Los bloqueos: de legítima acción de protesta a delito


Están en el recuerdo aquellos violentos bloqueos  de los cocaleros encabezados por su dirigente Evo Morales  por días y días en la carretera que une Cochabamba con Santa Cruz, que implicaban una abierta violación al derecho al libre tránsito, ese derecho que recién, cuando han llegado al gobierno, dicen que harán respetar.

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Definitivamente la vida nos da sorpresas. Resulta que ahora los masistas, que en el pasado se mostraban como maestros en ese muy discutible arte de las marchas y los bloqueos, se presentan como garantes del derecho que tienen todos los bolivianos para transitar libremente por el territorio nacional.



La situación resulta paradójica si nos remitimos hasta no hace pocos años atrás, cuando los cocaleros encabezados por su dirigente Evo Morales bloqueaban por días y días la carretera que une los departamentos de Cochabamba con Santa Cruz, exigiendo el respeto a su supuesto derecho a sembrar de manera indiscriminada la “hoja milenaria” que, debe quedar muy claro, en su mayor parte es destinada a la elaboración de cocaína.

Todavía están en el recuerdo aquellos violentos bloqueos  que implicaban una abierta violación al derecho al libre tránsito, ese derecho que recién, cuando han llegado al gobierno, dicen que harán respetar.

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¿Qué es lo que ha pasado para que los masistas hayan cambiado tan radicalmente de opinión? De seguro pasó algo muy grave. Resulta ahora que los bloqueos no son un legítimo mecanismo para luchar por los derechos conculcados y que las marchas no son el instrumento de los oprimidos para protestar.

Por obra y gracia de un súbito cambio de criterio, las marchas y bloqueos han sido penalizadas y son consideradas actos delincuenciales. En palabras del ministro de Gobierno Sacha Llorenti, no son protestas sociales, son “acciones políticas armadas”. Sus promotores son capturados y trasladados de manera expeditiva a La Paz, puestos en manos de la “justicia” masista y hasta encarcelados junto a los “terratenientes” y “divisionistas” del oriente del país

Alguien opinó que no es malo penalizar los bloqueos por los grandes perjuicios que causa. Es más se dijo que la penalización debiera ser retroactiva, lo que naturalmente ya no sería muy del agrado de Evo Morales, que en el pasado utilizó profusamente este método.

Y no es que se trate de justificar los bloqueos, que de manera indudable no son el mejor recurso para protestar. Lo que sucede es que el conflicto de Caranavi y su lamentable saldo de dos muertos (que en principio el gobierno trató de negar) y decenas de heridos,  fue generado y agravado por la propia actitud del gobierno.

No debe olvidarse que el propio presidente Evo Morales, que se lo ve cada vez menos enterado de lo que sucede en el país, dijo que la planta procesadora de cítricos era un “problema interno” que debía ser solucionado por las federaciones de colonizadores. En suma, trató de lavarse las manos como si el bloqueo de una ruta solo fuera de incumbencia de las federaciones de colonizadores.

Por otra parte nuevamente queda demostrado que el MAS no duda en acudir a la violencia para superar los conflictos sociales que se le presenten. Evo Morales al inicio de su mandato prometió que renunciaría si durante su mandato se producía un solo muerto. Por lo visto olvidó muy rápidamente su promesa si tomamos en cuenta los muertos de Huanuni, El Porvenir y otros lugares que se produjeron por acción u omisión del gobierno.

Es bueno también recordar que hace unos tres años, el actual senador Fidel Surco se mostró rodeado de un grupo armado en la zona de Alto Beni, lo cual no fue sorpresa ni causó mucha molestia en  el gobierno. Por tanto, si en Caranavi actuaron grupos armados, estos seguramente respondían al MAS.