Nuestros líderes deben mantener la visión cruceña del país posible, porque sobre ella está edificado el aparato productivo regional.
Lo que es bueno para Santa Cruz es bueno para Bolivia. Con esta premisa la región se ha convertido en abanderada del nuevo modelo económico de libre mercado surgido en la década de los ochenta, justo después de la debacle del capitalismo de estado vigente durante más de 30 años en el país. Hasta entonces, los esfuerzos por el desarrollo cruceño estaban marcados por acciones aisladas de un centralismo paternalista y el persistente abandono de las instituciones locales. Si bien la corriente migratoria se hizo patente en los años setenta con un modelo desarrollista, todavía no era la hora del liderazgo cruceño.
Cuando se dio vía libre a la iniciativa privada, cuando se trataba de insertarse al esquivo mercado internacional, cuando urgía implementar la descentralización administrativa, preludio de la autonomía, y cuando era necesario crear fuentes de trabajo en todas las áreas de la producción y servicios, Santa Cruz pasó a convertirse en la “tierra prometida” para los bolivianos de todo lugar, que fueron bienvenidos sin retaceos. En la propuesta para salvar al país, “Bolivia se nos muere”, Santa Cruz emerge como líder de la economía y de las ideas. Sobre ese esfuerzo se fundamenta su visión de país, la Bolivia progresista y competidora, un país con fe en sus propias fuerzas y con la suficiente dosis de optimismo para vencer.
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Sin embargo, por efectos de la ruleta política ha retornado la visión de un Estado fuerte que ha comenzado a desmantelar el modelo económico que ha permitido al país emerger de las cenizas. Ha retornado la visión del país centralista y de las instituciones locales bajo la férula del control del Estado. De alguna manera, se ha puesto un freno a la iniciativa privada y se ha roto la perspectiva de un país insertado en el competitivo escenario del comercio mundial. ¿Qué se ofertará para las elecciones departamentales y municipales de abril 2010? Los líderes cruceños están en la obligación de mantener la visión cruceña del país posible, porque sobre ese fundamento está edificado el aparato productivo regional.
Si existe unidad sobre esa visión resulta posible su desarrollo aún dentro del esquema del modelo propuesto por el Gobierno. Los procesos llevan su tiempo, por lo que viene a ser impracticable implementar desde ya el socialismo que propugna el Ejecutivo. Por lo mismo, sigue en pie la propuesta cruceña de mantener la visión de la economía de mercado en tanto se elaboran las necesarias nuevas relaciones Gobierno-regiones. Dentro de este marco conceptual deben diseñar sus proyectos los candidatos regionales para Prefecto y Alcalde. Sin olvidar el bienestar colectivo, es posible edificar bastiones de competitividad.
En esa perspectiva, la propia visión de la administración de las ciudades y localidades debe ser realista. Vivimos en un mundo de libre mercado y deviene en utópico aislarse sin más. La propia Unión Europea ha advertido de esa situación para acceder a los mercados, a la transferencia tecnológica y al propio acceso al conocimiento que liga al quehacer industrial. Los postulantes a Prefecto y Alcalde no deben perder de vista en sus propuestas la visión cruceña del país posible, con sus valores y perspectivas, para que Santa Cruz, pese a las dificultades coyunturales, siga siendo la región líder y la locomotora económica del país.