A esta altura, hay bases más que fundadas para renombrar al Fondioc como “Fondo Corruptígena”. En base a normativa anterior, el gobierno de Evo Morales creó esta entidad en tiempos en que intentaba concretar el gasolinazo, para lo cual necesitaba redoblar su “blindaje” entre organizaciones sociales que funcionan como tropas de choque del régimen.De ahí arrancó una extrema prodigalidad prebendal que acabó en lo conocido: un histórico latrocinio de cientos de millones de dólares, mediante el desvío de recursos que deberían haber ido a parar a la lucha contra la pobreza indígena, pero que en cambio se destinaron al engorde de la burocracia sindical del partido oficialista.Ahora, el primer mandatario se hace el desentendido e intenta cargar toda la culpa en el ex director ejecutivo del Fondo Indígena, obviando las responsabilidades que le caben a su mano derecha en el entramado cocalero, Nemesia Achacollo, quien presidía el directorio del Fondioc y conocía, de acuerdo a un video del año 2013, la existencia de al menos 1.228 proyectos fantasma a esa fecha.Pero lo cierto es que las responsabilidades políticas llegan al propio presidente, quien según el ex director del Fondioc autorizó el desvío de recursos años atrás para su propia “re-re-coronación” en Tiahuanaco.Tal parece que la cleptocracia estatal no se agota en mandos medios, sino que tiene su epicentero en el mismísmo Palacio Quemado…[email protected]