Todo por ellas

La abstinencia no es una virtud. Dentro de la política del “vivir bien” también se incluye el “beber bien” y “dormir bien”, lo dice el canciller Choquehuanca.

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Es eso lo que disgusta al Presidente de la prensa, que haga públicos algunos aspectos de la vida de sus más estrechos colaboradores y que no permitan que los trapitos sucios se los lave en casa.



Los excesos de Félix Patzi eran conocidos por todos, excepto, aparentemente, por el presidente del Estado Plurinacional, quien, cuando menos debiera preguntarle al prefecto Pablo Ramos cuantos vehículos de la prefectura paceña destrozó el bueno de Félix en una de sus tantas incursiones por el barrio paceño de Sopocachi, que no es de sus “sueños juveniles” pues él se reclama aimara neto.

Tenemos noticias de por lo menos dos vehículos último modelo que Patzi siniestró en sus andanzas por el tradicional y bohemio barrio paceño donde, se cuenta, acudía diariamente a relatarles a algunas muchachas de cascos ligeros, sus últimos descubrimientos relacionados con la cosmovisión andina, los cuales eran festejados ruidosamente en medio de raudales de whisky y otros traguitos al gusto.

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Patzi cree en el Dios Baco y no en las deidades andinas (foto Abi)

Parece que la persistente y abundante ingesta de un licor que nada tiene de originario, iluminaba a Patzi, le facilitaba la comunicación con sus ancestros y le exacerbaba su arraigado sentimiento telúrico y así lo expresó sin tapujo alguno cuando dijo que esos momentos (de borrachera) le servían para relajarse y reflexionar sobre diversos temas: “permite madurar ideas. Además, creo que se conoce más a una persona que está en ese estado que sobrio”.

Es así que las múltiples trapisondas de Félix eran motivo de generalizados comentarios en los círculos masistas donde, dicho sea de paso, la abstinencia no es considerada una virtud (abundan los reportes sobre la vida etílica de sus dirigentes) pero Evo, quien al parecer apreciaba y valoraba mucho los conocimientos del sociólogo indígena, hacia oídos sordos y acabó designándolo como candidato a la gobernación en el departamento de La Paz.

La confianza del “jefazo” lejos de atemperarlo parece que acabó disparando en Patzi esa su incorregible inclinación y sucedió lo que tenía que suceder. Sus anteriores accidentes, que no fueron muy públicos, eran convenientemente tapados y era la prefectura paceña la que tenía que correr con los gastos de la reparación de los vehículos y darle otro nuevo que tampoco le duraba mucho.

Nunca se intentó siquiera iniciar proceso alguno a Patzi y los que resultaban pagando las consecuencias de la vida disipada del «sociólogo aimara» eran, en suma, todos los contribuyentes.

Pero ahora, ante la imposibilidad de ocultar los hechos, que los medios de comunicación se encargaron de documentarlos muy bien haciendo, como de costumbre, uso y abuso de la libertad de prensa que existe en el país y metiéndose en la vida privada de los inmaculados y meritorios militantes masistas, tuvo que “dar un paso al costado”, aunque todavía se atreve a desafiar al propio Evo al advertir que serán las «organizaciones sociales» quienes decidan sobre su futuro político.

No deja de llamar la atención el desparpajo de Félix Patzi que ahora amenaza con volver a la cátedra universitaria en la San Andrés como si esta fuera el último refugio de los tarambanas y borrachos.

Ante este poco deseado y recomendable retorno es probable que tendrían que ser creadas nuevas cátedras entre ellas Introducción al Trago, Historia del Chuflay, Principios Básicos del Pisco Sour o Borrachera Informática, en las que Patzi, es seguro, demostraría contar con una sólida formación académica y empírica.