Ecos del Papa Francisco en Santa Cruz

JIMJimmy Ortiz SaucedoNoticia: Pasó Francisco, dejó el mensaje, pero nada ha cambiado en Palmasola.- A una semana de la visita del papa, no ha habido ninguna reunión. Los presos quieren subir el prediario hasta agosto y mejorar las políticas para los condenados hasta septiembre. El decreto de amnistía sirve de poco, porque las penas son muy grandes (El Deber 19-07-15).Comentario: La llegada del Pontífice a Santa Cruz fue todo un alboroto, Francisco llegó haciendo lio. Toda la ciudad se convulsiono, se alteraron las agendas, el tráfico vehicular e incluso peatonal se volvió caótico, colapsaron los hoteles y alojamiento. No obstante todos nos sentimos contentos con su llegada, a nadie le importó las incomodidades, ni siquiera a los que durmieron en las calles para poderlo ver.Llegó haciendo líos en nuestras mentes y en nuestros corazones. Nuestras mentes y nuestros corazones recibieron el sacudón del Espíritu Santo. Nuestra mente se alboroto con sus expresiones políticas, y nuestros corazones vibraron con el amor y la fe del Santo Padre.A continuación destaco tres facetas de la visita:Lo bueno.- Las enseñanzas espirituales de Su Santidad, inspirados en el evangelio Cristiano, siempre vigente y esperanzador. Es Cristo que habló por boca de su representante en la tierra, el sucesor de Pedro.Decía en su discurso, en la cárcel de Palmasola: «es Jesús, Jesucristo, la misericordia del Padre que vino a mostrarnos, a hacer visible el amor que Dios tiene por nosotros. Por vos, por vos, por vos, por mí. Un amor activo, real. Un amor que tomó en serio la realidad de los suyos. Un amor que sana, perdona, levanta, cura. Un amor que se acerca y devuelve  dignidad. Una dignidad que la podemos perder de muchas maneras y formas. Pero Jesús es un empecinado de esto: dio su vida por esto, para  devolvernos la identidad perdida, para revestirnos con toda su fuerza de dignidad».Los que sentimos la vida espiritual, vimos cómo se acrecentó la presencia del Espíritu Santo en La Tierra Camba. Esta tierra, que lleva por nombre la Cruz de Cristo, fue más santa que nunca. La gente se emocionaba hasta las lágrimas de solo verlo a la distancia. No tengo duda que hemos tenido un importante avivamiento.Lo malo.- La falta de banderas cruceñas en la misa del Cristo Redentor. Levanto mi protesta por la falta de coraje de las autoridades regionales, que no hicieron respetar nuestra nación. Pese que todos se encontraban presentes en el evento ninguno protestó, miraron para otro lado, como si este fuera un problema menor. Esta tierra es nuestra y hay que hacerla respetar. No me vengan con el cuento que fue protocolo nacional. Si uno no se hace respetar nadie lo respeta, y esto fue lo que paso, el centralismo nos atropelló.La enfermedad de nuestro Cardenal Terrazas, fue lo peor. Desgraciadamente el Cardenal, que es el que nos representa con mayor fortaleza, está muy enfermo. Los otros curas no sienten las cosas del terruño como él, están más cerca de Amasias que de Amós (Amós 7,12-15). Si Terrazas hubiera estado en la misas del Cristo, habría denunciado el terrorismo de estado que soportemos hace 6 años; incluida la carta de Milan que dio la vuelta al mundo. Hubiera hablado de la cadena coca-cocaína, la democracia de fachada y su reelección indefinida. Fue una inaceptable omisión y una falta de valor callar, falseando la realidad nacional. Con la «jubilación» de Terrazas hemos perdido una parte importante del Alma Cruceña. Espero que viva entre nosotros mil años más.Las instituciones cruceñas, pese a colaborar moral y materialmente con la iglesia en la realización de este magno evento; siguiendo su tradición histórica de pueblo hospitalario, no pudo ni siquiera darle la mano al Papa. Sin embargo los sectores sociales en la feria exposición, no solo le dieron la mano, también conversaron y le dieron sus obsequios personalmente. Este fue un clarísimo acto de discriminación y falta de reciprocidad.Lo feo.- El montón de regalos que le dio Morales al Papa, sin tomar en cuenta la sencillez de Francisco, recibiendo solo uno a cambio. La entrega del Crucifijo comunista; que no es un símbolo nacional, fue una ofensa innecesaria a los 100 millones de personas asesinadas por este nefato régimen, incluidos miles de sacerdotes. El Obispo José Ignacio Munilla, dijo al respecto: «El culmen de la soberbia es manipular a Dios al servicio de ideologías ateas» (eltiempo.com.ec).La instrumentalización de la visita con fines político, fue otra fealdad. Los spots gubernamentales, comparando al líder cocalero con el Obispo de Roma, fue la desubicación total. Los adulones plurinacionales no tienen límites. ¿Qué dirá de esta comparación el profesor de Portachuelo Pedro López? ¿Qué dirá el Unionista de La Guardia Edson Ruiz? ¿Qué dirá Cristian Urresti? ¿Qué dirá el pastor evangélico Antonio Rivero? ¿Qué dirán Gonzalo Durán, José Luis Cardozo y Juan Carlos Serrudo? Solo para citar algunos que se están revolviendo en su tumba.El Papa Francisco seguirá dando que hablar, y con certeza, nunca lo olvidaremos. El altar chiquitano, que nos enseñaron a construir los jesuitas, permanecerá en el Cristo como una memoria imperecedera de su paso por la tierra camba.