Franklin E. Alcaraz Del C.No olvidemos que la formidable bandera de la autonomía, es uno de los pocos –sino el único- anhelo de los bolivianos, encabezados por Santa Cruz, que el MAS no pudo doblegar con “estrategias envolventes”. Tuvo que seguir el viejo adagio: “si no puedes con tu enemigo, únete a él”. Y pensó que enarbolando el mástil de la bandera, haría creer que estaba a favor de la misma. Los hechos desmintieron tal actitud. Los hechos y la Constitución del MAS, así como su Ley Marco de Autonomías.Ambos instrumentos le otorgan al gobierno mecanismos para administrar el gobierno, de tal manera, que nada puede escapar a su control. En otras palabras, una paradoja muy conveniente. El gobierno habla de autonomías, con reglas centralistas. Y parece que esta vez el pueblo se dio cuenta. Aquí no valen las interpretaciones de los sofistas de siempre. Nunca desde el 2006, algo fue tan claro como ahora. Y lo saben aquellos que muestran sus rostros preocupados y compungidos.Es probable que quienes leyeron un millón de libros ya adviertan que la autonomía es un tema serio, y que no se puede soslayar. Tal vez se pueda postergar – un poco, nada más – pero que tarde o temprano volverá… y con más fuerza.¿Qué le queda al gobierno? La interpretación sofista está bien para decir que ganaron y que van a “obedecer al pueblo”, pero no es la correcta y puede volverse como un bumerang en contra de ellos. Eso también lo saben. Eso, unido a la crisis que cada vez será mayor, pueden afectar muy seriamente los planes políticos del gobierno. Otra es, aprovechar la oportunidad de abrir la Constitución y modificarla para permitir autonomías de verdad, pero en serio. Lo de malo de todo esto es que la credibilidad del gobierno no es de las mejores, y la re-re-re-elección (disculpas, “postulación”) no es tampoco una buena medida aparentemente. ¿Y el gobierno querrá autonomías de verdad?“¡La autonomía no está muerta, andaba de parranda!”, dice mi compadre (ya metió su cuchara). Ojo, que las nuevas estrategias opositoras, si son inteligentes, manejarán el tema de manera tal, que vuelvan a poner sobre la mesa el tema de la autonomía, esta vez con el sustento del referéndum, que no es poca cosa, como apoyo.El gobierno nunca fue realmente autonomista. Se subió al carro de la autonomía, para imponer su modelo que, vistos los resultados del referéndum, no funcionó. Y probablemente tampoco funcione en el futuro.¡Viva la autonomía!El Día – Santa Cruz