Alfredo LeiguePrimer premisa: La Diablada tiene dueño. Segunda premisa: La dueña es Bolivia. Conclusión: a las armas valientes bolivianos y empecemos a otorgar permisos, licencias y cupos para que otros y en otros lugares bailen y brinquen hasta que se les caigan los cuernos.Como acotación al margen quiero aclarar lo siguiente: 1. El concepto de diablo llegó de Europa y quien vio el Exorcista II con Richard Burton sabe que viene incluso desde Babilonia con los rasgos de la figura que hoy es común para representar a este ser tenebroso y espeluznante. 2. La música con la que se baila es producto del esfuerzo neumático de unos cachetes retráctiles en trompetas, trombones y otros instrumentos de viento traídos también de Europa. Hasta ahora no he visto ningún erque sonando cuando tocan esas músicas. 3. La vestimenta tiene elementos traídos del viejo mundo, cuando Colon llegó no vio ni botas, ni ojales ni botones ni lentejuelas ni trenzas ni encajes en la vestimenta local. 4. El homenaje de la danza está dedicado a la Virgen del Socavón, la virgen es un personaje central del nuevo testamento, mera tradición judeo cristiana importada sin pago de aranceles del medio oriente y Europa. 5. Las partituras de los acordes con que acompasadamente se ejercitan dichas danzas están escritas en los códigos de escritura de música y los signos para tal efecto inventados en algún momento antes de la llegada de Colón. Las negras, corcheas, fusas y semifusas no son los nombres de bailarinas autóctonas sino conceptos musicales de allende los mares.Me puedo seguir extendiendo pero puedo resumir diciendo que la cultura no tiene dueños. Es la suma de aportes de los individuos y de los pueblos. Porque si vamos a ser estrictos en los despropósitos cualquier rato nos piden pagar patentes para tocar charango, andar en bicicleta o usar dientes postizos.