Si te preguntan para ti, como madre, cuáles fueron las diferencias entre tu primer embarazo y el segundo, cómo afrontaste la crianza del primer hijo y cómo la del segundo, seguro tendrás mucho para decir, ¿o me equivoco? El primer hijo es una especie de descubrimiento y el segundo, bueno… ¿Cuáles son las diferencias entre el primer y el segundo hijo que a veces te hacen sentir culpable o mala madre? Veamos…
#1 Pruebas del embarazo
No me digas nada, que yo adivino. ¿Durante el primer embarazo te tomaste tantas fotos que crees que no has llegado a verlas todas aún? ¡Lo sabía! Y durante el segundo, ¿cuántas fotos de tu barriga tomaste? Seguramente solo algunas y ya cuando estabas en los últimos meses, digamos que para “probar” que la barriga estuvo allí alguna vez. No tan divertido, pero cierto, qué vamos a hacer, ¿no?
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#2 Dar el pecho
Con el primer hijo siempre queremos hacer todo “como dice en los libros de maternidad”, es decir, perfecto. A mi primer niño le di pecho hasta que tuvo 1 año y medio, más o menos, y siempre trataba de hacerlo en la tranquilidad de casa para que nuestro momento de conexión fuera solo nuestro. ¿Con el segundo cómo fue? Te cuento… El autobús, la librería, el supermercado, cualquier lugar era ideal para darle el pecho. Tranquilidad… ¿Qué es eso?
#3 Libro del bebé
Con tu primer hijo, seguramente, tenías un súper libro del bebé que tenía cada detalle de sus primeras horas, días y meses; es más, el libro tenía un mechón de su pelo cuando lo pelaron por primera vez, el cordón umbilical y cada tarjeta de felicitaciones que recibiste. Ahora, con tu segundo hijo, ¿recuerdas cuándo comenzó a caminar?, ¿y cuándo comenzó a comer alimentos sólidos?, ¿guardaste el cordón umbilical?
#4 Enfermedades
En esto el segundo hijo lleva las de perder. ¿Por qué? Los grandes, al ser hijos únicos cuando más pequeños, se salvaron de un montón de resfriados, gripes y otras cosas, pero el menor, al ya tener un hermano en el preescolar, pesca toda enfermedad que su hermano trae a casa. ¡Cosas de la vida!
#5 Tiempo
Cuando tienes tu primer hijo piensas que no hay tiempo para más nada que para cuidarlo, mirarlo, mimarlo, chequear su pañal, que la leche esté a la temperatura correcta, que no esté sucio… Cuando tienes tu segundo hijo te das cuenta que en realidad es ahí cuando no tienes tiempo para nada, ¿pueden parar el mundo que me quiero bajar por un momento? Quizás así pueda dormir un poco… O al menos alguien que pare a mi hijo mayor para que deje de desordenar toda la casa.
¿Y? ¿Te sentiste identificada con las diferencias entre el hijo mayor y el segundo? Puede que nos hagan sentir un poco culpables, ¿no? Pero, hicimos incluso más de lo que podíamos y, más allá del tiempo de atención o los mimos que cuando nace el segundo se dividen en 2, los amamos a ambos como a nada más en el mundo y eso lo justifica todo.
Fuente: www.imujer.com