Isabel Allende: «Piñera no es un presidente, es un gerente»


La best-seller chilena, de paso por Buenos Aires, opinó sobre el candidato opositor de su país, que se impuso en la primera vuelta electoral. Además, habla de Obama, la esclavitud y el sentido de la literatura.

image ATENTANDO CONTRA OBAMA. «La posibilidad de un atentado contra Obama está latente», dice la exitosa escritora y sobrina de Salvador Allende.

Por: Guido Carelli Lynch

Harold Bloom y Roberto Bolaño son sólo dos de los nombres pesados que no dudaron en disparar contra ella, y sin embargo, Isabel Allende, detrás del éxito y la tranquilidad que le confieren sus millones de lectores en más de 30 idiomas, no guarda rencores. «No me molesta la crítica negativa ni que me pregunten acerca de ella. No hay nadie que haga un trabajo público que le caiga bien a todo el mundo y como no se me van los humos a la cabeza con las cosas buenas, tampoco me fijo con las cosas malas», explica sentada en la comodidad del décimo piso de un lujoso hotel porteño en otra escala de la gira promocional de su flamante novela, La isla bajo el mar.



Habla de la esclavitud, de las elecciones en Chile, de un posible atentado a Obama, pero dice que la literatura está para otra cosa. «Para el trabajo político tengo mi fundación, a través de las cual me preocupo por las niñitas esclavizadas en los burdeles de Camboya, de la servidumbre doméstica a la que son sometidas las inmigrantes que tienen que trabajar con sueldo de hambre en Los Ángeles», asegura.

Qué objetivos tiene un autor después de acceder al reconocimiento mundial después de una veintena de libros publicados, de premios oficiales y comerciales. «Yo vivo al día, tratando de que el hoy sea más o menos bueno y no hago planes más allá del 8 de enero, cuando voy a comenzar a escribir mi próxima novela. No sé qué es lo que voy a escribir después. No siento que me quede nada por hacer. Ya lo tengo todo hecho y he cumplido de más, el resto es bono, tengo una vida muy libre», infla el pecho Allende. Sin embargo, repite cada vez que puede que entre sus anhelos está el de escribir una novela erótica. «Tengo que esperar a que se muera mi mamá, que siempre se queja de las escenas de sexo de mis libros –se ríe- pero no sé si sería capaz de escribirla, porque para que una novela erótica tenga impacto tiene que tener mucho humor y estar hecha con mucha ironía», explica la autora latinoamericana más leída de los últimos 25 años. Ese dato estadístico y cuantitativo, pero no menos cierto, la convierte en una voz autorizada para hablar de la literatura regional. «La atención de los lectores se ha ido de Latinoamérica está mucho más concentrada en el Oriente. Hay una nueva generación de escritores, pero no existe el interés de los lectores», sentencia.

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Santiago Piñera se quedó con la primera vuelta en las elecciones presidenciales de Chile y está a un paso de arrebatarle la presidencia del país a la Concertación de centroizquierda que gobierna desde hace 20 años. Allende lo lamenta, pero no está sorprendida. «En Chile la derecha ha sido siempre fuerte, cohesionada y con una visión muy clara. Y siempre ha habido un porcentaje alto, por los menos un 33% de votantes que siempre van a votar a la derecha. El error de la concertación fue presentarse con 2 candidatos, hay un desgaste natural en una coalición que lleva 20 años en el poder. Lo extraño es que nuestra presidenta socialista tiene un 80% de aprobación. Eso nunca se ha visto en Chile, donde todo el mundo está siempre descontento y donde sin embargo saca ese enorme porcentaje Piñera que no es un presidente es un gerente», ejemplifica.

La política de Estados Unidos, adonde vive hace más de veinte años también la atrapa. «La posibilidad de un atentado contra Obama está latente. Las amenazas contra Obama han subido 600 veces con respecto a cualquier otro presidente, porque hay muchos que no pueden tolerar la idea de tener un presidente negro en la casa blanca, que no esté sirviendo la mesa», larga.

Y ya pasaron 27 años de su primer libro, el que más vendió, el más logrado, el que acaso recibió menos críticas. Todavía lo recuerda, claro. «La casa de los espíritus me cambió la vida, me dio una voz, me abrió el camino, no sabía que podía ser escritora. La casa de los espíritus me llegó a la vida en un momento crucial. Mi vida no tenía ningún sentido y La casa de los espíritus me lo dio, pavimentó el camino. Nada de lo que escribí puede compararse a La casa de los espíritus, tal vez sólo Paula«, dice ya con la voz entrecortada cuando recuerda la novela epistolar que escribió para superar el duelo de una hija muerta.

La novela no está muerta, como rezaba Tom Wolfe, es el género más leído en todo el mundo, y en pleno siglo XXI, todavía insiste con la receta clásica y decimonónica. «Es una necesidad la de saber historias –dice casi al borde del misticismo. Y Leemos para sentir que somos». (Revista Ñ)