MAX PAREDES ES LA ZONA DONDE MÁS SE CONCENTRAN ESTAS AGRUPACIONES.
La Prensa, La Paz, Bolivia
Propone fomentar los grupos voluntarios.
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La ciudad de La Paz concentra a un total de 9.545 pandilleros, entre jóvenes y adultos, en 336 pandillas. Se considera que, en las diez ciudades principales del país, hay 762 bandas irregulares, señala un estudio realizado por el Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) y la Alcaldía de esta ciudad.
Si bien la Policía no tiene datos oficiales, el estudio señala que el fenómeno de las bandas, es una de las problemáticas sociales que se ha convertido en una amenaza para la seguridad ciudadana, ya que promueven «conductas desviadas reflejadas en violencia y delitos.
DISTRIBUCIÓN. El resumen de la investigación, realizado en 2014, analizó los registros policiales por macrodistrito de la ciudad de La Paz y encontró que existen, según estos documentos, 336 pandillas.
Se detectó que Max Paredes concentra la mayor cantidad de grupos con estas características (79) y es donde mayor cantidad de problemas policiales se registra con personas que afirman ser parte de las mismas.
Por cantidad siguen el macrodistrito Periférica (67), San Antonio (69), Sur (58), Centro (43) y Cotahuma (20).
El objetivo del estudio realizado por Juan Mollericona y sus colaboradores, fue investigar los factores que inciden en la emergencia de las pandillas juveniles y las características que presenta este fenómeno en la ciudad de La Paz.
A partir de allí se desprenden varias recomendaciones para encarar esta problemática, acciones que deben ser iniciadas desde el Gobierno Municipal.
SUGERENCIA. Entre las principales propuestas se contempla el iniciar acciones de coordinación para analizar y definir políticas que reduzcan o den un enfoque productivo social al fenómeno de las pandillas. Este proceso debería realizarse con la participación del Gobierno Central, la Policía Boliviana, organizaciones no gubernamentales, e incluso con estamentos de la sociedad civil.
Estas políticas públicas podrían incidir en generar espacios de trabajo institucional, donde estos jóvenes puedan ser incertados.
Asimismo, generar mecanismos comunitarios para dinamizar la participación juvenil en diferentes actividades.
Una tecera propuesta tiene que ver con la generación o el fomento desde el Gobierno de espacios de interacción juvenil, como grupos voluntarios, en los que se destine gran parte del tiempo libre que tienen los jóvenes, los cuales podrán ser productivos para su formación y para la sociedad.
DATOS DEL ESTUDIO
El estudio realizado por Juan Mollericona, Javier Copa y Sara Villca señala que existen pandillas agresivas y no agresivas, medianas y pequeñas.
CARACTERÍSTICAS
> Los jóvenes en el proceso de la construcción de su identidad ahondan de sobremanera la cultura de la violencia, resaltando la condición de ser rudos, agresivos y valientes.
> La violencia se expresa desde el ingreso. El bautizo, como rito de iniciación, asegura el respaldo al nuevo miembro y simbólicamente éste es iniciado por la “nueva familia”.
> Una de las pandillas estudiadas mostró que no era homogénea, hay algunas más estructuradas que otras, pero en su gran mayoría son pandillas transgresoras o pandillas irregulares.
Las pandillas se constituyen en una alternativa de vida social para las y los jóvenes o adolescentes. EL estudio del PIEB señala que es común que el ingreso a una de estas agrupaciones esté marcada por el «rito de paso», que puede pedir alguna acción reñida con la legalidad.
El formar parte de la pandilla se muestra como la consecución de pertenencia, afirmación, identidad y reconocimiento entre pares.
«En ese sentido, el ámbito educativo se constituye en un espacio decisivo de la expansión de las pandillas, a partir del ingreso de escolares producto de la relación próxima que tienen con este tipo de grupos», señala.
89 por ciento de los miembros de las pandillas, en promedio, son varones y el resto son mujeres.
762 pandillas se calcula que hay en todo el país, registradas en 10 ciudades del país, según la Policía.