Evo y el flautista de Hamelín

Daniel A. Pasquier Rivero

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Morales es sin duda uno de los políticos más sagaces que recordará la historia del país. El trompetista de Orinoca hace 20 años, recién llegado al Chapare, sin bienes y sin apego a zona, ¡Sorpresa!, desde los sindicatos cocaleros a la silla presidencial. Desde entonces, prácticamente se ha deshecho de sus opositores, controla los poderes del Estado casi en su totalidad e impone un ritmo frenético a su activismo. Se desplaza, incansable, con su discurso sobre la “política de cambio”, que resume su propuesta de descolonizar el Estado e implementar el socialismo comunitario del siglo XXI, mezcla de indigenismo con tintes xenofóbicos (contra los k´aras o mestizos), marcado acento anti imperialista y de tono duro, cuando no durísimo y confrontador, contra todo lo que signifique propiedad privada o capital multinacional. Usa tecnología de avanzada en la difusión de su imagen, y en seguimiento y control de sus adversarios, mientras habla bondades de las sociedades primitivas y culturas ancestrales.

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Pero su gestión de gobierno, al ritmo y compás de la famosa flauta, es un desastre, por incompetencia, por corrupción, por soberbia, por lo que sea. Cinco años repitiendo las mismas ofertas, siguen pendientes los proyectos, las inversiones multimillonarias (nunca se habla de cosa chica), los plazos incontrolables (para dentro de 5, 10, 20 años), la estrategia fantástica de inauguración, challa y entierro. Tan cierto que la última polémica entre oficialistas es si el presidente les ha puesto o no un plazo de tres meses, en el último cónclave a orillas del Titicaca, para demostrar qué están haciendo algo por la inversión pública, que vencido el primer trimestre 2010 es de un pobrísimo 6%. En otra reunión, en La Paz, mareó al empresariado nacional, no con la danza de los 7 velos, sino con la danza de 32.000 millones de dólares (MD) a invertir. El sello es la improvisación. No se cosecha, ni se montan plantas industriales, ni se aseguran mercados ni logística para cumplir compromisos, de un día para otro. ¿Y el financiamiento, suficiente y oportuno? Evo no entiendo estos tiempos.

Como el flautista prodigioso conmueve multitudes: 9.000 almas a Cochabamba, donde podrán “pijchar” en “el ombligo del mundo”, en lo que se va convirtiendo el Chapare. No estarán el Falcon 900EX Easy de la Dassault Falcon Jet Corp., ni el Antonov 148, superjet de última generación, gustito de 78.7 MD, para dar realce a sus desplazamientos. Sin reparar en gastos invita y organiza la Conferencia Mundial de los Pueblos sobre Cambio Climático y los Derechos de la Madre Tierra: bosques, alimentos, agua, y la amenaza del cambio climático en la Tierra. Vienen presidentes colegas de ALBA, pero qué de científicos que avalen la calidad a tal asamblea, que nace como reacción a los resultados no deseados de la Cumbre de Copenhage. Allí se puso en duda nada menos que a los fundamentos pseudo científicos que llevaron a cierta psicosis con el calentamiento global y la responsabilidad principal adjudicada a la actividad del hombre sobre el planeta y sus recursos. El modelo de desarrollo del mundo capitalista fue puesto en la picota, y ganó adeptos el cuidado del bienestar de un chulupi sobre el bienestar del ser humano.

Los presupuestos de tal teoría contiene, según el IPPC, Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (CC) dependiente de las Naciones Unidas, errores “fundamentales” (ver Foro Sobre CC en www.icees.org.bo). Simples verdades: el CC no es inusual, es más, es lo habitual, pues es un fenómeno dinámico. No se ha demostrado, en términos científicos, que la emisión de CO2 sea el factor principal para alterar el clima del planeta. Los modelos computarizados utilizados no permiten determinar con precisión condiciones futuras, a largo plazo, del CC, cuando es tan evidente la imprecisión en pronósticos a corto plazo. En suspenso, la calidad de los análisis de políticas a seguir en los cientos de países comprometidos. Hay peso científico suficiente para rechazar que el CC sea principalmente antropogénico, es decir, producido por la actividad del ser humano.

La melodía de la flauta traslada hábilmente a hablar del endeudamiento de los países pobres (no del mal uso de los créditos), la responsabilidad de los ricos (no de la ignorancia y la falta de sistemas políticos democráticos en países entrampados en la violencia), la necesidad del chantaje para vivir de la asistencia de las economías desarrolladas (eso significa la búsqueda, aunque sea forzada, de una posición común), la necesidad de respetar la Madre Tierra (sin relatar cómo a un tiro de piedra de la cumbre se destrozan bosques para sembrar coca y se contaminan suelo y aguas con los químicos utilizados en la producción industrializada de toneladas de cocaína). El objetivo es “político y no científico”, y JP Ramos, el viceministro responsable de Biodiversidad y Medio Ambiente, se ha encargado de aclarar que “hay que abrir el espacio a cualquier debate, pero en una conferencia tan específica como es el Cambio Climático, se ha hecho el esfuerzo de que ningún país traiga una problemática específica”. Se ha advertido al Consejo Nacional de Ayllus y Markas del Qullasuyu (CONAMAQ) no plantear nada “real”, políticas del MAS sobre contratos para explotación de recursos naturales “para no desvirtuar y desprestigiar este evento”. El discurso es para afuera. Evo, fiel a su estilo, clausurará el evento con un acto de masas, ¿las que sirvieron para votar por consigna, para bloquear y hacer arder Cochabamba, las que ajusticiaron al joven Urresti?, en un estadio de fútbol. De paso, se tocará el tema, y seguramente se pondrá al país como ejemplo, en “Diálogo entre pueblos y gobiernos”. Los aportes de Chávez, Ortega, el embajador cubano y Evo, sin duda, crean expectativa y serán trascendentes. El flautista de Hamelín aparenta imperturbable después del 4 de abril.

(Imagen de pachakuti.org en google.com.bo/imagen)