Blooming 2025: entre la ilusión sostenida y las oportunidades perdidas


Blooming cerró el 2025 como el equipo cruceño más competitivo del año. Buen juego, protagonismo y clasificación internacional contrastaron con un plantel corto, lesiones clave y problemas internos que le impidieron pelear hasta el final por los títulos.

Por Pedro Rivero de Ugarte



Fuente: diez.bo

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El 2025 dejó sensaciones encontradas en Blooming. La Academia fue, sin discusión, el conjunto más regular de Santa Cruz durante la temporada, con tramos de buen fútbol y protagonismo constante. Sin embargo, factores extradeportivos y limitaciones estructurales le impidieron transformar ese rendimiento en conquistas mayores.

Desde el inicio del año, el equipo mostró señales claras de competitividad. Bajo la conducción de Mauricio Soria, Blooming se posicionó como uno de los elencos más atractivos del fútbol boliviano, con una propuesta ofensiva y un arranque prometedor que rápidamente lo puso en el radar de los candidatos.

La primera gran prueba llegó en el torneo de verano, donde alcanzó la final frente a Bolívar. Aunque cayó en ese duelo decisivo, la Academia dejó una imagen positiva y confirmó que estaba preparada para sostener un nivel alto a lo largo de la temporada.

En el plano internacional, Blooming afrontó la fase 1 de la Copa Libertadores ante El Nacional de Ecuador. La eliminación por penales resultó dolorosa, sobre todo porque el equipo fue superior en el desarrollo de la serie. Aun así, ese traspié obligó al club a enfocarse exclusivamente en el ámbito local.

Con el calendario reducido, el rendimiento se mantuvo firme durante buena parte del torneo todos contra todos. La dirigencia apostó por refuerzos extranjeros que elevaron la jerarquía del plantel, y la respuesta fue inmediata en la cancha, con rendimientos que potenciaron el funcionamiento colectivo.

Franco Posse, Martín Alaniz, Nahuel Acosta, Santiago Etchebarne, Guido Vadalá y Matías Abisab llegaron para fortalecer al equipo, y cuando estuvieron disponibles cumplieron con las expectativas. A ellos se sumaba la experiencia del venezolano Arquímedes Figuera, llamado a ser pieza clave en el mediocampo.

No obstante, las lesiones comenzaron a pasar factura. Figuera quedó fuera de toda la temporada, Acosta se lesionó en mayo y terminó dejando el club antes del cierre del año, mientras que Alaniz rescindió su contrato a pocas fechas del final. Estas ausencias profundizaron la falta de recambio en un plantel corto.

Pese a ello, Blooming encontró respaldo en sus talentos nacionales. Jugadores como Moisés Villarroel, Samuel Garzón (también se despidió prematuramente de la temporada por lesión), Richet Gómez, Richard Spenhay y Guilmar Centella aportaron energía y soluciones, sosteniendo al equipo en momentos clave de la competencia.

La regularidad, sin embargo, se vio afectada por altibajos determinantes. Algunos conflictos internos entre el cuerpo técnico y el plantel, sumados a dificultades económicas por retrasos salariales, desviaron el foco deportivo y complicaron la lucha directa por el título frente a Always Ready, Bolívar y The Strongest.

A estos golpes se sumó la dolorosa goleada sufrida en Oruro ante Real Oruro por 10-1, un resultado que impactó con fuerza en lo anímico y marcó un punto de quiebre en la temporada. Pese a ello, Blooming cerró el año en el cuarto puesto del torneo todos contra todos, con 46 puntos, clasificó a la fase previa de la Copa Sudamericana 2026 —donde enfrentará a San Antonio— y alcanzó las semifinales de la Copa Bolivia. En el plano institucional, Sebastián Peña fue reelecto como presidente, con el desafío de devolverle la estabilidad al club en los próximos años y mantenerlo en los primeros planos a nivel deportivo.