“Falta coordinar más en la lucha contra el vampiro de los pobres”

Pilar Matos: La científica española advierte que hay mucho camino por recorrer contra el mal. Su pintura Inesfly da resultados en el chaco.

image Carlos Morales Peña | LA PRENSA

“El mal de Chagas debe servir para denunciar la pobreza”.



Pilar Mateo se enorgullece porque la Nación Guaraní la declaró Mburuvichá Guazú, embajadora honorífica y “guerrera”, por su labor científica contra el mal de Chagas, popularmente conocido como el “vampiro de los pobres”. Recién llegada a Bolivia, país del que se siente “una boliviana más”, habló con La Prensa y reveló que su mundialmente conocida pintura Inesfly para combatir ese mal endémico obtuvo resultados significativos 11 años después de su aplicación en la zona del Chaco desde 1998. Sólo en Lagunillas, en la provincia Cordillera de Santa Cruz, la infectación con vinchucas cayó de un 80 por ciento a menos del 1 por ciento en sólo tres años. Plantea el desafío de poner a la ciencia al lado de los conocimientos indígenas para transformar esa realidad difícil de la pobreza, la enfermedad y la exclusión social.

—¿Cuáles son las principales debilidades de la política nacional de lucha contra el Chagas y cómo fue su experiencia con la aplicación de la pintura Inesfly?

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—Afrontamos muchas trabas burocráticas y nos enfrentamos con muchos intereses. En muchos casos tuvimos que hablar con personas que no tienen ni idea de química, por ejemplo, funcionarios burócratas con quienes nos costaba hacer comprender la dimensión del problema. Creo que hay mucha ignorancia respecto de tecnologías nuevas. Estamos hablando de una enfermedad de cien años y se sabía desde el principio dónde estaba el problema. El Chagas no es sólo un problema científico ni entomológico, se trata de viviendas indignas donde vive la gente en la extrema pobreza. En 1998 tuvimos que pasar por una serie de exámenes científicos para evaluar la pintura Inesfly. Hoy ya contamos con publicaciones que avalan el valor científico de esta alternativa. Es curioso, porque nadie cuestiona los productos insecticidas que se compran en los supermercados o mercados. Además, el mal de Chagas es un fenómeno que hoy y mañana saldrá en la prensa, pero luego todo el mundo se olvida. La pobreza extrema donde aparece es invisible a la sociedad. No se habla de ellos como personas, sino como estadísticas y cifras. Porque el mal de Chagas debe servir para denunciar una situación dramática que vive mucha gente. Luego de vivir tantos años al lado de las comunidades guaraníes, ya no hablo solamente de la parte científica del asunto, sino que me toca denunciar la situación de esos pueblos y ayudar a la movilización social, que es fundamental para que un pueblo pueda salir adelante.

—Pese a los esfuerzos, la situación sigue siendo preocupante, unas 25 millones de personas padecen esta enfermedad mortal y otras 100 millones están en riesgo de contraerla…

—La situación todavía es muy preocupante, porque donde hay una enfermedad de Chagas hay museo de enfermedad, de pobreza y de hambre. A mí me da mucho miedo cuando se dice que lo estamos haciendo muy bien porque hay menos vinchucas y se hacen tratamientos con insecticidas y se fumiga. Ésa es una carrera permanente por dar resultados cuando, en realidad, tenemos que pararnos en cada casa y observar la realidad de lo que estamos hablando. No se pueden permitir esas viviendas indignas donde vive la gente. Ya no tendrán vinchucas pero siguen teniendo alacranes, chulupis, tarántulas. Luego, el gran problema de los países con enfermedades endémicas como éstas es la falta de coordinación para afrontar la prevención. Todos quieren ser estrellas de algo. El problema que hemos visto es que no hay una coordinación clínica, médica, entomológica ni biológica para tratar el asunto. Lo mismo pasa con el dengue. Se fumiga cuando aparecen los mosquitos, pese a que ese fenómeno tiene una fase clínica. Hay que formar a la población y hacer tratamientos ecológicos. Lo mismo pasa con la malaria, que es transmitida por un mosquito. Todo el mundo se reúne, entomólogos, parasitólogos y otros médicos para hablar de la enfermedad. Entonces, si no hay quién se movilice para que las empresas produzcan los productos para combatir el mal, nadie lo hará.

—¿En el fondo, usted dice, está el problema de la pobreza?

—Exactamente. La mayoría de lo problemas por los que se muere la gente en los países del sur ya está resuelta en el norte. Ésta es la única salida. Ya sabemos hacerlo, tenemos que hacerlo. ¿Cómo se erradicó la malaria en España en 1959? Se trató el mal y se resolvió. Lo mismo pasó con el paludismo que se enfrentó con DDT y se pudo eliminar el mal. Mi propuesta no es el DDT, hemos establecido una fórmula que no es dañina para el ser humano. Lo mismo con la desnutrición, es alimento para la gente y punto. Se hacen muchas estadísticas y cálculos, pero no nos damos cuenta de que el problema es el hambre. En Benin, África, con el científico Pierre Carmevale hemos iniciado un programa para combatir la mosca tsé tsé, donde millones de cabezas de ganados están afectadas por este mal que transmite un tripanosoma, el que, luego, pasa a los humanos. El tripanosoma se va al cerebro y produce la locura o la enfermedad del sueño. La mosca pone 20 huevos al año, en comparación con la vinchuca que pone 200 huevos en el mismo periodo. Creo que tenemos que trabajar todos juntos y de forma coordinada para cortar los ciclos que reproducen estos males. Hay que unir los conocimientos.

—¿Qué diferencia marca Inesfly de los típicos tratamientos con insecticidas?

—En el caso de la pintura de Inesfly, yo no inventé ningún insecticida. En materia de insecticidas no se inventó nada en los últimos 20 años, son moléculas que están en manos de multinacionales. Lo único que hice es tratar con productos autorizados por las Naciones Unidas. Incorporamos la microencapsulación de sustancias autorizadas de forma tal de obtener un poder de liberación muy lenta en un cuerpo muy grande como es la pintura, lo que da un poder residual muy alto. Entonces, si un insecticida dura normalmente cuatro meses, nosotros logramos que dure unos cuatro años. Ésa es la diferencia. Esto permite no utilizar tantos insecticidas y más bien ayudar a que el conocimiento y la razón permitan generar un escudo contra la enfermedad. Además, tenemos que ir a programas integrales de tratamiento de enfermedades; donde hay Chagas también hay alacranismo, dengue, malaria. Aquí el protagonista tiene que ser el que no habla, el que sufre los males. Nosotros tenemos que hacer la ciencia mucho más fácil y más accesible para la gente. No queremos hablar de microcápsulas, porque al final es una pintura que tiene una acción muy efectiva contra el Chagas.

—¿Cómo se logró interactuar esta propuesta con los conocimientos de los indígenas?

—En el mundo indígena te la juegas mucho más que en cualquier universidad, porque si a ellos no les gusta lo que haces, inmediatamente desapareces del medio. El mundo indígena es muy complicado, mucho más que el mundo de los científicos. Ellos no permiten la entrada de nada que nos les convence realmente. En este momento, la movilización de los indígenas es total. Hemos creado un movimiento de mujeres indígenas, tenemos una radio que escuchan 80.000 mujeres, tenemos equipos de fútbol de mujeres madres. Ahora que hemos logrado combatir el Chagas, la gente comienza a hablar de otros temas vinculados con la acción para transformar su entorno. Creo que en los próximos 100 años después del centenario de la muerte de los descubridores del mal, los médicos Carlos Chagas y Salvador Mazza, ya no se debería hablar de Chagas sino de las políticas de desarrollo. Joao Carlo Pinto, el mayor especialista de Chagas en el mundo, vino a Bolivia para evaluar el programa que hemos impulsado con la pintura Inesfly y llegó a decir que es la “vacuna de las casas”. El Servicio Departamental de Salud de Santa Cruz inició un estudio muy riguroso desde hace cuatro años con observadores internacionales y los resultados son muy claros. En un municipio como Lagunillas, donde había un 80 por ciento de infectación de vinchucas, en sólo tres años se registró que bajó a 0,2 por ciento. Allí se pintaron más de 1.000 viviendas. Ahora, la gente de Lagunillas ha solicitado ampliar el programa a las otras comunidades aledañas. Sin embargo, hemos tenido poco apoyo de las autoridades nacionales porque el lugar les queda muy lejos. En este proceso, los medios de comunicación han sido muy importantes para transmitir esos resultados. Televisión Española acaba de hacer un documental sobre la experiencia con el Inesfly. Creo que ahora se ha abierto una luz en el camino. Incluso se ha escrito un libro, El vampiro de los pobres, que mantiene en la memoria todo este problema, porque la gente del Chaco y todos los lugares donde está el Chagas es maravillosa y no se merece este mal. Ahora tenemos que movilizarnos todos por la gente que sufre. La empresa petrolera Repsol acaba de iniciar un programa de construcción de viviendas que vamos a pintar con el Inesfly para combatir el mal. No hay nada que experimentar en los países en vías de desarrollo, ya sabemos cómo hacerlo, entonces hay que hacerlo. El desarrollo se basa en la coordinación del conocimiento y estar todos juntos. Lo que me aportaron los pueblos indígenas es mucho más de lo que yo puedo darles. Si el siglo XX fue el siglo de la industrialización, el siglo XXI será el siglo del conocimiento y la acción, habrá que enseñarles porque no tuvieron la oportunidad y aprender de ellos las cosas que nos pueden hacer sentir y los conocimientos que hay por descubrir, creo que la clave está en el dar y en el recibir. Es cuestión de poner el conocimiento al lado de ellos y que ellos nos pasen su sabiduría natural que tienen para transformar esa realidad conjuntamente. Yo he vivido con los indígenas y hemos aprendido mucho. Nosotros los españoles somos muy “tocones”, nos gusta mucho tocarnos, abrazarnos, besarnos. Ellos han aprendido a abrazarme y nos abrazamos mucho. Ellos, por su parte, me han enseñado a amar a la Madre Tierra. Cuando estoy en España me duele mucho la espalda y cuando estoy aquí tengo siempre las pilas puestas, es una cuestión de energía muy fuerte por el magnetismo de la tierra.

—¿Estamos ganando o perdiendo la batalla contra el “vampiro de los pobres”?

—De momento ya lo tenemos clasificado. Tenemos que es un vampiro. Los vampiros ya no son solamente los protagonistas de las películas, ahora también ya sabe el mundo que hay vampiros que afectan a los pobres. Lo que hay que hacer ahora es que todo el mundo lo sepa. ¿Cuántas películas de vampiros existen? Miles. Ahora depende de todos, y, en particular, de los medios para saber que el vampiro de los pobres existe, hasta que nos lo carguemos. Y que, al final, el vampiro de los pobres sea una película de ficción de la que los mismos guaraníes se puedan reír y recordar que existió algún día ese vampiro.

“El mal de Chagas debe servir para denunciar la pobreza”.

“Sólo una acción conjunta nos permitirá tener éxito”.

PERFIL

La persona: Pilar Matos nació en Valencia, España. Es doctora en Ciencias Químicas por el Consejo de Investigaciones Químicas de esa ciudad española. Centró su actividad científica en el desarrollo de productos de alta tecnología vinculados con la pintura. Como resultado de sus estudios desarrolló la pintura insecticida Inesfly 5a IGR, que logra matar a vinchucas y otros insectos en la lucha contra el mal de Chagas, la malaria, el dengue y otras enfermedades endémicas.