Huber Matos

Juan Carlos UrendaURFue a mi padre al primero que escuché hablar de la extraordinaria personalidad, valor y convicciones democráticas de este cubano cautivante que falleció hace poco en el exilio en Miami y cuya memoria se ha hecho recurrente en mí en estos días que aparecen noticias sobre la pretendida apertura cubana.La tarde que Fulgencio Batista dio el golpe de estado, este profesor de escuela se rebeló, organizó la resistencia en su distrito, lo encarcelaron y salió exiliado a Costa Rica desde donde planificó y participó en el vuelo de un avión cargado de armas y vituallas que aterrizó entre los árboles de la Sierra Maestra en apoyo a la guerrilla que recién iniciaba Fidel.Una vez en tierra, se entregó con tal entusiasmo, valor e inteligencia estratégica a la guerrilla, que Fidel lo fue ascendiendo hasta designarlo uno de sus tres Comandantes y, ya al final, le encargó el cerco a Santiago de Cuba, acción que resultaría decisiva para el derrocamiento de la dictadura de Batista.De ahí que en una foto histórica se lo ve en un jeep flanqueando a Fidel, conjuntamente con los otros comandantes, Camilo Cienfuegos y el Che, en la entrada triunfal de la guerrilla a La Habana el 8 de enero de 1959. Luego llegaría la noche.Se conformó un gobierno civil con los revolucionarios demócratas que habían combatido en la Sierra Maestra, reservándose Castro un cargo militar, y luego, de a poco, éste fue cambiando de actitud y se dedicó con entusiasmo a encarcelar o eliminar a los demócratas hasta quedarse con los comunistas que, paradójicamente, no habían participado de la guerrilla, a efecto de hacerse del poder absoluto y consolidar un estado totalitario al servicio fundamentalmente de él y su hermano, a costa de convertir a Cuba en una gran cárcel de sobrevivientes medio hambrientos.Huber Matos, que ostentaba un cargo militar de alto rango, y que había percibido la traición a los ideales democráticos de la revolución, se lo hizo saber a Fidel en una carta, lo que tuvo como respuesta una acusación de traición a la revolución y posterior condena a 20 años de cárcel en condiciones infrahumanas, mediante un juicio que duró tan solo unas horas, en el que Fidel actuó como uno de los juzgadores.Camilo Cienfuegos tuvo peor suerte, días más tarde desapareció en un avión que nunca encontraron, cumpliendo una misión oficial. Huber Matos cuenta la historia de la extraordinaria campaña en Sierra Maestra contra el ejército de Batista, la traición a los principios democráticos de la revolución por parte de los Castro y la brutal persecución del régimen contra todo aquel que no les resultó servil a ellos, en un libro que titula “Cómo llegó la noche” que ha merecido premios internacionales.Ahora que Cuba pretende cambiar, dando un giro hacia la democracia se entiende -lo que es plausible desde todo punto de vista-, me asalta una pregunta que tiene un interés de profilaxis democrática para los países donde hay aprendices de dictadores: ¿es que nada tienen que decir en Cuba y en el mundo con relación a los miles de demócratas, como Huber Matos, que la dictadura mató o destrozó para mantenerse criminalmente en el poder?