Los «ganadores» perdieron mas de un millón de votos

Desazón y bronca embarga a los miembros de la cúpula gubernamental, al punto que algunos, como el presidente Evo Morales y el vicepresidente Álvaro García están ensayando justificaciones surrealistas para la bofetada que sufrió el MAS en las elecciones de 4 de abril pasado.

image Lago Titicaca. Evo Morales se reunió tras los comicios del 4 de abril con la plana mayor del Ejecutivo y Legislativo para "ajustar" cuentas por los resultados electorales obtenidos por el MAS (Foto ANF)

Se trata de una derrota de acuerdo a los términos que ellos mismos establecieron. Con la tremenda resaca que les produjo los resultados de las elecciones generales del 6 de diciembre de 2009 y los precedentes referéndums, proclamaban que el respaldo que tenían se aproximaba a la unanimidad y esperaban un respaldo que los aproximara a esa hegemonía que es intrínseca a su concepción política totalitaria.



Tienen el control total de las dos Cámaras de la Asamblea Legislativa, lo que les permitió a su vez copar el Órgano Judicial en sus diversas instancias como la Corte Suprema y el Tribunal Constitucional. Tienen, además, a su servicio a las llamadas “organizaciones sociales” y Altos Mandos militar y policial que le son totalmente obsecuentes y ahora van por el órgano Electoral.

Era lógico que dentro de su triunfalismo supusieran que el próximo paso era copar las alcaldías y las gobernaciones departamentales. Para lograr este objetivo pusieron a disposición de los candidatos del MAS todos los mecanismos y servicios del Estado. Sin embargo, si se toma en cuenta la cantidad de esfuerzos y recursos empeñados, al punto que el propio Evo se puso a la cabeza de la campaña, los resultados resultan exiguos.

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Experimentar una caída 2.900.000 votos a 1.800.000 ( de 64 % al 45%) en cuatro meses no puede ser interpretado como una victoria, como tampoco lo puede ser haber perdido las capitales de los tres departamentos altiplánicos y en Cochabamba haber ganado la alcaldía por apenas un punto de diferencia. Es claro que existe una gran brecha entre el costo y el beneficio.

Tuvo que ser el propio Evo quien salga al ruedo para explicar estos resultados y la verdad es que lo hizo con muy poco donaire. En la Vicepresidencia le prepararon un dossier que tenía la pretensión de explicar que la democracia tiene criterios exclusivamente territoriales. Es decir basó su extensa explicación en el criterio de que el MAS habría obtenido la mayoría de los municipios del país. Ante un par de “periodistas”, que dicho sea de paso lo volvieron a elegir el “personaje del año”, abundó en sofismas que cualquier comunicador con un mínimo de criterio y ética profesional hubiera rebatido con facilidad.

Sin embargo la obsecuencia de los "periodistas" oficialistas no fue suficiente ya que el presidente Morales quiso eludir el hecho que en democracia lo que vale es el voto, no los territorios que se alcance a controlar y esos votos muestran para el MAS una declinación imposible de ocultar.

Hay que destacar que su presencia en el programa armado en la red de radios Patria Nueva y Canal 7, significa, nada más y nada menos, que un reconocimiento de culpa. Que él actuó como jefe de campaña y que los resultados que consiguió no fueron los esperados. Ya lo han dicho en forma clara dirigentes de las propias bases masistas y no solo los analistas políticos.

Por su parte, el vicepresidente García Linera, cuyas dotes intelectuales arrojan cada vez mayores dudas, no se preocupó por elaborar capciosas o intrincadas teorías. Dijo simple y llanamente, por ejemplo en el caso del Beni, que el nuevo gobernador electo al derrotar a Jessica “yiordan”, era ilegítimo y que la “ganadora moral y política” (con Juan "camión" Quintana por detrás) era la candidata masista. Por lo visto pretende arrogarse el derecho de decidir, a su sesgado y obtuso criterio, cuando el voto popular es o no legítimo.

En suma, en las últimas elecciones la población envió un claro mensaje al binomio gobernante y al MAS pero es evidente que éstos son presas de su soberbia e intolerancia por lo que no están dispuestos a aceptar la realidad, y  las consecuencias políticas ya están comenzando a manifestarse ante la bronca y desesperación de los oficialistas.