La «mayoría universal», otro sofisma del matemático


Una de las “virtudes” más preciadas en los políticos es su singular capacidad de hacer de mentira verdad y de verdad mentira. En la Grecia antigua se denominaba sofistas a estos sujetos que eran conocidos por su habilidad para confundirlo todo mediante imaginativas especulaciones dialécticas.

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Foto. El «blancoide» vicepresidente en campaña electoral comparte con los indígenas del  occidente.



En Bolivia hubieron y hay varios políticos que han recogido esta tradición y practican el sofisma con mayor o menor habilidad. 

En el último tiempo el vicepresidente Alvaro García ha demostrado tener alguna habilidad argumentativa aunque algunos opinan que en realidad lo que ocurre es que en el entorno de los ciegos, el tuerto es el rey, pero ese es otro tema.

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García Linera acaba de inventar un nuevo término: la “mayoría universal”. Cualquier analista poco informado acerca de las características de la política boliviana podría suponer que se trata de un control total y exclusivo. Sin embargo si parte de estas premisas se llevará un chasco.

El vicepresidente utiliza este término para describir la mayoría que obtuvo el MAS en la futura Asamblea Legislativa Plurinacional, pero siendo rigurosos se puede ver que el término conlleva una contradicción. Si se habla de mayoría, por contundente y apreciable que esta sea, hay que remitirse al concepto de una parte y de que necesariamente existe una minoría, con la que unidos hacen el todo.

Por el contrario, si se habla de “universal” se refiere al todo, a la suma de todas las partes y no solo a los dos tercios puesto que para hacer un todo les falta un tercio y Alvaro como el eximio matemático que dice ser seguramente lo sabe.

En consecuencia, el nuevo término acuñado por él para distinguir la situación en el futuro parlamento en el que el MAS tiene los dos tercios, asume un sentido esencialmente político, lo cual no deja de ser preocupante por la posición autoritaria y hegemónica que sobradamente demuestra el gobierno y su partido.

Cuando García Linera dice “somos mayoría universal”, afirma “somos el todo” y por tanto podemos hacer lo que nos venga en gana. También dice, contra toda evidencia: “somos todo Bolivia y nadie pondrá cortapisas al ejercicio de nuestro poder”.

Queriendo parecer conciliador afirma que se convocará a la oposición para aprobar las leyes necesarias para viabilizar los comicios regionales de abril y los entuertos que plantea el proceso autonómico, pero tomando en cuenta su concepto de “mayoría universal” es lógico suponer que si existe esa convocatoria será simplemente para refrendar lo que haga el oficialismo.

Pareciera que en algún sector de la oposición existe la ingenuidad de creer que su voz será tomada en cuenta pero los dichos y el comportamiento de García Linera debiera ser suficiente para que retornen a la realidad. En ocasiones los masistas dialogaron y después hicieron lo que les vino en gana sin respetar nunca un compromiso, menos lo harán ahora que tienen el control de la futura asamblea legislativa.

El tema no pasa por rechazar u oponerse al diálogo, sino que quienes concurran no sean los amnésicos que han olvidado las trampas que les tendieron los masistas durante estos cuatro años. En estos menesteres nadie regala nada a nadie y solo le corresponde lo que buena o malamente puede tomar.

Lo cierto es que el MAS que puede aplicar su aplanadora y prescindir totalmente de la oposición, ahora la necesita para lavarse la cara ante la comunidad internacional, cuyos observadores han criticado el abuso de recursos y medios en favor del candidato oficialista, así como la implacable persecución judicial a los opositores. No es un detalle menor y es de esperar que la oposición no sea usada como ocurrió en el pasado solo para la foto.