Nuevos aprestos contra la libertad de prensa

La propuesta gubernamental de “normar y regular” el trabajo periodístico, aparentemente inocente, en realidad oculta un plan para amordazar a la prensa y hacer que los periodistas se vuelvan funcionales de eso que llaman “revolución democrática y cultural”. El llamado que hizo Evo Morales a los periodistas a unirse a su supuesta y metafísica cruzada contra el capitalismo, es una muestra de ello.

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El periodista argentino Horacio Verbitsky afirma que la esencia del trabajo periodístico es mostrar lo que el poder quiere ocultar y que todo lo demás es propaganda. Si nos atenemos a este concepto podremos decir que los periodistas  en modo alguno pueden  ser obsecuentes o funcionales con el poder. De serlo, se convierten en propagandistas, pierden su independencia y con ello se deforma la función del “oficio más bello del mundo”, como lo describiera Gabriel García Márquez.



De tanto en tanto, el gobierno del MAS  saca a relucir su verdadera identidad y sus verdaderas intenciones. Es lamentable que el portavoz de estas expresiones antidemocráticas y autoritarias sea precisamente un periodista y que fue, además, dirigente del sector y llegó a ser miembro de la Federación Latinoamericana de Periodistas (Felap) en cuya condición se ganaba algunos pesos vendiendo credenciales de esa organización a diestra y siniestra. También sería bueno recordar que este portavoz se convirtió en hombre de confianza de Evo Morales gracias a la amplia libertad de trabajo que le daba el medio de comunicación neoliberal del cual era corresponsal en Cochabamba.

La propuesta gubernamental de “normar y regular” el trabajo periodístico, aparentemente inocente, en realidad oculta un plan para amordazar a la prensa y hacer que los periodistas se vuelvan funcionales de eso que llaman “revolución democrática y cultural”. El llamado que hizo Evo Morales a los periodistas a unirse a su supuesta y metafísica cruzada contra el capitalismo, es una muestra de ello.

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De acuerdo a las versiones gubernamentales, la norma estaría dirigida evitar que los periodistas “mientan o manipulen” la información. Aparentemente todo resulta muy aséptico pero a riesgo de que se nos tilde de pre juiciosos  debemos decir de que la experiencia está demostrando que nada de lo que hace el MAS es inocente;  sabemos que la doble moral es su precepto básico. Es bueno lo que sirve a sus intereses y malo lo que no.

En ese mismo marco conceptual su concepto de lo que es mentira o es verdad resulta extremadamente flexible y por lo general se reducen también a criterios estrictamente utilitarios y no principistas.

Es así que si el gobierno logra imponer su norma para “regular” el trabajo periodístico, el resultado será similar al de entregar una navaja a un mono.  Así diga lo contrario el portavoz Iván Canelas, imponer trabas y cortapisas al trabajo periodístico es un vieja ambición de los masistas, como de regímenes dictatoriales del pasado. Con esta norma podrán decidir de manera absolutamente unilateral qué es verdad y qué es mentira y ningún periodista estará libre de que en cualquier momento caiga sobre él y con todo su peso la justicia masista.

Además, cualquier medio de comunicación podrá ser cerrado dependiendo del humor del presidente del Estado Plurionacional que en más de una ocasión ya ha mostrado su profunda animadversión al trabajo periodístico.

Por otra parte, ya que los funcionarios gubernamentales se ha erigido en custodios de la “verdad” harían muy bien en aplicar sus supuestos principios a los medios de comunicación oficialistas, en los cuales no solo se hace propaganda de la forma más grotesca sino que se miente de la forma más descarada.

Evo Morales debiera observar de forma más atenta lo que está ocurriendo en Venezuela, donde el propio entorno de Hugo Chávez está cuestionando sus políticas autoritarias respecto a los medios de comunicación. Posiblemente esto podría atenuar sus intenciones amordazadoras.