Familia de boliviano asesinado en España lucha por repatriarlo


Andrés Blanco falleció el 28 de marzo de este año en Crevillent. El autor era un conocido suyo, el hijo de un empresario español. Los hermanos de la víctima de 40 años buscan que la justicia española libere el cuerpo para que pueda llegar a Bolivia. Su familia ya espera tres meses.

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FOTO: Página Siete. Andrés Blanco en una fotografía tomada en España.



Página Siete / La Paz

Un puñal que fue directo al corazón terminó con la vida de Andrés Blanco, un ciudadano boliviano de 40 años que vivía en España hace ya 10. El 28 de marzo pasado fue asesinado por un conocido suyo tras una discusión, y desde ese día la familia del fallecido peregrina para repatriar el cuerpo. 

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«Entendemos las leyes españolas, pero nadie entiende el sentimiento de dolor que tiene mi familia. Sabemos que mi hermano ha sido asesinato, pero no podemos enterrarlo en nuestro país”, dice Antonio Blanco, el hermano mayor de la víctima.

   Tras el hecho, el cuerpo del boliviano fue sometido a una autopsia, y mientras se realice la investigación del deceso, el servicio de funeraria lo mantiene en custodia, es decir, no se puede sacar el cadáver mientras no finalice la pesquisa policial debido a que la muerte fue a raíz de un delito en vía pública.

«El cuerpo está en un ambiente de conservación. El caso está en custodia judicial y existe un secreto sumario que mientras no se levante, no podremos recuperar el cuerpo”, explica el otro hermano, Édgar Blanco.

Andrés se dedicaba a la albañilería, vivía en la región de Crevillent (Alicante), en Valencia. Según los amigos del fallecido, la noche de su muerte llegó hasta la casa de su allegado para pedirle que le pague un dinero que le había prestado.

«No sabemos el monto, pero parece que hubo una discusión fuerte y mi hermano fue apuñalado”, contó Édgar Blanco, quien días después del deceso de su hermano viajó hasta España para hacer todos los trámites de repatriación, pero no tuvo éxito.

Dejó un poder a una abogada para que se encargue de hacer todo lo requerido con el fin de recuperar el cadáver y hasta la fecha ella continúa en diligencias.

«Hace tres semanas nos informaron que ya se había levantado el secreto sumario, pero no se puede hacer nada porque ahora el fiscal dijo que se espera un informe toxicológico desde Madrid”, cuenta Édgar.

La gran preocupación de los familiares es que pase más tiempo sin que el cuerpo de Andrés llegue a su país natal. «También nos preocupa que determinen otras causas con otros exámenes, tenemos miedo de que el autor tenga influencias, ya que es hijo de una empresario español”, manifestó Édgar Blanco.

La familia Blanco se puso en contacto con  el vicecónsul de Valencia, José Urioste, quien siguió de cerca toda la tramitación que se hizo, sin embargo, tampoco hubo avances para recuperar el cuerpo de Andrés.

«Estamos en contacto. Después del fallecimiento de mi hermano fuimos a la Cancillería  para presentar el pedido de la repatriación del cuerpo y se comunicaron con el vicecónsul con quien estamos en contacto, pero él nos dice que no pueden hacer nada más porque no le compete interferir en la investigación, se comprometió a repatriar el cuerpo una vez que termine la investigación”, dice Édgar.

Desde la Cancillería ya adelantaron algunos pasos: realizaron la reserva del espacio aéreo desde Madrid a La Paz, pero sólo falta la decisión de la justicia española. «Ya son casi cuatro meses y no tenemos un informe que indique falta, y tal vez con la presencia de alguna autoridad se podría facilitar las cosas”, manifiesta Antonio Blanco.

Para los hermanos del compatriota es esencial que los medios de comunicación publiquen su pedido. «A través de ustedes queremos llegar hasta España, para que la justicia de ese país pueda acelerar el caso y se pueda recuperar el cuerpo, queremos tocar la sensibilidad de la justicia española”, afirma Antonio.

Los hermanos  enfrentan también la dificultad de viajar a Valencia. «Estamos haciendo todo lo que está en nuestras manos, la desesperación nos gana a  veces, pero confiamos en que pronto tengamos el cuerpo de mi hermano en Bolivia”, dice Édgar.

Pero la que más se aflige es la madre de Andrés. «Ella se desespera porque se imagina que el cuerpo de mi hermano está abandonado. Sufre mucho”, añade Antonio Blanco.

El autor tiene antecedentes delictivos

El autor del crimen de Andrés Blanco era un conocido suyo, el hijo de un empresario español que presuntamente tiene antecedentes delictivos y problemas de esquizofrenia, según contaron los amigos al hermano del fallecido, Édgar Blanco.

«Me contaron que el señor ya tuvo problemas con sus familiares, incluso con su propia madre”, afirma Édgar.

Horas después del asesinato, el autor se entregó a la Policía de Valencia y confesó haberlo matado, por lo que fue detenido y hasta la fecha enfrenta un proceso penal.

Andrés logró caminar unos metros tras recibir la puñalada, llegó hasta una farmacia donde se presume que iba a pedir auxilio, sin embargo, no pudo soportar la lesión en el pecho y se desplomó en plena vía pública.

La Policía levantó el cuerpo a pocos pasos de una plazuela y minutos después los amigos del fallecido reconocieron el cuerpo  e hicieron la denuncia ante las autoridades.

Horas después, el conocido de la víctima se entregó a la Policía y desde esa fecha se encuentra detenido en un centro penitenciario.

Los sueños de Andrés Blanco

Bolivia. Al irse a España, Andrés Blanco prometió regresar a Bolivia para festejar los 15 años de su hija. Este año tenía previsto llegar a La Paz para festejar con ella su cumpleaños, pero el destino le jugó mal.

Trabajo. Según sus hermanos, Andrés realizaba trabajos en algunas obras grandes de Crevillent, pero últimamente se dedicaba a hacer piscinas para  casas particulares.

Contratos. Por la mala situación económica en España, Andrés Blanco tomaba trabajos temporales, mientras duraba la construcción o modificación de algún inmueble.

  Soledad. La víctima vivía solo en Crevillent, pero con los años logró hacer buenas amistades con gente española que le tenía un gran afecto por lo solidario que era con todos, contaron sus hermanos.


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