Las fuertes divisiones al interior del oficialismo, registradas durante el proceso de definición de candidaturas, hacen prever una posible acentuación del ya clásico fenómeno de disminución del caudal electoral masista, entre los comicios nacionales y los regionales.En diciembre de 2009 Evo Morales obtuvo un 64% de los votos en las elecciones generales, pero pocos meses después, en abril de 2010, su partido tuvo un bajón de 22 puntos porcentuales, contrayéndose al 42% en la votación para gobernaciones y alcaldías.Ahora, frente a los problemas mencionados, hay un amplio consenso entre los analistas sobre una probable reducción del apoyo al MAS en las grandes ciudades. El politólogo Róger Cortez estima que la contracción del caudal oficialista entre los pasados comicios de octubre y los de marzo puede ser del orden del 25 al 30%.Incluso la agencia gubernamental de noticias ABI abre el paraguas y advierte que estas serán “las elecciones más atomizadas y menos previsibles de la historia política de Bolivia”.Dos factores parecen confluir en esta tendencia: 1) el hiper-caudillismo evista, que impide el surgimiento de fuertes liderazgos locales en el partido oficial; y 2) la pugna entre “bases” e “invitados”, que abre disyuntivas de difícil resolución entre el crecimiento hacia el centro y la retención del voto duro partidario…[email protected]