Economías creativas, territorios inteligentes y desarrollo


Gonzalo Chávez A.GONZACHAVEn el debate nacional con frecuencia se habla de cambio y transformación en el discurso, pero en los hechos, las prácticas y los imaginarios, tanto en la política como en la economía, siguen anclados al pasado. Nuestros sueños siguen anclados en la explotación de los recursos naturales, el porvenir aún se viste con las galas de un ayer cansado. Inauguramos «museos de grandes novedades” – como dice un roquero brasileño, Cazuza – con bombos y platillos.Pero cuando uno espía horizontes con los ojos de la esperanza y se sacude de la larga noche del rentismo, descubre que hay otros páramos conceptuales y otros paradigmas de desarrollo, donde se valoriza los intangibles, las ideas, la cultura, la tecnología y la solidaridad social. Se depara con nuevos conceptos, como economías creativas y territoritos inteligentes. Ciudades que viven de la poesía, como Paratí en Brasil; de la historia de la brujas en Salem, en EUA; de la gastronomía, como Lima; de la innovación tecnológica, como el Valle del Silicón o Bangalore; de la moda, como San Pablo; del diseño y la arquitectura, en Bilbao, y varías otras localidades que se reinventaron a partir de desarrollo local. La Escuela de la Producción y la Competitividad de la UCB está organizando un curso único sobre esta temática, que se inicia el 29 de mayo del año en curso.Territorios inteligentes son espacios urbanos que buscan sintonizar competitividad económica, cohesión social y sostenibilidad ambiental. En los territorios inteligentes habitan grupos sociales e instituciones creativas, que son la energía y motores de la economía creativa.Según Alfonso Vergara y Juan Luis de las Rivas, «los territorios inteligentes son aquellos territorios innovadores, capaces de construir sus propias ventajas competitivas en relación con su entorno, en el marco de un mundo complejo, global e interrelacionado. Son espacios urbanos capaces de transformar conocimientos, cualificaciones y talentos, integrando agentes locales e internacionales, en una ventaja competitiva y sostenible que atraiga y retenga recursos estratégicos”.En los territorios inteligentes habitan las sociedades del conocimiento que apuestan a la creatividad en diferentes ámbitos. De la cultura al software, pasando por una convivencia equilibrada con el medio ambiente.Además, – según Jon Azua, otro de los teóricos de este marco conceptual – los territorios inteligentes son formas diferentes de encarar los retos de la globalización. Cabe recordar que ésta no impacta de igual manera ni en las personas ni en las regiones.La globalización llega a Villazón, La Paz o Turco, pero lo hace de manera diferente y con intensidades heterogéneas. Ya no es posible aislarse de los tentáculos de la mundialización. Éste es un proceso que trae problemas, pero también oportunidades para las ciudades y las regiones.Desde las nuevas urbes es posible hacer una lectura económica, social, cultural  y política de la globalización, que se traduce en una estrategia de inserción competitiva desde lo local; a esto se denomina la revolución local. Es decir, que las ciudades sean raíces y antenas en un nuevo «escenario sin fronteras, invisible, ciberconectado y multivariable”.Una economía creativa puede estar vinculada a la ciencia, la tecnología, el arte, la historia, los medios de comunicación, la cultura, el turismo, los servicios financieros, la arquitectura, el entretenimiento, el activismo social, etcétera.Nuestras ciudades tienen muchas de estas vocaciones que podría desarrollar y convertirlas en ventajas competitivas singulares y sostenibles. Pero para esto debe cambiar su código genético.De una ciudad que vive de las  rentas del poder y la informalidad debe convertirse en una ciudad diferenciada (con una nueva identidad productiva y creativa), conectada (puntos de encuentro de varios sectores y servicios), innovadora (que se adelante al futuro) y amable (calidad de vida).Esto no surge de iluminados o caudillos. Los territorios inteligentes son diseñados por la comunidad, son resultado de planificación y acción pública. Apuestan al conocimiento, competencia y conectividad, pero también a la inclusión y la solidaridad.¿Podrán La Paz o Cochabamba convertirse en ciudades creativas? ¿Qué rol jugarán sus empresas en un nuevo contexto? ¿Alguna vez, veremos productos que tengan la siguiente inscripción: diseñado en Santa Cruz o Sucre, y manufacturado en la China? ¿Software hecho en El Alto o en Quillacollo? ¿Semana mundial de la moda andina en Chijini? ¿Centro mundial del pensamiento en microfinanzas? ¿La Paz eco-ciudad y polo gastronómico? ¿Podremos crear territorios inteligentes?Estas preguntas y otras serán respondidas en el curso que se inicia la próxima semana y que contará con profesores de nivel internacional, como Ana Carla Fonseca, PhD en urbanismo, y Alejandro Castañé, experto en inteligencia creativa, además de académicos locales. Más referencias en mi blog Villazón Business School y en este link.Página Siete – La Paz