Las malas señales


Se han registrado algunos hechos que abren interrogantes y mueven a la inquietud, como el de la reversión de tierras en Santa Cruz…

laPrensa Editorial La Prensa

Después de cuatro años de “aprendizaje” en la conducción de la endeble nave del Estado, el Gobierno no parece entender que después de la arrolladora e indiscutible victoria electoral de Evo Morales, el pasado 6 de diciembre, es tiempo de hacer gestión pública y de centrar todos los esfuerzos que sean posibles en la lucha contra los males mayores que afectan a los bolivianos, como la pobreza y el desempleo, entre los más crónicos y punzantes. Y es justo en este sentido, es decir, en el de la lucha por el bien de todos y sin cuartel, que las acciones gubernamentales o son muy pálidas o simplemente no las hay en el sentido serio del concepto.



Paralelamente, en cambio, no en la instancia apropiada y más bien ensombreciendo el clima, en los últimos días se han registrado algunos hechos que abren interrogantes y mueven a la inquietud, como el de la reversión de tierras en el departamento de Santa Cruz, sin que los organismos estatales competentes hubieran dado, aparentemente, todos los pasos que prescribe la ley en la materia. La ocupación forzada del denominado predio Yasminka, en la provincia Guarayos, además de sus tintes políticos y de registrar presuntas irregularidades procedimentales y de orden jurídico, podría derivar en irreparables alteraciones de la vocación forestal del área por sus nuevos ocupantes que en tanto les llega el apoyo gubernamental para la habilitación de caminos e infraestructura agropecuaria, se abocarán a la comercialización desprevenida de las especies maderables, según revelaron portavoces que no tienen por qué no ser fiables.

Otra situación de atropello a la normatividad legal tiene que ver con la detención abusiva e indebida a todas luces de dos diputados nacionales que investigan el bullado “caso Rózsa” y que se produjo al retorno de ambos desde Europa, donde continuaron su tarea recogiendo información que puede colocar en un brete al Gobierno boliviano que sobre el espinoso asunto, dicho sea de paso, necesariamente tendría que instruir una indagación internacional que allane la búsqueda de la verdad y acabe con el burdo show montado desde ocurridos los luctuosos hechos de abril pasado en un céntrico hotel de la capital oriental.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Otra muy mala señal, que en este caso lleva impreso el sello incontrastable de la barbarie y del horror, tiene que ver con el linchamiento de tres personas en Ivirgarzama, cerca de Cochabamba, donde una turba enardecida hizo justicia por mano propia quemando en vida a supuestos atracadores, sin que pudiera impedirlo la escasa dotación policial del lugar.

Malas señales en uno y otro sentido. Los detentadores del poder por los próximos cinco años en Bolivia pueden encontrar en aquéllas, al menos en cierto grado, motivos que lo mínimo que podrían causarles sería un complejo de culpa o una incurable preocupación.