Político y ex Diputado Nacional.