Dice que no le interesa que el Gobierno le declare culpable, sino que el país le sepa inocente.
Alcides Flores / Página SieteLos casi siete años de encierro le cambiaron ciertos hábitos. El día de la entrevista, una mujer de mediana edad ingresa a la sala con una bandeja en la que trae dos jugos de piña: uno en un vaso de vidrio y otro en uno desechable, pequeño. Este último es para Leopoldo Fernández.La empleada -que trabaja con la familia desde hace 16 años- le sirve en un envase desechable incluso el café y el té calientes. «Me acostumbré al vaso desechable porque en la cárcel es lo más práctico y lo más higiénico, explica el hombre de la voz ronca, robusto, alto, canoso y siempre bien vestido.En su casa -propia de una familia pudiente- abunda la comida y la gente también. Allí viven su esposa, la tía de ésta, su madre, una empleada, un adolescente y otro varón (el chofer desde hace 37 años), además de cuatro guardias de seguridad, dos de los cuales -en el momento de la entrevista- estaban encerrados en una habitación contigua al gimnasio, donde el Cacique hace ejercicios todos los días desde las 11:30.En ese mundo de 400 metros cuadrados y de las mayores comodidades, todo gira en torno a Fernández, un pandino que vivió en La Paz por 40 años como diputado, senador, ministro y que ocupó otros cargos públicos, como el de prefecto de su departamento.En la puerta de su casa hay dos patrullas y unos seis policías que vigilan el lugar las 24 horas al día. «Si hubiera querido, ya me hubiera escapado. Es absurdo (el despliegue policial). Esta es una farsa. Es mentira, afirma Fernández. Antes había sólo dos. Pero el cambio se dio desde el día de la fuga del peruano Martín Belaunde.En uno, dos o tres meses habrá una sentencia y Leopoldo Fernández ya parece saber el desenlace. «Estamos caminando hacia el cadalso, anticipa. «El Gobierno no me cree culpable; el Gobierno me necesita culpable, remata, con la convicción de alguien que vivió en carne propia la docilidad de la justicia en el país.A las 10:30 del 16 de septiembre del 2008 fue apresado en su despacho de gobernador en Pando, un día después de que el Gobierno decretara un Estado de Sitio por los hechos del Porvenir ocurridos cinco días antes, cuando 13 campesinos perdieron la vida en un conflicto «montado por el Gobierno, según Fernández, y «encabezado por el Cacique, según los ojos del Ejecutivo.Hace unas semanas, usted volvió a Pando después de casi siete años para la inspección ocular de la masacre del Porvenir. ¿Cómo vivió ese día?Nunca pensé que aún hubiera ese vínculo de afecto entre mi persona y mi población. Lo que pasa es que esa gente sabe lo que ocurrió. Si de verdad fuera cierto que ese guión lo hubiera armado yo, ¿usted cree que la gente en Pando me hubiera recibido así?.Si yo hubiera sido el responsable de lo que ocurrió el 11 de septiembre de 2008, me hago la pregunta: ¿por qué me quedé en Cobija cinco días? ¿Por macho? ¿Por tonto o porque sabía conscientemente que no tenía por qué huir?.Y eso no ocurrió.Me equivoqué tremendamente, pero no me arrepiento, porque si me hubiera ido, hoy día en país me hubiera visto como el masacrador, el genocida, que era la intención del Gobierno.¿Y hay la posibilidad de que usted sea absuelto?¿Terminar este juicio con la absolución de Leopoldo Fernández?. No. Si así fuera, todo el mundo se preguntaría: «Entonces, ¿quién fue el responsable?. Si no es él, ¿quién es?.¿Por qué ocurrió lo de Porvenir? ¿Cuál fue la causa?Sé que el Gobierno es el responsable de todo lo que pasó. Todo indica que Juan Ramón Quintana, que hoy continúa como ministro, e el responsable de aquello. Una prueba de ello es que cuando se dicta el Estado de Sitio, no se cumple con lo que es legal y normal: que la implementación de esta medida esté a cargo de los ministerios de Defensa y de Gobierno.En cambio, nunca aparecieron en Pando los ministros de Defensa (Walker San Miguel y Alfredo Rada, respectivamente). Para la puesta en práctica del Estado de Sitio estuvo Juan Ramón Quintana. ¿Qué tiene que ver un ministro de la Presidencia con la implementación de una medida de excepción de esta naturaleza?.Entonces, ¿para usted todo fue parte de una estrategia?La estrategia del Gobierno ha quedado develada. La idea era provocar un enfrentamiento para que haya muertes, porque las muertes daban el sustento legal para que se implemente el Estado de Sitio, que permitía al Gobierno tomar preso al gobernador, quien supuestamente se resistía al cumplimiento de esa medida de excepción. Al tomar preso al prefecto, designan a uno nuevo. Así, controlan políticamente al departamento de Pando, desportillan el movimiento autonomista, pero fundamentalmente intimidan a los demás gobernadores (de Santa Cruz, Tarija y Beni). Les dejan un mensaje claro: «Te portas mal y te ocurre lo que le ocurrió a Leopoldo Fernández.Y usted aparece como responsable de todo…Necesitaban hacer algo, y por su puesto esto tendría que estar disfrazado. Tendría que haber un responsable de las muertes y nada mejor que endilgarle toda esa responsabilidad al prefecto.Tras su detención, inmediatamente lo traen a La Paz. ¿Cómo ha sido su vida los primeros meses de prisión?Las primeras semanas y meses estaba tranquilo porque creía que tarde o temprano esto se iba a aclarar. El tiempo me mostró cuán equivocado estaba.Por supuesto que si el Gobierno había tramado y montado todo esto, tenía que tener la complicidad de un Órgano Judicial. Tuvieron a mano a gente que se prestó para ello. Es por ello que este juicio se lleva adelante en La Paz.Usted se quejó porque lo hayan traído a La Paz.No debía llevarse el juicio aquí porque, primero, la Legislación establecía que debería ser un juicio de responsabilidades. Así lo determinó entonces la Corte Suprema de Justicia.Pero nunca me enviaron a mí y a los demás coacusados a Sucre, porque en La Paz tenían mayor control del Poder Judicial. Y ante la eventualidad de que el caso no tuviera que ventilarse en un juicio de responsabilidades en la Corte Suprema, por supuesto el ámbito competente era el juez natural, que es el lugar donde se dieron los hechos, en Pando. Pero tampoco se dio aquello.La Corte Superior de Distrito de Pando (hoy Tribunal Departamental de Justicia) dictaminó que se remitan a Pando los expedientes y los acusados.Claro, y la jueza Betty Yañíquez, que conoció esta resolución de la Corte de Pando, estableció que evidentemente debieran irse a Pando los expedientes más los acusados. Pero a los días, la presión del Gobierno sobre esta juez hace que ella borre con el codo lo que había escrito con la mano y determinó que debe quedarse el caso en La Paz. Con el tiempo, esta señora fue bien premiada. Hoy es diputada nacional por el MAS.Tras casi siete años, ¿cómo ve las cosas ahora?Pasa el tiempo, y por supuesto, recién tengo una percepción real de todo lo que ocurría y todo lo que podía ocurrir. Después de varios años, sé a dónde estamos yendo: estamos caminando hacia el cadalso. No van a importar los argumentos. Nada de eso va a contar, sino la determinación y la consigna política que lamentablemente se ejerce en el Órgano Judicial. El Gobierno no me cree culpable; el Gobierno me necesita culpable. A pesar de todo, a mí no me interesa tanto que el Gobierno me declare culpable, sino que el país me sepa inocente.El Cacique luce sereno. Pasa sus días haciendo casi las mismas cosas (despierta a las 6:30, desayuna a las 9:00, lee hasta las 11:30, hace gimnasio hasta el almuerzo, se toma una siesta de un hora, vuelve a leer en la tarde y desde las 18:00 recibe visitas). Cuando en las tardes no hay fútbol (es hincha de Bolívar), a veces la pasa mal y se pone irascible, pero se controla.Estuvo cuatro años en la cárcel de San Pedro, uno en Chonchocoro y casi dos en arresto domiciliario. El costo del encierro fue alto, porque tuvo un tumor canceroso que le provocó la extirpación del riñón izquierdo. También tuvo tuberculosis hepática. Estas dolencias probablemente apuraron su detención domiciliaria.La dureza del encierro no sólo le templó el carácter (es más reflexivo), sino le creó nuevos vínculos como con los presos de San Pedro, a 18 de los cuales sábado a sábado envía algo para comer. Ayer, sus amigos almorzaron feijoada y Leopoldo Fernández lo mismo, según estaba registrado en un viejo cuaderno donde el exgobernador tiene anotado el menú del día a día hasta el 6 de septiembre. Fernández no será candidato a nada, pero no dejará la actividad políticaEl exprefecto de Pando Leopoldo Fernández ve que la oposición no va a ningún lado. «Ya no es sólo la mezquindad lo que la debilita. No hay liderazgos nuevos, no hay nuevas propuestas, se manejan con lo mismo. Debemos ser capaces de cambiar. Rubén y Samuel no muestran nada nuevo, afirma.»Rubén Costas debería -desde Santa Cruz- impulsar un nuevo liderazgo. De lo contrario, no vamos a poder construir una alternativa a Evo Morales, agrega.Y en lo personal, el Cacique da por hecho que no regresará a la actividad política. «No voy a ser candidato a nada ni acá ni en Pando. Creo que debemos constituirnos en impulsores de liderazgos emergentes que tengan la responsabilidad de administrar tanto el departamento de Pando como el país. Vamos a seguir en la política, pero para impulsar otros liderazgos, asegura.A los políticos, plantea más reflexión: «Los hombres que tuvimos y tenemos la responsabilidad de conducir a nuestro pueblo, debemos entender que los momentos vividos en los últimos años son los menos indicados para el bienestar.Leopoldo Fernández Ferreira nació el 22 de mayo de 1952 en Cobija. Estudió la secundaria en Cochabamba, desde 1965 hasta 1970, en el Colegio Juan XXIII, y luego en la UMSA. Por un tiempo jugó en Bolívar y a los 22 años se casó. Tiene cinco hijas. A los 27 años fue diputado nacional. Todo comenzó el 7 de septiembre de 2008El 7 de septiembre, campesinos de las centrales y subcentrales de la regional Madre de Dios (departamento de Pando) decidieron concentrarse en la localidad de Puerto Rico para expresar su rechazo a las autonomías departamentales. Para llegar al lugar, tenían que pasar por Riberalta, por donde va la carretera principal hacia la ciudad de Cobija.El 10 de septiembre, los campesinos de las subcentrales de la regional Madre de Dios, Central de Puerto Rico y subcentral Conquista, afiliados a la Federación Departamental, que se concentraron en Puerto Rico, iniciaron el viaje a Cobija, donde funcionarios de la Prefectura estaban reunidos.En el trayecto, el grupo de campesinos que salió de Puerto Rico se encontró con un montón de tierra (en plena bajada) y logró pasar el punto de bloqueo. A 50 metros había una excavación profunda realizada por las maquinarias del SEDCAM operadas por los trabajadores del Servicio Departamental de Caminos, prefectura y del comité cívico, que se encontraban en este punto.La Prefectura dijo entonces que se hizo la excavación para evitar que hubiera violencia.Entre las 2:30 y 16:00 campesinos, pobladores de Filadelfia, Porvenir y Cobija se enfrentaron a tiros.Fuente: paginasiete.bo