Álvaro Riveros TejadaTras una década y media de opulencia, debida al extraordinario auge de los precios de nuestras materias primas y recursos naturales en general y que ha caracterizado el pasar de nuestra América Latina, desde el Río Bravo hasta la Patagonia, advertimos horrorizados el espectro de las vacas flacas asomando sus astas en nuestras puertas, como una señal inequívoca de que el fin del modelo populista, asistencialista e identificado con los regímenes que tuvieron a su cargo la administración de estos países ha llegado y que en su salida van dejando una estela de pobreza, fruto del despilfarro, de la corrupción, del narcotráfico, del presidio y de la muerte.México es un paradigma de esta realidad al enarbolar la bandera del Chapo Guzmán, como símbolo de esta cruda realidad. Para nadie es un secreto que ese delincuente ha contado con la ayuda oficial para fugarse y dejar, como manifestó el presidente mexicano, muy mal parado a todo el país.Los gobiernos de Honduras y Guatemala se debaten entre el poder y la cárcel y pocos dudan de que este final esté más cerca de ellos que lo que se piensa.De ingreso al continente está Venezuela, cuya realidad política, económica y social no pudo ser más lastimosa, pues siendo el país más rico de la región, gracias a una administración incoherente, presenta índices similares a la tragedia griega, con la diferencia de que no existe una comunidad de países que le ofrezca un rescate y. por el contrario, todas esas naciones donde rompió los huevos de oro de su gallina Pedevesa, para alimentar los sueños mitómanos de su comandante, olvidaron sus compromisos y la deuda que contrajeron.Brasil nos ha demostrado que, bajo la demagógica campaña de reducir la pobreza, supo incrementar en forma exponencial la fortuna personal de sus gobernantes; de sus familiares y adherentes políticos, mediante la componenda con un cártel de empresas constructoras, que funcionan como transnacionales, ordeñando hasta la última gota a Petrobras; sonsacándole sus ganancias y dedicándose al lavado de dinero y otras malas artes. Una de estas empresas es OAS, que estuvo al borde de embarcarnos en una estafa de más de 400 millones de dólares con la malhadada carretera del Tipnis.Finalmente, Argentina es el último eslabón de esta cadena de caos y latrocinio que, bajo el marbete de un peronismo socialista, se asemeja a esos vehículos con volante a la izquierda, pero con suficiente convergencia hacia la derecha más recalcitrante y corrupta, como muchas de las dictaduras pasadas.Casi todos los países del entorno sufren esta hecatombe y, con el reciente arreglo de los EE.UU. con Irán, a la actual sobreoferta de petróleo se sumará una mucho mayor, decretando la baja de los precios de éste y llevando a la baja a muchas de nuestras materias primas, por lo menos en los próximos seis años, lo que significa que estas vacas flacas nos dejarán como carroña en pico de gallinazo.