Asesor de Lula revela que narcomafia brasileña opera en Bolivia; el PCC es la organización más violenta

Marco Aurelio García comenta que le llegaron rumores de la presencia de la banda Primer Comando de la Capital. “Si es así, si es que está, es muy malo para Bolivia”, afirma.

imageMarco Aurelio García

La Prensa



Grover Yapura Aruquipa | 11/04/2010

Asesor de Lula revela versión de que el PCC está en Bolivia

Brasil: Es la organización de narcos más violenta del Cono Sur. Marco Aurelio García precisa que si está en Bolivia, es muy malo. Dice que Evo está dispuesto a que su país articule la lucha antidroga en la región.

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Una entrevista muy rica en detalles con el brazo derecho del presidente brasileño, Luiz Inacio Lula Da Silva, para la región. Marco Aurelio García ya es un conocido de Bolivia. Fue parte de misiones facilitadoras. Hoy tiene otro papel, hace poco estuvo en La Paz para impulsar conversaciones sobre inversiones en Bolivia. García habló con La Prensa en la residencia del embajador Frederico Cézar de Araujo. Cauto en las palabras, elogioso con el Presidente, pero preciso en los conceptos. Así es este hombre de izquierda que es parte del gigante del sur.

—¿Cuánto de lo abordado en las reuniones entre Gobierno y empresarios puede concretarse?

—Son visitas para acelerar ciertas formas de cooperación y abrir nuevas perspectivas en esa dirección. Ahora, una cuestión esencial es que Bolivia ha decidido ir por el camino de su industrialización, y eso coincide con nuestra opinión sobre lo que será bueno para los procesos de integración sudamericana. No podemos tener una integración con países desarrollados, desde el punto de vista industrial, Brasil, Argentina y otros países, sometidos a una división de trabajo de producir dos o tres cosas.

—Claro, ése parece ser el camino…

—Ahora sabemos que para desarrollar un programa de industrialización, Bolivia necesita de aportes, eso nos fue dicho y nos fue solicitado, y nosotros estamos aquí porque hay un diálogo, por ejemplo, para el polo gas-químico. Lo importante es discutir cómo hacerlo, cómo hacer un proyecto de ampliación de la red eléctrica o ampliar la infraestructura de carreteras. En fin, son muchas las posibilidades, hay nuevas oportunidades que se abren con el caso del litio. Y en ese tema dimos incluso una orientación precisa a los empresarios, no se trata simplemente de crear una mina acá para la explotación, sino de explotar y agregar valor al litio, de acuerdo a las leyes bolivianas. Éste es un proceso abierto, algunas caminan, otras son lentas y otras van a empezar a moverse.

—¿Qué condiciones deben cumplirse para que las potenciales o probables inversiones brasileñas lleguen a Bolivia? ¿Se ha hablado de proyectos mixtos entre inversionistas privados y el Estado boliviano?, ¿los empresarios de su país han pedido condiciones de seguridad jurídica para invertir?

—Los empresarios saben que hay seguridad jurídica, que está dada por las leyes del país. Si queremos construir una carretera o una hidroeléctrica o explotar algo, el Gobierno boliviano fijará concretamente sus demandas de la forma más precisa posible, y las empresas brasileñas, públicas o privadas, deben definir. Finalmente, algo que es muy importante, formas de garantías, no porque tengamos desconfianza, sino porque nosotros tenemos exigencias legales cuando se trata, sobre todo, de créditos públicos; obviamente hay necesidad de garantías financieras. Lo estamos haciendo así por mucho tiempo y hasta ahora no hubo ningún problema, y no creo que pueda haberlo en el futuro.

—¿Qué grado de avance tiene el polo gas-químico de Puerto Suárez?

—Eso se está discutiendo hoy día, tiene una serie de implicaciones. En primer lugar, hay que ver si será en Puerto Suárez o en otra parte, son decisiones con motivaciones políticas, pero también tiene limitaciones técnicas. En segundo lugar, Petrobras está dispuesta a hacer nuevas inversiones acá, quiere hacerlas, y necesitará de nuevos campos, porque el polo gas-químico, más lo que Bolivia exporta a Brasil y las perspectivas de expansión de las exportaciones para Argentina y otras partes, van a exigir un crecimiento muy acelerado de la producción del gas natural.

—¿En el caso de Petrobras se están iniciando las conversaciones para que tenga nuevos campos de exploración y explotación?

—Sí, ésa es la intención de Petrobras. Además, ésta ya tenía algunos campos adjudicados, entonces la cuestión es ver si se mantiene o se cambia por otros, o por último, hay acuerdo o no, pero la idea nuestra es que sí pueda haber acuerdo. Ustedes tendrán muy claro que cuando hubo una migración de contratos, Petrobras se mantuvo en Bolivia, y quiere mantenerse.

—¿Y cuál es la perspectiva en Brasil de la demanda del gas boliviano, hay la posibilidad de que aumente o más bien de que baje?

—Creo que va a mantenerse y aumentar. Mira, la economía brasileña debe crecer entre cinco y seis por ciento. Eso va a significar, concretamente, una demanda energética. Ésta es una tendencia que, a mi juicio, va a mantenerse por muchos años; si nosotros vamos a tener la producción de gas, eso no significa de ninguna manera que vamos a prescindir del gas boliviano.

—¿Hacia dónde es posible profundizar la alianza energética? Ahora que Brasil está desarrollando sus campos de gas natural, ¿está con las posibilidades de exportar hacia el Atlántico con Bolivia?

—¿Por qué no? Claro, puede perfectamente ser así, pero la cooperación energética puede darse también en el sector eléctrico; si Bolivia está interesada en la construcción de hidroeléctricas, podríamos pensar en hidroeléctricas binacionales.

—¿Cuál es la evaluación que tiene sobre el estado de la democracia en Bolivia?

—No tengo una percepción muy fina del estado de la democracia en Bolivia, para eso hay que conocer mucho el país, y Brasil no tiene hábito de hacer certificación en materia política. Lo que sí sé es que Bolivia tiene procesos seguidos de elección, que las oposiciones manifiestan expresiones de políticas diferenciadas y eso nos parece una base importante para calificar al país como democrático. Obviamente, siempre habrá aquellos que dirán que hay imperfecciones de la democracia ¿no? Pero yo creo que la situación en América del Sur es favorable a la democracia.

—Hay un tema que creo que es de interés mutuo, el narcotráfico. Se decomisan cada vez mayores cargas de cocaína en Bolivia y se dice que la Policía brasileña tiene el dato de que la cocaína que se produce en este país no es para Estados Unidos ni para Europa, sino para Brasil…

—Mira, yo conversé sobre eso con el presidente (Evo) Morales, él incluso suscitó esa discusión, está muy interesado en que pudiéramos articular más las actividades de combate al narcotráfico en la región. El presidente Morales sabe perfectamente que el narcotráfico es una pandemia que corroe la sociedad y el Estado. Nadie puede tener la ilusión de que puede convivir o que puede lograr algo con él. No tengo la información de que el narcotráfico esté implantado socialmente (en Bolivia); qué quiero decir, que tenga influencias sobre ciertos sectores de la sociedad, que controle ciertas áreas, que corrompa políticos, justicia, prensa, como ocurre en otro país y como ocurrió, incluso, regionalmente en ciertas áreas de Brasil. Por suerte rompimos con eso, como fue el caso del Estado del Acre. Entonces, con el presidente Morales estuvimos conversando, hay la posibilidad de intercambio de materiales, quiere adquirir radares y aviones brasileños para combatir el narcotráfico, lo vi preocupado con esa cuestión y con la disposición muy fuerte de cooperación con nosotros.

—¿Cómo se puede articular de mejor manera esta lucha contra el narcotráfico entre Bolivia y Brasil, además de la provisión de los materiales?

—Hay inteligencia, eso es fundamental en el combate al narcotráfico. Es importante el intercambio de informaciones, porque muchas veces la gente piensa que el narcotráfico se combate solamente a balazos; a veces sí, pero muchas veces hay el problema del lavado de dinero.

—¿El Primer Comando de la Capital tiene presencia en Bolivia?

—Eso se dice, se dice que sí, y si eso es así, es muy malo para Bolivia, es muy malo, y para nosotros también, por supuesto.

—¿Existe información del Gobierno brasileño sobre aquello?

—Yo escuché información, pero no la tengo directa, pero se rumorea de que sí. Sería en cierto modo comprensible, en la medida en que Bolivia puede ser, por una parte, una zona de producción, pero es, seguramente, una zona de tránsito, porque también se rumorea que una parte de las drogas que entran a Brasil es producida en Perú y pasa por Bolivia. El narcotráfico es una plaga que hay que combatir con inteligencia. En algunos países el combate fue solamente por medio de la violencia y no lo resolvió. Entonces, hay que usar mucho la inteligencia.

—Si el Primer Comando de la Capital está en Bolivia, hay mucho de qué preocuparse, ¿no es verdad?

—No, no mucho, porque está en Brasil. Nosotros tenemos preocupaciones allá también. No tengo informaciones precisas sobre eso, escuché informaciones, pero no sabría decir si está precisamente (en Bolivia), y si está, en qué medida.

Petrobras se mantuvo en Bolivia y quiere mantenerse.

Los empresarios saben que hay seguridad jurídica.

Evo quiere adquirir radares y aviones de Brasil.

Se dice que el PCC está en Bolivia. Si es así, es malo.

Surgió en las celdas de Sao Paulo

El Primer Comando de la Capital (PCC) es la banda narco-delictiva más temida de Sao Paulo y Brasil señalada de ser la que verdaderamente controla el sistema penitenciario de este país. Se afirma que esta organización es mucho mayor en poder financiero y de fuego que su equivalente carioca, el Comando Vermelho.

El PCC surgió en agosto de 1993 en Sao Paulo con los prisioneros que sobrevivieron a una de las peores matanzas carcelarias en la historia de este país, a principios de los años noventa, en las que se señala a la Policía brasileña de haber matado a unos 111 internos para aplacar un motín.

Fueron tres noches de violencia entre policías y pandillas. Desde entonces se formó esta suerte de “grupo sindical” de reos que empezó a pedir mejoras en el brutal y sobrepoblado sistema penitenciario brasileño. Poco a poco, el PCC empezó a tomar el control de las cárceles utilizándolas como centros de reclutamiento. Hay versiones que indican que el proceso de iniciación de los miembros consiste en secuestrar a un guardia de seguridad de una de las prisiones. Más de 460 efectivos han sido secuestrados en 2006.

Ahora, tras varios años, el grupo ha evolucionado para convertirse en una fuerte organización que ha estado involucrada en el tráfico de armas y drogas, secuestros y robos, así como motines carcelarios.

El PCC se identifica también con el número 15.3.3, el cual representa la decimoquinta letra del alfabeto (P) seguida de la tercera (C). Su poder, dentro y fuera de prisión, ha incrementado por la disponibilidad de los teléfonos celulares. Líderes de la banda reciben teléfonos de contrabando con la ayuda de guardias corruptos, y con ellos pueden dirigir sus actividades desde las celdas.

Se estima que en 2001 el PCC habría estado detrás de una serie de motines que se desataron simultáneamente en 24 centros penitenciarios en el estado de Sao Paulo. En junio de 2005 se produjo otro motín en una notoria cárcel el noroeste del Estado en el que murieron cinco reos, cuyas cabezas decapitadas fueron exhibidas desde el techo de la instalación. En mayo de 2006, un ataque dejó unos 30 muertos, en su mayoría oficiales de Policía. Según la BBC, muchos criminales aprendieron a organizarse con las tácticas de los grupos izquierdistas con los que compartían las celdas durante el gobierno militar que duró hasta 1985.

PERFIL

Nombre: Marco Aurelio García

Es el principal asesor de Asuntos Internacionales del presidente de Brasil, Luiz Inacio Lula da Silva. Llegó al país la pasada semana para profundizar las relaciones bilaterales con Bolivia.

Este brasileño tiene formación en Filosofía y Derecho.

En operativo de la Felcn hallan cocaína, rifles y lanzagranadas

Un gran operativo practicado durante gran parte de la jornada de ayer, en diversos puntos de esta capital, permitió a la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico (Felcn) incautarse de una gran cantidad de droga y armas.

El director nacional del organismo antidroga, coronel Félix Molina, confirmó a EL DEBER que se decomisó entre 80 y 100 kilos de cocaína y armas de diverso tipo, algunas de ellas de uso militar, como lanzagranadas. También se indicó que hay varios detenidos, que hoy serán presentados ante los medios de prensa.

El operativo contó con la presencia de los fiscales Santa Cruz Mercado y Elizabeth Yicha. Las armas fueron derivadas a la Felcc.

Molina indicó que hoy se realizará una conferencia de prensa para brindar mayores detalles del suceso. El Deber