Álvaro Riveros TejadaCuando un mentecato se queda sin argumentos, acude a temas metafísicos que respalden sus sandeces, especialmente en el plano político cuando es menester echar mano a este tipo de argumentos, que tienen como principal objetivo distraer a todo un pueblo de temas negativos que lo atingen, como lo que está sucediendo en Venezuela, cuando el hombre que charla con pajaritos y sostiene fluidas conversaciones nocturnas con el fantasma del finado Hugo Chávez, se convierte en adivino y presagia la inminencia de un “gran terremoto” en los Estados Unidos, como consecuencia del fracking o técnica que permite extraer gas o petróleo de las rocas, por medio de un sistema de fracturación hidráulica.No reparan ni miden las consecuencias cuando sus locas simplezas llegan a poner en peligro las relaciones de sus países con otras potencias, en su astuta intención de distraer los propios problemas internos. Es el caso del mismo Maduro que, no contento con sus dotes de nigromante, acusó este viernes al ex presidente del Gobierno español José María Aznar de la muerte de 1.200.000 iraquíes, calificándolo de asesino y de promotor de la guerra en Iraq.Si con esos disparates creyó soslayar la insufrible escasez de bienes de consumo que asola a los venezolanos, el tiro le salió por la culata, ya que los españoles que estuvieron a punto de tenderle una mano para salir del pozo, hoy le pasarán una cuerda para ahorcarse junto a sus asesores cubanos.Sin embargo, es preciso recordar que esta fiebre de aplicaciones metafísicas no es ajena a nuestra realidad nacional donde, hace apenas unas horas, en medio del besamanos diplomático de fin de año, el canciller planteó a Estados Unidos un encuentro de “alto nivel” entre los presidentes Evo Morales y Barack Obama para encaminar las relaciones bilaterales afectadas desde septiembre de 2008, tras la expulsión del embajador Philip Goldberg.Como de costumbre, aprovechando el desconocimiento del idioma aimara de casi el 99% de los presentes, inventó un nuevo calificativo para S.E. que es el de: “Larama” u hombre líder y avisado entre sus congéneres. Olvida el ministro que GOOGLE nos brinda hoy en día una amplia selección de diccionarios, donde dicho término significa “azul” en español y nada más. Los que quedaron azules de rabia fueron los embajadores que se sintieron timados por dicha impostura.Sin embargo, acostumbrados como están de oír sobre el sexo de las piedras, la homosexualidad de los pollívoros, la calvicie de los cocacoleros (que no es lo mismo que cocaleros), la potencia sexual de los adictos a la papalisa, la lectura veloz en las arrugas de nuestros abuelos etc., amainaron su furia y tomaron la mamada a la chacota. Sólo el representante gringo, que aún trata de descifrar el acertijo, debe hallarse martirizado por la forma de cómo trasmitir al departamento de Estado, la organización de un encuentro entre el Larama y el Obama. En fin, son gajes de pura metafísica en el poder.