Un Dios que no se muere

paulovichPaulovichComo todos los días, mi discípula periodística llegó hasta mi despacho para informarme acerca de las noticias sobresalientes producidas en el Palacio Real de la plaza Murillo, diciéndome algo consternada que la plana mayor gubernamental se trasladó a Sucre, con la excepción del ministro Quintana, a quien le encargaron el cuidado de la casa para protegerla de los ladrones que han proliferado en todas las ciudades del país.Al saber yo del traslado de casi todo el personal palaciego a la ínclita Capital histórica del Estado Plurinacional y Folklórico, elevé mentalmente una oración a la Virgen de Guadalupe para conseguir que el presidente Evo y algunos de sus ministros aprovechasen al mismo tiempo, que algún chuquisaqueño piadoso diera de beber a Evo y compañía grandes cantidades de la famosa Agua del Inisterio.Aprovechando este feriado católico que sobrevive en nuestro estado laico, cual prescribe la Constitución, propuse a mi comadritay acudir a la santa misa para proceder a la adoración de la Sagrada Eucaristía que sería expuesta en la Basílica Catedral de Nuestra Señora de La Paz, para luego pasear por las calles de esta ciudad la hostia consagrada, o sea a nuestro Cristo, a quien los católicos adoramos.Grande fue nuestra sorpresa al encontrarnos con la plaza Murillo cercada por rejas de hierro y hombres armados, quienes apenas nos dejaron pasar a la catedral a devotos del Corpus Cristi, mientras en todos los templos de la ciudad se realizan ceremonias litúrgicas de igual contenido.La cholita cochabambina nacida en Quillacollo me contó que en todas las ciudades y pueblos importantes del país se celebraron numerosos actos litúrgicos de igual contenido.Testimoniada nuestra fe católica, volvimos a mi casa, mientras Macacha me contaba en la oreja: ¡Qué me importa que durante algunos días Evo, sus ministros, sus legisladores y sus “tirasacos” se hubieran marchado a Sucre celebrando la fiesta capitalina, lo importante es que millones de paisanos nuestros han adorado a la Sagrada Eucaristía y la han paseado en procesión por calles, plazas y campos deportivos demostrándonos que no necesitamos de ningún referendo para testimoniar que Dios está con nosotros y con Él somos mayoría aplastante!El Diario – La Paz