Se negociará continuidad de las ventas a Venezuela

El Gobierno buscará que la devaluación del bolívar no frene las exportaciones de textiles. Admite que la demanda de ese país podría bajar y apela a la implementación del Sucre.

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• EMPRENDIMIENTO • Empleados de Dinatex confeccionan camisas. La firma paceña exporta al mercado venezolano.



La Razón

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Tras la devaluación del bolívar con relación al dólar, el Gobierno boliviano negociará la continuidad de las exportaciones de textiles a Venezuela. El Ejecutivo admite una posible disminución de la demanda y apuesta el futuro del flujo comercial con el vecino país a la puesta en marcha del Sistema Único de Compensación Regional (Sucre).

Desde el lunes, la cotización de la divisa estadounidense en Venezuela se elevó de 2,15 bolívares a 2,60 bolívares para la importación en sectores prioritarios (alimentos, salud, educación y otros) y a 4,30 bolívares para las compras en rubros que no son de primera necesidad (automotriz, servicios, construcción y otros).

Datos de la agencia gubernamental Insumos Bolivia señalan que en el segundo semestre del año pasado, 31 empresas nacionales cerraron ventas a Venezuela —principalmente de textiles— por la suma de $us 51,9 millones.

La ministra de Desarrollo Productivo y Economía Plural, Patricia Ballivián, dijo el miércoles que esa cifra llega a la fecha a $us 60 millones y que existe la intención de llegar a $us 152 millones.

En contacto telefónico con La Razón, el director de Insumos Bolivia, Óscar Sandy, afirmó que para garantizar la exportación del monto restante ($us 92 millones) “tenemos que hacer un análisis con autoridades del Gobierno venezolano (…). En el proceso de negociación que se haga, nosotros como Estado boliviano vamos a velar siempre por los intereses de nuestro exportador”.

Sostuvo que “la afectación no va a ser significativa” en las compras que Venezuela realice con la intermediación de alguna entidad estatal, como actualmente ocurre con Suministros Venezolanos Industriales CA (Suvinca), por el tipo de cambio de 2,60.

En cuanto al comercio entre empresas privadas, Sandy señaló que “es posible” que se vea más afectado, pero que “lo que vamos a hacer es negociar para que no se afecte al exportador boliviano y que si tiene que haber alguna afectación, sea directamente para el importador venezolano”.

Según la ministra, las ventas que ya están cerradas “no tendrían problemas porque, en realidad, nos van a pagar en dólares y (la devaluación) es más un tema interno en Venezuela”.

Sin embargo, la autoridad reconoció que “ciertamente lo que puede bajar es una demanda del país (vecino)”. De su parte, Sandy aseveró que “Venezuela es eminentemente importador” y que Bolivia es alternativa al mercado que ese país le cerró a Colombia debido a conflictos bilaterales.

Para Ballivián, al país ya no le afectará la devaluación cuando el Sucre se aplique como medida monetaria en el comercio regional. “Habrá un tipo de cambio único”, complementó Sandy.

Puntos de vista

“El impacto no va a ser significativo”

JOSÉ RIBERO, gerente de la Cámara Nacional de Exportadores de Bolivia.

“Cualquier devaluación, en este caso en Venezuela, genera un mayor incentivo para las exportaciones y desincentiva las importaciones. Ese desincentivo en general va a afectar a todos, incluido Bolivia. Pero, siendo que los productos nuestros son alimenticios (torta de soya, aceites de soya y girasol) y textiles, va a tener un impacto negativo pero no significativo.

Las buenas relaciones políticas existentes entre ambos países puede ser que minimice el impacto de la devaluación.

La vigencia del Sucre (Sistema Único de Compensación Regional) puede aliviar el proceso de pago (de las exportaciones), nada más, porque el Sucre es un sistema de pago recíproco. Es interesante su implementación, pero no debería ser obligatoria porque muchas empresas necesitan dólares para importar sus insumos y al recibir todo en bolivianos les obliga a comprar dólares”.

“El comercio debería administrarse”

GUILLERMO POU MONT, Pte. de la Cámara de Exportadores de La Paz.

“El flujo comercial con Venezuela, como el propio Vicepresidente lo ha señalado, es un comercio administrado. Es decir, se lleva a cabo con la intermediación de ambos Estados y debería poder administrarse.

Obviamente que una devaluación, en condiciones de un mercado donde no están interviniendo actores públicos, desincentivaría las importaciones de textiles, especialmente teniendo en cuenta que la devaluación para los textiles y otros productos considerados suntuarios es mucho más elevada.

Sin embargo, dado que es un comercio administrado deberíamos esperar que nuestro Gobierno pueda llegar a buen término con el Gobierno de Venezuela para que el flujo comercial se mantenga y haya la disponibilidad de divisas para pagar las ventas.

Al intervenir los gobiernos, este tema debería ser administrado y llevado a buen término”.