Karen ArauzConsiderando que no tenemos fama por nuestro gran sentido del humor, recurrimos a él para alivianar frecuentes situaciones que nos abruman. Por lo que es normal, que a lo muy serio -por lo inverosímil- tratamos de llevarlo por el lado de la liviandad. Y ese es un mecanismo de defensa emocional ante las constantes agresiones a las que estamos tan expuestos.Nos sentimos hasta reconfortados al saber que no sólo somos famosos por hacer magia con la coca. Pese a que supuestamente hay menos plantaciones, la producción de cocaína se reproduce prodigiosamente -al menos a juzgar por las confiscaciones constantes en la ponchada de países que nos limitan. Ese esoterismo nos mantiene en primeras planas reafirmando nuestra imagen de país indescifrable.En las últimas horas se ha afianzado nuestra fama por la alta sofisticación para el entrenamiento de personajes en el arte del escapismo. La escuela Houdini está a cargo de la policía y otros instructores de la máxima jerarquía que prefieren no ser mencionados. Nuestra fama está llegando a niveles nunca antes vista mediante cadenas internacionales de noticias, urbe et orbi.La metodología es desconocida. No se sabe -y es probable que nunca se sepa- cómo es que logran alzar vuelo sin ser notados y sin emitir sonido alguno. Hasta pensé en un drone como el del fantasmita de Boca a River la otra noche. Pero los drones hacen un ruido considerable y los custodios tienen fama de tener un oído fino. Salvo por error u omisión, algunos estén siendo dotados de convenientes tapones de goma espuma.Es claro que hay elementos indudablemente enigmáticos. Desde ya, la aparición del avezado ministro Quintana, per se, dispara especulaciones. No sabemos si Belaúnde nos molestaba a nosotros menos de lo que los incomoda a sus ex-amigos íntimos Ollanta y Nadine. La extradición decretada por el Tribunal Supremo de Justicia anduvo culipandeando; ellos, al final no tienen por qué saber mucho de las delicadezas de nuestras relaciones exteriores. Imagínense, si apenas se enteran de las internas. Y por lo que se nota, lo mismo sucede en el Perú. Humala ya ofreció una recompensa por Belaúnde, con cifra por definir, que seguramente estará acorde a las dificultades que tengan que enfrentar los caza-recompensas.El director de la escuela Houdini ha salido sin pasar por el go, con más pena que gloria. Y son los docentes inferiores, léase policías de bajo rango, los que asumen, por ahora el costo de este nuevo pase de magia. Y rápidamente retoma la dirección recuperando espacios perdidos el ex-ministro Romero, que ya ha experimentado con mucho éxito la graduación cum laude de algunos connotados y súper-vigilados. Por problemas de espacio, sólo un par de ejemplos: Roger Pinto y Marcelo Soza. Pero es admirable cómo en una hora de retomado su cargo, ya había establecido que los custodios recibían, cada uno, 100 bolivianos diarios de mano de su custodiado. ¿Por qué le ocultaron esa información a Moldiz? Debe estar susceptible y amargado.Belaúnde, en las últimas horas desde la clandestinidad, ha denunciado que fue secuestrado, mediante una llamada telefónica a una radio peruana. Escapó de sus captores arrojándose de un auto en marcha. Dice estar en algún punto de nuestro territorio, herido y clamando a Derechos Humanos por asilo en un tercer país y la libertad de inocentes terceros.Es admirable la soltura y diría hasta el deleite, de cómo tropezamos siempre con la misma piedra. Pero no somos los únicos. El Presidente, en diez años de gobierno, aún no comprende el principio básico de los que ejercen todo el poder. Se llaman «fusibles». Ya no es tan gracioso que sea él mismo, el que ponga en entredicho hasta le Fe del Estado. Cómo es posible que reconozca que los detenidos domiciliarios, deben mantener a sus custodios. Sino ni comen. Hay episodios vergonzosos, que no hacen la mínima gracia.La administración tan proclive a adquirir onerosos equipos y medios de transporte de tecnología de punta, ni pensó para casos delicados como éste en particular, en las famosas pulseritas con GPS de ubicación satelital, que deben costar nada. Pero claro, como el funcionamiento de nuestro multimillonario satélite es el secreto mejor guardado que nadie menciona, optan por encarcelar a dos docenas de personas incluido su abogado, para como siempre, sacarle la cola a la jeringa.Para darle más color a la situación, el fugado está relacionado con sanadores, adivinos y cartománticos, quienes pese a sus conocidas habilidades para penas de finanzas y del corazón sobre todo, no tuvieron la visión de los que se les venía encima. Resultado, todos los niveles de parentesco de la extensa familia, están detenidos por suponer que colaboraron con la fuga. A medida que las repercusiones llegan, el sentido del humor se esfuma. Y el patetismo de nuestra mediocridad, nos plantea interrogantes de impostergable acción. Porque resulta señores que este país no les fue regalado, ni estuvo a la venta ni lo estará. Si quieren un rancho donde armar circo, búsquense uno.