Fin de los sueños y fantasías


Carlos-MirandaCarlos Miranda PachecoEl 2015 debería ser para nosotros un año aleccionadoramente inolvidable. Todos los que han redactado nuestras leyes de hidrocarburos, independientemente de su posición ideológica, en la justificación de motivos de ese instrumento legal expresaban su sueño y esperanza que explotando los hidrocarburos encerrados en nuestro subsuelo generaríamos los recursos para transformar el país en un moderno estado agrícola-industrial.Los precios del petróleo determinan los precios del gas de exportación. Desde que el precio del petróleo alcanzo y supero los $us 100/barril, los precios del gas de exportación llegaron y sobrepasaron los $us 10/MMBTU. Acompañando esos precios continuamente rompíamos todos nuestros récords de producción y exportación de gas. Con esa combinación y en esa dinámica, los ingresos que percibíamos alcanzaron valores que superaron de lejos las exportaciones de cualquier otro bien o servicio de nuestra vida republicana.  Así, por más de 5 años entramos a una época dorada de bienestar económico, con ingresos crecientes que hacían pensar que habíamos llegado a los años soñados y anhelados por los redactores de nuestras leyes de hidrocarburos.Pero la caída de los precios del petróleo, a fines del 2014, de $us 100 a $us 50/barril, nos hizo despertar bruscamente de ese sueño. El año 2015 recibiremos aproximadamente $us 3.000 millones menos que el 2014, así después de más de 5 años de prosperidad, en la que no se impulsaron planes de desarrollo que transformen el  país, hemos retornado a la humilde posición de ser un país con balanza comercial y de pagos negativa.El estar fuera del mundo de los sueños, mostrara a YPFB que el manejo de nuestra industria debe ser racional y eficiente, sin contar con las reservas netas del BCB como si fuera su cuenta corriente. No se puede pensar en efectuar exploración perforando decenas de pozos poco estudiados, pero por otro lado, tampoco se puede realizar exploración con pozos como Lliquimuni que ha costado más de $us 100 millones en líneas sísmicas para definir su ubicación, 4 años para construir su acceso y 1 año de perforación que ahora ha sido prolongado por tres meses más sin ninguna explicación.En este nuevo mundo de ingresos limitados, se verá claramente que la industria de fertilizantes, que está esperando la construcción de un ferrocarril para el transporte de su producción, no será rentable.Pero la fantasía que más llama la atención son los ofrecimientos de exportar LNG a Perú, Paraguay, Uruguay y Brasil con la producción de una micro planta que se está construyendo en Río Grande. El negocio de LNG no es de pymes. El comercio de LNG se realiza a través de barcos metaneros que cruzan los mares. Sería necesario 400 días de trabajo ininterrumpido de la planta de LNG para llenar un barco metanero. Todo el proyecto de elaborar LNG en Río Grande y transportar a sus destinos por camiones cisternas, donde será regasificado por micro plantas de regasificación es tan estrafalario que sus costos reales serán exorbitantes.Nuestro despertar vino acompañado de una pesadilla. Como una trágica ironía, cuando en Francia con todo entusiasmo nos adheríamos a la Declaración de París, se hizo pública la noticia de la desaparición del lago Poopó, causando la pérdida de casi 400 especies de flora y fauna. Además de la posible extinción de los Urus, legendario pueblo originario.La gran paradoja es que en París oficialmente abogábamos por la creación de un tribunal para juzgar a los infractores de normas de preservación del medio ambiente, que dañen la Madre Tierra. Sería interesante juzgar a las autoridades que permitieron los desvíos del río Desaguadero, que alimentaba el lago Poopó, mostrando que la caridad comienza por casa.No obstante estar en un llamado “Proceso de Cambio”, llegamos al 2016 sin haber logrado ninguna transformación significativa. Los libros de geografía y mapas del altiplano serán testimonio de nuestra ineptitud porque a partir del 2016 dejaran de mostrar la existencia del lago Poopó. Cambio del cual no se puede estar muy orgulloso, ¿Verdad?.El Día – Santa Cruz