Tragedia mexicana debe hacernos despertar


Roberto MéndezRMUn dicho dice que “si ves las barbas de tu vecino arder pon las tuyas en remojo” es para que en Bolivia y particularmente en Santa Cruz reaccionemos después de la matanza de 43 estudiantes normalistas en el estado de Guerrero, México, quienes, a decir de las autoridades del Ministerio Público fueron incinerados, algunos vivos, por los integrantes de un cártel de sicarios vinculados con el narcotráfico y la delincuencia organizada, que controla esa zona.Porque no podemos quedarnos callados ante tanta barbarie y porque se trata de un atentado al principal derecho de la raza humana: la vida, después de la libertad, dignidad, justicia y democracia. Y porque debemos levantar las manos al cielo, reclamar, denunciar y reflexionar, porque de lo contrario se cumplirá la máxima del pastor protestante de la era nazi, Martín Niemöller: «Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista.Luego vinieron por los judíos y no dije nada porque yo no era judío. Luego vinieron por los sindicalistas y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí pero, para entonces, ya no quedaba nadie que dijera nada».El delito de los normalistas fue haber protestado contra una ley que deja sin efecto la contratación permanente de los maestros por parte del Estado y que evaluará en forma periódica a los profesores mexicanos. Por esa razón, los futuros docentes reclamaron y por esa razón fueron reprimidos por el entonces alcalde de la zona que ordenó su captura y asesinato.Por ahora todos podemos decir que en Bolivia o en nuestra urbe urbana estamos lejos de sufrir algo parecido. Pero eso no es cierto y el Gobierno nacional condenó que, por ejemplo, el gobernador Rubén Costas dijera que Santa Cruz puede convertirse en una futura ciudad mexicana de Juárez o Medellín, Colombia, porque el narcotráfico cada vez se adueña más de nuestro país, con las consecuencias en el control de la economía, la inseguridad por los ajustes de cuentas y la degeneración de los valores de la sociedad.Según una publicación del periódico mexicano El Excelsior, al crimen organizado transnacional le gustan las oportunidades y la poca resistencia. Y actualmente, Bolivia ofrece ambas y se encuentra en el corazón de una nueva dinámica criminal centrada en los cambiantes patrones de consumo de drogas en la región.Está cerca al segundo mayor consumidor de droga en el mundo, Brasil y es vecino del mayor productor de cocaína y marihuana, Perú y por eso cobija a mafias de todas las latitudes y en nuestro territorio se han establecido oficinas de cobros y sicarios encargados de las ejecuciones.El Día – Santa Cruz