Los populistas igual que los dictadores


Los gobernantes con problemas internos irresolubles provocan o inventan otros externos. Apelan al sentimiento patriótico y así logran retener por algún tiempo el apoyo de la gente. 

image Los Presidentes Hugo Chávez (izq), Cristina de Kirchner (centro) y Evo Morales (der), en una de las reuniones de Unasur, agosto 2009

Como ocurrió en 1982, la presidenta argentina, Cristina de Kirchner, está acudiendo al recurso de las Malvinas para ocultar los severos problemas que confronta su gobierno y que están relacionados con la corrupción, la crisis económica y la inflación.



Ese año, al sangriento dictador Leopoldo Galtieri no se le ocurrió mejor cosa que intentar retomar las islas Malvinas de manos inglesas para ocultar algo que ya era evidente: los argentinos no tolerarían por más tiempo un régimen genocida, que elevó la tortura a la categoría de mecanismo usual del Estado.

Que las Malvinas son argentinas ni duda cabe y que algún día tendrán que volver a manos argentinas está fuera de discusión. Lo que si se debe cuestionar es que un gobierno como el de Cristina Fernández de Kirchner, esté nuevamente instrumentalizando esta legítima reivindicación para desviar la atención de los argentinos.

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Es axiomático que cuando los problemas internos se están tornando irresolubles, hay que provocar o inventar otros externos. De esta forma se apela aviesamente al legítimo sentimiento patriótico y se logra aglutinar a la población alrededor del eventual gobernante con problemas.

Eso quiso hacer Galtieri y sabemos como le fue. No contó con que los ingleses reaccionarían de inmediato y de una forma contundente. A los pocos días, tuvo que retirarse con el rabo entre las patas pero su aventura costó la vida a centenas de jóvenes argentinos. Si algo de positivo, si el término cabe, tuvo esta aventura fue que aceleró el retorno a la democracia.

Cristina esta hoy atormentada por varios problemas que no logra solucionar ni olvidar cambiándose sus lujosos vestidos varias veces al día. Su consorte y ex presidente, Fernando Kirchner está metido hasta el cogote en la compra de dólares a precios bajos aprovechando información confidencial. Además, en la Argentina se confronta una subida en los precios de artículos esenciales como la carne.

Ante esta situación la siempre maquillada Cristina pretende nuevamente revivir al fantasma de las Malvinas pero es dudoso que los argentinos sean tan incautos como en aquellos años 80. No se prevé que los acontecimientos desemboquen una confrontación; los argentinos saben perfectamente que tienen un problema histórico pero también otro ligado con la corrupción y evidente ineptitud de su gobierno.

Los gobiernos populistas han demostrado que tienen muy pocos escrúpulos y no miden las consecuencias a la hora de generar problemas externos para ocultar los internos. Las amenazas contra Colombia son parte de la retórica cotidiana de Hugo Chávez aunque cada son menos quienes le creen. Rafael Correa también puso el grito al cielo cuando Colombia eliminó a una columna de las FARC que había establecido su santuario en territorio ecuatoriano.

En suma, pareciera que los gobiernos populistas o “bolivarianos” como grotescamente se autodenominan, están dispuestos a arrastrar en su debacle a sus pueblos en una nueva muestra de su total irresponsabilidad, y en Bolivia, Evo tiene todavía la suerte de cubrir sus múltiples desaciertos echándole la culpa a la casi desaparecida oposición y a la inexistente «oligarquía» empresarial.