La candidatura de Juan Carlos Urenda

image Antonio B. Rosa Ressini

Tal parecía que las elecciones para la Gobernación en el Departamento de Santa Cruz, se dirimirían exclusivamente entre Rubén Costas Aguilera y Jerjes Justiniano Talavera.

Sin embargo, la emergencia de Juan Carlos Urenda Díaz como candidato de una tercera opción, abre algo más el abanico, pues no se trata de una candidatura plástica más, sino una idea que aparentemente suena a largo plazo.



Y ésa precisamente deberá ser la condición que la ciudadanía le plantee a Urenda, y éste por su parte planteársela íntimamente: que su candidatura no sea el fruto de una desavenencia entre él y Costas, antiguos aliados, sino la maduración de una intención de reemplazar a los dinosaurios políticos que todavía se campean por el país, como lo demuestra precisamente Justiniano Talavera, a quien sólo le faltaría candidatear a la presidencia de la Asociación de los Carnavaleros…y perderla.

Juan Carlos Urenda es nada más y nada menos, el autor del Estatuto Autonómico que el pueblo de Santa Cruz votó con un 85% y pico, además de un permanente estudioso de la temática constitucional.

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En tal carácter, aparece como un intelectual de alto vuelo, a despecho de su falta de experiencia política y consecuente falta de carisma.

Costas, más allá de su gestión como Prefecto de Santa Cruz, generadora de votos o no a su favor, es la más conspicua insignia de la claudicación, si recordamos lo ocurrido en Santa Cruz desde septiembre de 2008 hasta nuestros días.

No podemos olvidar que fue Costas quien inflamó los ánimos autonomistas de la población del Departamento, utilizando un discurso agresivo y desafiante del poder del gobierno mascista; pero infelizmente, llegada la hora de la verdad, debemos convenir en que saltó del barco antes de que se hundiera, sin replicar la clásica figura del capitán, que es la última persona que lo abandona…o se hunde con él.

Urenda encarna la radicalidad con que Santa Cruz debió defender su proceso autonomista, mientras que Costas es su antítesis.

Por eso mismo, aunque Urenda seguramente no alcance la votación de Costas y Justiniano, queremos creer y se lo demandamos así, que sea el referente de la renovación política en Santa Cruz, y que lo demuestre abandonando las prácticas mañosas y corruptas de los políticos tradicionales.

Que su candidatura a la Gobernación sea el punto de partida de la nueva aglutinación de las fuerzas centrípetas cambas, que fueron, junto con Beni, Pando y Tarija, capaces de hacer temblar a Evo Morales y ponerlo al borde del precipicio.

Dicho en términos más simples: que si Juan Carlos Urenda va a candidatear, lo haga como el inicio de una carrera política de largo aliento, como la referencia política que el pueblo cruceño busca desesperadamente, abandonado a su suerte a partir de septiembre de 2008.

Si piensa así, que candidatee.

Pero si se trata nada más de una reacción circunstancial, que no lo haga.

Pues si lo hace al calor de esas circunstancias, podrá pasar a la Historia como uno más de los frustrados y frustrantes políticos cruceños que fueron incapaces de asumir un liderazgo que trascienda el corto plazo y la geografía de nuestro Departamento.

El poder de Evo Morales no es ni de lejos, de muy largo aliento.

Estamos convencidos de que la incapacidad, la ignorancia, la falta de gestión, la corrupción, la arrogancia, la pérdida total o parcial de su padrino caribeño, la comprometedora amistad con el régimen iraní y las posibilidades de que se intente venderle uranio, los cambios en la conformación de los gobiernos de los países vecinos nuestros, y la inviabilidad de un Estado narcotraficante y regresivo históricamente, terminarán por minar sus actuales robustas bases sociales y las simpatías internacionales, para ponerlo a merced de las aguas embravecidas de la inestabilidad política característica de Bolivia.

En ese momento, deberá haber un indispensable cambio político.

El liderazgo de ese cambio deberá ser indispensablemente renovado y renovador.

¿Renovado y renovador?

Sí:

  1. Que no tenga compromisos con el pasado político.
  2. Que no tenga cola de paja.
  3. Que sea íntegro.
  4. Que no esté ligado a grupos de poder que buscan sólo conservar sus privilegios.
  5. Que se mueva en función de principios y no de coyunturas.
  6. Que se rodee de la mejor gente.
  7. Que devuelva al país su condición de dignidad.
  8. Que restituya el Orden Republicano.
  9. Que trabaje por tratar de construir una sociedad de inclusión y de integración nacional, lejos de las que caracterizaron el pasado y de la que pretende actualmente Morales.
  10. Que tenga autoridad moral para encarcelar a las ratas que no logren huir del país cuando los cambios se produzcan.
  11. Que destruya el modelo de Estado Experimental Narcotraficante que está erigiendo Morales y que lo suplante por otro progresista, democrático, plural, moderno, respetuoso de la Ley, productivo, inclusivo, de cara al futuro y con pleno sentido de descentralización del poder, sea a través de la autonomía o el federalismo.

12. Que devuelva a Bolivia su condición de ciudadanía mundial, acorde con la realidad global y no con los dogmas del siglo XX.

Si Juan Carlos Urenda va a apostar a largo plazo y está dispuesto a encarar la descomunal labor de reconstruir el país a partir de Santa Cruz, que candidatee.

Si es así, le depara un futuro trascendente.

Tal la importancia de que sea fundamentalmente honesto desde el inicio.

Porque el futuro prometedor de Bolivia, se gestará, pese a quien pese e irreversiblemente, sólo desde Santa Cruz, que ha dado suficientes muestras de ser el puntal nacional, amén de sus inmensas riquezas naturales y de su gente industriosa, trabajadora, emprendedora y optimista.