Intelectuales “transgénicos”


ROLANDOKRolando Tellería A.*El bloque dominante actual en Bolivia, también cuenta en su seno con una variopinta cantidad de intelectuales orgánicosAl desarrollar la teoría del bloque histórico, el aporte más significativo para las ciencias sociales sobre el concepto de hegemonía, Antonio Gramsci, introduce la noción del “Intelectual orgánico”. Según esta teoría, la clase fundamental –o, bloque en el poder- logra la dominación consentida a través de la ideología y la cultura, ambas, generadas e incentivadas por el modo de producción. Los “intelectuales orgánicos”, en esta teoría, son los ideólogos de la función hegemónica que ejerce la clase dominante en la sociedad civil. Orgánicamente, entonces, los “intelectuales orgánicos” responden a la clase dominante.Con el fin de asegurar obediencia en las clases subalternas, desarrollan funciones organizativas de dirección y difusión ideológica en la administración del Estado, en la educación y la cultura; influyendo en todas las manifestaciones de la vida individual y colectiva. Hugues Portelli, notable intérprete y comentarista de los textos de Gramsci, los calificaba como “funcionarios”, siempre al servicio de la eventual clase dominante, asignándoles un papel central en la producción de hegemonía.En distintos momentos históricos, todas las clases dominantes, sobre todo, en el modo de producción capitalista, han tenido y tienen en su seno “ejércitos” de intelectuales orgánicos, algunos remunerados y otros, en su gran mayoría, ad honorem.El bloque dominante actual en Bolivia también cuenta en su seno con una variopinta cantidad de intelectuales orgánicos con la misión de generar y producir hegemonía. Están presentes en la dirección ideológica, política y cultural del denominado proceso de cambio. Con algo de éxito, desarrollaron y difundieron la filosofía del “Vivir Bien”; la base discursiva del Estado Plurinacional y la catequesis masista. Ahora, claro, al servicio de la clase dominante azul, también están presentes en otras manifestaciones de la dinámica política, como en el diseño, claro está, de la estrategia de la campaña por el Sí, de cara al referendo del 21 de febrero.En ese plano, sin embargo, en la difícil búsqueda de construir y conservar la hegemonía, estos intelectuales experimentaron sorprendentes transformaciones “genéticas”: pasando a la categoría de “intelectuales transgénicos”. Pues, habrían desarrollado extraordinarias virtudes, como las de inventar, reinventar, transformarse, decir y hacer lo que sea con tal de aportar eficazmente a la dinámica de reproducción del poder. Esta metáfora, “intelectual transgénico”, ilustra adecuadamente la metamorfosis que se advierte en gran parte de los actuales intelectuales orgánicos, remunerados y ad honorem, al servicio de la oligarquía azul.El objetivo oficialista del 21F, ha provocado en ellos una suerte de “alteración genética”. El cuadro es pintoresco, existen desde integrantes que practican felación intelectual hasta, inclusive, aquellos que, por su ladina conducta, bien pueden ser nombrados como “falsos vampiros”.Nítidamente, estas mutaciones se advierten en la estrategia de alianza fáctica con los cadáveres políticos del ciclo neoliberal, como Sánchez Berzain, Sánchez de Lozada, Tuto Quiroga y Doria Medina, quienes son invocados intensamente, para que aparezcan, salgan y converjan con los objetivos oficialistas, en la idea de neutralizar a la conciencia democrática ciudadana que claramente se inclina por el No, en la consulta por la re-re-reelección.Como orgánicamente ya no pueden difundir ideología, debido al notable agotamiento del discurso oficialista, desvariados, sin valores y principios, apelan a ésta y otras “estrategias transgénicas”, apelando al miedo con ilustraciones  apocalípticas como: “El sol se va a esconder y la luna se va escapar y todo será tristeza…”, o “La derecha te quitará tu casa, volverán los neoliberales”.Esta nueva categoría intelectual, ciertamente, encierra muchos misterios.*El autor es profesor de la carrera de Ciencia Política de la Universidad Mayor de San SimónLos Tiempos – Cochabamba 


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