“Abrilazo”


Saúl Paniagua Flores

votación El 4 de abril de 2010 marcó la historia de Bolivia, la nueva. Del 64% al 49% dicen que bajó la preferencia electoral del partido de Gobierno, pero eso es insignificante si tenemos presente la lección que nos dejó el Domingo de Resurrección, máximas universales que no debemos olvidar: no oprimas al desvalido, ten piedad del desgraciado, ambiciona ser amado y teme siempre ser temido.

Si el 21 de enero de 2010 se reasumió la Presidencia del Estado en Bolivia para una gestión de cinco años, fue también un 21 de enero de 1793 que el último jacobino Robespierre inició el ‘reinado del terror’ en Francia luego de guillotinar a Luis XVI durante el auge de la Revolución Francesa, pero aquél, al año siguiente, entregó su propia cabeza a la guillotina.



Lo efímero del poder humano nos lleva a reconocer que todo gobierno es temporal y portador de un simple encargo del pueblo, que consiste en la ejecución, el cumplimiento y el respeto de las leyes. Sin embargo, en Bolivia, en tan sólo cuatro meses, el ‘club de los jacobinos’ –tal como sucedió en Francia hace más de 200 años– fue vencido por una coalición de los restos de todos los partidos políticos.

La nueva organización territorial boliviana que prevé el art. 269 de la Constitución convierte el poder central en un mosaico que lo dispersa hacia la periferia, es decir, a las nueve gobernaciones y más de 300 municipios autónomos con facultades de elección directa de sus autoridades y en el marco de los estatutos y cartas orgánicas, además de administrar sus recursos económicos, ejercitar facultad legislativa, reglamentaria, fiscalizadora y ejecutiva en el ámbito de su jurisdicción, competencias y atribuciones.

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La tesis jacobina del francés Robespierre y del italiano Gramsci fue derrotada por el ‘abrilazo’ de la concertación para construir Bolivia, la nueva.

EL DEBER