Guido Añez Moscoso
Celebramos efusivamente, con lágrimas de alegría, con esa emoción que solo la provoca el final de una pesadilla, la derrota democrática del MAS en agosto del 2025.
Festejamos el triunfo de Rodrigo Paz el 8 de noviembre, como propio, ya que nos une con Jaime Paz una relación estrecha desde la época de las dictaduras militares, de mis estudios en España una relación cercana y cariñosa con su madre Carmen Pereira y con Jaimiño y Rodrigo una relación estrecha de amistad y compañerismo, que se ha mantenido durante todos estos años.
Esos cambios políticos nos han provocado desasosiego y un sentimiento acentuado de querer volver a nuestra tierra, de recuperar nuestra libertad plena en nuestro país, de que se haga justicia con nosotros después de 21 años de estar procesado y a poco tiempo de cumplir 17 años en el exilio, creemos que nos llegó la hora de retornar a la patria.
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Ese es mi mayor deseo para el 2026.
Confieso que muchísimos amigos me llaman, me escriben, me preguntan: ¿y cuándo volvés?, y la respuesta siempre es: cuando pueda volveré… Y es que tengo que reconocer que desde el mes de agosto mucha gente se ha apegado para preguntarme ¿qué puedo hacer por vos? ¿Cómo puedo ayudarte?, eso se acentuó con la declaración de buena intención del presidente de la Corte Suprema de decir “que vuelvan los exiliados” pero eso no pasó de ser una declaración. Otros se apegaron con intenciones económicas y sin el sentido de justicia que debe tener un abogado. Me miraban como cliente hablando primero de honorarios antes que de hacer justicia.
A esos amigos y compañeros de buena fe, les agradezco de corazón.
Muchos salimos del país forzado por las circunstancias, ese impulso nació de la coherencia de defender nuestra libertad, de la represión judicial ejercida por el MAS. En lo personal me involucraron en un juicio con una cruel acusación de ser autor de delitos como “Genocidio, torturas, asesinatos, y otros” que eran imposible que pueda cometer en el ejercicio de 72 días de ministro de Agricultura, cuando no tenía mando en los organismos de seguridad del Estado y era parte de un gabinete de un Gobierno Constitucional, elegido democráticamente.
Para que entiendan: FUE UNA DECISIÓN POLÍTICA DEL MAS, la que me incluyó a mí y a otros ministros en ese juicio, sin ningún fundamento jurídico.
Sí, fue una decisión política, sin ningún fundamento jurídico la que me involucró en ese proceso, y fui parte de las víctimas de la utilización jurídico-política del MAS para aniquilar a la oposición, para asesinar nuestra reputación, para acabar con el anterior sistema político que construyó la democracia. ¿Por qué sigo sin poder volver a mi patria una vez que el MAS ya no está en el poder?
Desafío a cualquier Facultad de Derecho de las universidades bolivianas a estudiar el proceso, a cualquiera de los colegios de abogados del país a hacer una auditoria de la cantidad de errores procesales que tiene dicho proceso, y se darán cuenta de lo injusto, ilegal y arbitrario que es ese proceso en mi contra.
Por eso es por lo que, con la misma convicción de amor a la libertad, a la justicia y a la democracia que abracé como mi razón de vivir, es que pido a la Corte Suprema, a su presidente y a sus ministros, que anulen el proceso en mi contra, que me permitan volver libre y sin ningún cargo penal absurdo y ridículo en mi contra, a caminar nuevamente las calles de mi pueblo en este año 2026.
Confieso que me han hecho propuestas de volver presentando una acción de libertad, que eso implicaría que me anulen el mandamiento de aprehensión y la declaratoria en rebeldía, me garantizan que me defienda en libertad en la prosecución del juicio. Disculpen, pero es la propuesta más absurda que he recibido. ¿Qué no es suficiente castigo 17 años de exilio por un delito que nunca cometí? ¿No es suficiente no poder vivir en tu pueblo por tantos años sin poder enterrar a tus padres ni envejecer con tus amigos? El exilio, señores, es peor que la cárcel, en la antigüedad los delitos mayores se castigaban con el destierro, porque consideraban que era el peor castigo para el ser humano.
Este exilio es más cruel que el que viví en la dictadura de García Mesa. Cuando salías exiliado de los militares, ese era tu castigo, caía el gobierno y volvíamos como héroes del exilio. Hoy, con la judicialización de la política, te proponen volver como si fueras un delincuente que tienes deuda con la justicia. Eso en lo personal es inaceptable y hasta ofensivo.
Quiero volver a mi pueblo, quiero ayudar a reconstruir mi patria, quiero ser una persona normal, que pueda vivir donde quiera sin ninguna restricción. Quiero que mis hijos puedan volver a conocer sus raíces, ya que el exilio les enseñó de golpe a ser grandes, quiero visitar la tumba de mi padre, ir a pie a Cotoca a rezarle a la virgen agradeciéndole por todo lo que he vivido en la vida.
Feliz 2026 y que lo podamos disfrutar en el pueblo!!!
