Padre y madre, nuevos roles y nuevos retos


Los roles deben ser simétricos entre padre y madre porque ahora más que nunca se deben complementar. Hay que involucrarse en lo emocional

papás y mamás pasan mucho tiempo fuera de la casa. la actualidad les exige colaborarse en lo económico y en la crianza de los hijos en un mano a mano

Papás y mamás pasan mucho tiempo fuera de la casa. La actualidad les exige colaborarse en lo económico y en la crianza de los hijos en un mano a mano

Tamarita bailará en su colegio y su madre, que está de viaje por motivos de trabajo, no podrá arreglarla ni ir a verla, y por lo tanto la niña, de 8 años, será peinada con lazos rosa y blanco por su papá, un tanto inexperto en temas de peluquería. La pequeña entendió la situación e incluso está habituada a que a veces su mamá falte a sus presentaciones.



La modernidad ha propiciado que su padre y su madre salgan de casa a trabajar y estén ausentes más de ocho horas al día, por eso los roles de ambos han perdido ‘la falda y el pantalón’ y más bien se complementan.
Las funciones y responsabilidades de los padres están cambiando, así lo afirman los especialistas. La sicoterapeuta Alejandra Terrazas aclara que las características de género hacen que los roles entre papá y mamá no sean idénticos, aún así, ambos deben ser complementarios y con responsabilidades iguales.

Culturalmente el padre solía ser la figura autoritaria, era el proveedor del hogar y el protector del mismo, mientras que la madre era la más flexible y conectada con el lado emocional, ella era la servidora y administradora de la casa.

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Actualmente hay nuevas demandas que hacen que tanto a madres como a padres se les exija más y tengan papeles más simétricos (idéntica participación de dos en una situación) para hacerse cargo de la casa de forma más activa que en el pasado.

Coincide con ello la orientadora Dalia Muñoz, que remarca que un papá puede delegar que alguien más pinte su casa, repare un grifo en mal funcionamiento, pero no puede delegar la crianza y educación de su hijo y por ende, la formación de personas responsables y con valores.

Para la sicóloga Ruth Parejas, nuestros hijos están expuestos a una vida más acelerada, con ambos padres trabajando afuera, y con relaciones influenciadas por la tecnología. Por todo esto los padres tienen una responsabilidad mayor, que les exige involucrarse en el cuidado de sus hijos y ser los encargados de generar una emocionalidad lo más estable posible. En otras palabras, a pesar del trabajo, tienen que estar accesibles para los hijos frente a sus necesidades, tienen que escucharlos, acompañarlos y establecerles límites.

Ahora ambos padres cumplen las mismas funciones dentro de las estructuras familiares con un sistema de comunicación mejor.

Papás más emocionales
Los padres como jefes del hogar eran la figura a la que más se temía. Sin embargo, ahora ellos se pueden permitir estar conectados más y mejor con su lado sentimental. “Los papás siempre han sido emocionales, pero había una cultura y estructura social que no les permitía mostrarse así, había algo preestablecido que los hacía ajustarse a un esquema común para los padres de su generación”, afirma Pareja, que asegura que se espera que los varones se involucren más en la vida de sus hijos.

Para Muñoz, los cambios han dejado a los papás ser más cariñosos, amorosos e involucrados en las actividades de sus hijos, lo que es altamente positivo.

¿Nuevos roles?
Los tres expertos consultados afirman que los roles de los padres tienen desafíos actuales. “Se necesita tanto de papá como de mamá. El padre es tan vital en la vida del hijo como la madre. Ambos pueden actuar en la crianza, sin sentir que han perdido libertad o autoridad. Han entendido que el cuidado de los hijos es responsabilidad de ambos, ya no importa quién cambia el pañal, lo puede hacer el papá o la mamá”, explica Terrazas.

Aferrarse al esquema del pasado
Hay que romper con el esquema del papá malo y la mamá buena. El papá no está perdiendo autoridad, lo que está desapareciendo es el papá rudo.

¿Qué espera un hijo? Un hijo quiere un papá, una mamá, no un mejor amigo; quiere una figura de autoridad, quiere un ejemplo, quiere que se respete su autonomía, su personalidad. El resistirse a adaptarse a las demandas actuales y aferrarse al esquema del pasado es probable que genere sufrimiento.
“Las situaciones que vivimos actualmente demandan mayor simetría, lo que significa colaborarnos económicamente, colaborarnos en las labores de la casa, y con los chicos. Si el papá no va a ayudar porque los hombres no cocinan o no lavan platos, se va a generar desgaste de la pareja y habrá menor calidad de vida”, refiere Terrazas.
Si el padre no se involucra, no se avanza de manera sana. Si solo es proveedor se excluye de la crianza de los hijos. Ojo que no se trata de distribuir los roles a rajatabla. “ Tampoco se trata de que hoy tenés que cargar el bolso del bebé porque yo lo cargué ayer, cada uno tiene que aportar, involucrarse; quién va a hacer qué no debería estar impuesto, padre y madre saben qué hay que hacer sin planearlo demasiado”, concluye la sicoterapeuta.

No pierden protagonismo
El dejar de ser la figura autoritaria que todo lo miraba desde afuera y no se involucraba afectivamente (en el caso de los padres); o el ceder espacio al papá para que pise el terreno emocional (en el que antes era la mamá la dueña y señora), no hace que pierdan potestad cualquiera de los dos, en realidad, el que gana es el hijo.

Las palabras conmueven, pero los hechos arrastran. “Permitir que el papá haga cosas tradicionalmente delegadas a la esposa disminuye el maltrato y la opresión hacia la mujer. La violencia contra la mujer y el feminicidio están ligados a una crianza machista y coercitiva. Si esa visión cambia, los índices de agresión a la mujer también bajarán”, acota Terrazas.
Desde su sillón de sicoterapeuta y basándose en los casos que atiende en su consulta, afirma que en nuestro medio hay un doble discurso, se habla de igualdad, pero a la hora de la hora en los hogares, puertas adentro, se siguen repitiendo los roles tradicionales del pasado.

Los desafíos
Lograr que los hijos tengan una nueva educación y formación saludable en el actual contexto tecnológico-social.

Un segundo desafío es adaptarse a los cambios; esto implica que los varones ayuden en casa, cocinen cuando haga falta y estén hombro a hombro con la esposa.

En resumen, no dejar solo para la mujer la administración de la casa y la crianza emocional de los hijos.

Un tercer desafío es conseguir ser flexibles, lo suficiente como para vincularse con las emociones de los hijos y no relegar ese papel a solo uno de los padres.
Este aspecto es uno de los que más ha cambiado, en el pasado papá no se metía en el tema emocional, si el niño se peleaba en la escuela o si estaba experimentando sus primeros sentimientos amorosos se dirigía solo con la madre. Ahora el padre es muy activo en la crianza emocional y es sano que se involucre.

Los desafíos son muchos y cada día aparecen más dicen los entendidos, cada quien deberá descubrir cuáles más hay en su propia familia.

Por último, exhortan a aprender a no exigir tanto y a disfrutar más lo que se tiene. “A veces por tener más, el mejor colegio, la mejor ropa, la nota más alta, el puesto más importante en la oficina, perdemos calidad y nadie se lleva a la tumba ninguna de esas cosas”, invita a reflexionar Terrazas

El rol del papá en la vida de ellas

Susie Orbach. Sicoterapeuta

La sociedad tendía a dar el mensaje de que las madres debían ocuparse de las hijas y los padres enfocarse en sus hijos varones. Estudios recientes afirman que el padre puede influir más de lo que cree en la vida de sus hijas, sobre todo en aspectos que tienen que ver con su físico y con sentirse seguras con su propia belleza.

Por ejemplo, al mencionar qué espectacular se ve una chica en una revista, un papá le está transmitiendo que la apariencia es importante para él y realmente puede hacer que su hija se sienta insegura sobre su propia imagen.

Por ello, un padre debe hacer el ejercicio de expresar su admiración por mujeres involucradas en la política, en el deporte y en el cine. No hay que olvidar que las mujeres de la familia tienen habilidades y talentos.
Si tu hija te pregunta cómo se ve, no tengas miedo de contestarle: “Te ves hermosa» pero trata de enfocar más tus comentarios en las destrezas de su cuerpo, en lugar de cómo se ve.

Aunque padre e hija no compartan el mismo género, un papá siempre será un modelo a seguir para ella, lo que significa que la forma en que un padre cuide su cuerpo, enseñará a su hija la forma en que cuide el suyo.

Por último, mostrar que estás siempre dispuesto a hablar, escuchar y estar ahí para tu hija en la adolescencia, con los cambios emocionales y corporales que eso acarrea, puede llegar a ser de gran ayuda en nutrir su seguridad y reforzar su autoconfianza.

papa

Fuente: eldeber.com.bo