Son pocos los días que nos separan de la aprobación de tan importante ley. Sería por eso pertinente que los medios de comunicación hagan un esfuerzo especial para informar a la ciudadanía sobre lo que debe esperar.
Entre los cinco proyectos de ley que ya están redactados y listos para ser puestos en consideración de los senadores y diputados que a partir del próximo 22 de enero asumirán su rol de legisladores, hay uno que sin duda causará profunda preocupación a los padres de familia. Se trata de la Ley Avelino Siñani – Elizardo Pérez, mediante la cual se introducirán profundos cambios en el sistema educativo boliviano.
Como se sabe, ésa es una de las muchas leyes cuya aprobación quedó pendiente durante la gestión que finaliza. No fue aprobada, ni siquiera tratada, porque eran muchos los cuestionamientos que sobre ella pesaban. Pese a los esfuerzos hechos por el gobierno del MAS durante los últimos años, nunca se logró un mínimo de consenso y ninguno de los sectores involucrados –maestros, padres de familia e instituciones educativas particulares y las ligadas a diferentes confesiones religiosas— aceptó sus contenidos.
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Pese a ello, y amparada en la mayoría absoluta con la que contará en la flamante Asamblea Legislativa Plurinacional, el oficialismo ha anunciado ya su intención de aprobarla a la brevedad posible y comenzar a aplicarla de manera inmediata, aunque aún no en su integridad.
Entre los elementos destacables del proyecto de ley en cuestión, el principal consiste en el propósito de dotar al nuevo currículo educativo de un contenido "plurinacional". De lo que se trata es de recoger "saberes y conocimientos" de los pueblos indígenas originarios campesinos y de los sectores populares para que ningún sector esté excluido.
En el nuevo currículo del sector educativo entrarán materias como la filosofía y cosmovisión, tierra y territorio, por último ética y cívica. Además de ello, se implementarán las vacaciones regionales que estarán sujetas a las festividades de cada departamento, las que estarán sujetas a las temporadas agrícolas y a las climáticas.
Como es evidente, se trata de cambios que, a medida que vayan siendo aplicados, marcarán muy profundamente la formación de las futuras generaciones. Es pues un asunto que, por lo importante que es, merecería ser objeto de intensos debates y de ningún modo, como por lo visto está ocurriendo, ser tratado a espaldas de los más directamente interesados.
Lamentablemente, y pese a la insistencia con que muchos entendidos en la materia han llamado la atención sobre la necesidad de que se difunda toda la información necesaria al respecto, es muy poco lo que se ha hecho en ese sentido. El contenido del proyecto de ley, y las reformas que se proponen, sigue siendo un misterio y, tal como van las cosas, lo más probable es que la ciudadanía se encuentre con grandes sorpresas, sin duda no muy agradables, cuando al país se le informe, con lo obrado, sobre tan crucial asunto.
Son pocos los días que nos separan de la aprobación de tan importante ley. Sería por eso pertinente que los medios de comunicación hagan un esfuerzo especial para informar a la ciudadanía sobre lo que debe esperar.