Javier Paz GarcíaToda elección es un acto de discriminación. Si decido almorzar pescado a la plancha, discrimino contra todas las opciones posibles como el pollo, el cordero, el pescado frito, etc.Una empresa, cuando contrata a un trabajador, inevitablemente realiza muchos actos de discriminación. Discrimina basado en las pretensiones salariales: si para un puesto determinado tiene establecido un salario de Bs 5.000 y un postulante pide Bs 10.000, es eliminado. De acuerdo con la profesión: si la empresa necesita un ingeniero químico, rechazará a un postulante con título en contabilidad. Y así, discrimina a los postulantes según la experiencia, las referencias laborales, los antecedentes policiales y un sinfín de características.Las personas discriminamos de acuerdo con muchos parámetros. Por ejemplo, yo tengo un grupo de amigos con quienes me reúno un día a la semana para reír, comer y beber. Entre las características del grupo está que todos somos hombres graduados en la promoción 98 del colegio Marista. En la conformación de este grupo hemos discriminado a las mujeres, a los graduados en la promoción 70 del colegio La Salle, a los australianos, de hecho hemos discriminado a más del 99,999% de la población mundial.Otros, cuyo interés es la música, crearán una amistad en torno al tema y discriminarán del grupo a quienes no les interese la música. La elección de la pareja es otro acto de discriminación. Y para nuevamente ponerme de ejemplo, yo desde un principio descarté a todos los hombres entre los posibles candidatos a casarse conmigo. ¡Eso es un evidente acto de discriminación!Sin embargo, a pesar de que toda toma de decisiones importa un acto de discriminación y que es inevitable que las personas discriminemos, quienes gobiernan Bolivia han sacado una ley titulada “contra el racismo y toda forma de discriminación”. Si aceptamos la premisa de que tomar la decisión de seguir el rumbo A implica discriminar las opciones B, C, D, entonces, la única forma de no discriminar es decidir todo aleatoriamente. Si mis opciones hoy son comer piedras, fideos o rábanos, pues lanzaré un dado y rogaré que no me toquen las piedras. En los concursos de belleza se discrimina según el sexo, pero también de acuerdo con criterios más subjetivos como la belleza o el carisma. En un mundo exento de “toda forma de discriminación”, yo podría ser miss Bolivia o presidente de Filipinas.El Deber – Santa Cruz