Finalmente, este martes 5 de enero una abrumadora mayoría opositora tomará el control de la Asamblea Nacional (AN) en Venezuela. El desangelado sucesor de Hugo Chávez, Nicolás Maduro, deja un verdadero “campo minado” para dificultar el trabajo independiente del Legislativo, una batería de trampas acorde al estilo antidemocrático que ha signado al chavismo.La primera fue la activación de un inconstitucional “Parlamento Comunal” que le disputará funciones y hasta espacios físicos a la AN. La segunda fue la desginación express de un nuevo Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), el mismo que dio curso a la impugnación de varias bancas opositoras.Por último, Maduro acaba de lanzar un paquetazo de 13 decretos-ley, con los que busca reservarle al Ejecutivo el control de importantes áreas de la estructura gubernamental, como el Banco Central de Venezuela (imprescindible para mantener el tipo de cambio múltiple con el que ha lucrado la élite chavista) o la Procuraduría General de la República (blindaje ante inminentes investigaciones a la mega-corrupción).Pero en la oposición tampoco están mancos ni desprevenidos, después de una larga trayectoria de resistencia a las manipulaciones del régimen. Se sabe que ya preparan una serie de fintas y juegos de cintura para esquivar los zarpazos del menguante madurismo. Por ejemplo, Henry Ramos Allup, quien presidirá la AN, adelantó que la juramentación del Legisltaivo se realizará en dos sesiones el día de mañana: la primera con la gran mayoría de los parlamentarios y la segunda (luego de instalar la directiva) con los objetados por el TSJ. De esta forma, se esquivará la trampa oficialista con la que se buscaba declarar fuera de la ley a la Asamblea por incluir a los impugnados en la sesión de instalación.Junto a la capacidad de maniobra que pueda demostrar la oposición, pesará también en el nuevo proceso político el arbitraje militar, que ya fue importante el pasado 6D. El general Vladimir Padrino, ministro de defensa a quien se señala como quien puso freno al fraude chavista en esa fecha por presiones de la oficialidad media, sobrevivió a la “reestructuración de gabinete” con la que Maduro -por pedido de Cabello- buscaba destituirlo. Ahora Padrino dice que no le corresponde a las Fuerzas Armadas aplicar las resoluciones del TSJ, con lo que sugiere que los militares no impondrán la separación de los impugnados de sus bancas…[email protected]