Ambientalista afuera depredador en casa


En sus discursos «for export» asume el rol de «redentor» de los indígenas y defensor de la pachamama, mientras sus compañeros aumentan los cocales que destruyen la naturaleza.

image Soldados descubren plantas de coca descubiertos en medio de otros cultivos

En el principio de su mandato se mostró como el redentor de los pueblos indígenas pero a cuatro años al parecer este rol le ha quedado chico y sus expectativas han adquirido dimensiones mundiales.



Evo Morales ahora se ve encabezando un ejército de dirigentes indígenas que hablen inglés y que vayan al Africa a “concientizar” a los ignorantes dirigentes negros que no acaban de comprender la importancia que tiene el respeto a la pachamama (madre tierra).

Quien lo diría. Evo maneja un discurso reivindicativo pero en los hechos se muestra como el más acérrimo racista. Al indicar que “es capaz de mandar batallones para concientizar a los dirigentes del Africa”, en realidad lo que está haciendo es desnudar otra más de las facetas de su oscura y todavía no desvelada personalidad.

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Decir que los dirigentes africanos lo único que hacen es esperar los cheques de los Estados Unidos y Europa no es más que una expresión de racismo e intromisión digna del más cavernario “boer” sudafricano. Lo extraño es que ahora la frase proviene de una persona que se proclama indígena pero que considera que otros dirigentes del mundo no han llegado a tener el grado de comprensión que tiene él sobre la problemática del medio ambiente. Alguien dijo que la soberbia viene frecuentemente acompañada de la ignorancia.

El tema del medio ambiente, ciertamente no es cosa de tomarlo a la chacota y urge la toma de decisiones que atenúen el impacto que tiene sobre la naturaleza una actividad industrial descontrolada y hasta irracional. Sin embargo debe quedar bien en claro que Evo Morales no es la persona más adecuada para dar normas de conducta sobre este tema. Su misma condición de dirigente cocalero lo descalifica.

Los cultivos de coca en el Chapare de Cochabamba y los Yungas de La Paz han ocasionado estragos en la fauna y la flora y están llegando a amenazar a los propios parques nacionales y áreas protegidas. El impacto de este cultivo es totalmente negativo por cuanto absorbe todos los nutrientes del suelo y debe pasar muchos años para que este recupere su potencial.

Las consecuencias son evidentes y es posible percibir que el bosque primario y secundario en la zona de producción cocalera ha desaparecido.

Un tema aparte pero conectado es el problema del narcotráfico. Los químicos utilizados para la transformación de la coca en cocaína son vertidos al suelo que queda inutilizado o a los ríos, envenenándolos. Se trata, sin duda, de un problema muy grave pero Evo jamás dijo nada acerca de él y prefiere dar clases de ecología a los dirigentes africanos o sumarse a la vocinglería ambientalista de su mentor Hugo Chávez; ambos predican afuera lo que no practican en sus casas.

De tanto criticar a los neoliberales acabó pareciéndose a ellos. Evo critica que los dirigentes capitalistas se muestren indolentes ante el problema del medio ambiente y sin embargo él hace lo mismo en el país. 

Su lógica es exactamente la misma. Que otros se ocupen de proteger al medio ambiente; lo suyo es la producción industrial. En el caso de Evo lo suyo es el cultivo de coca, cuya producción en más del 80 por ciento va al narcotráfico. Es que hay muchas formas de envenenar a la pachamama y Evo conoce y apoya muy bien una de ellas.