Murió víctima de la violencia que siempre combatió. Como psicóloga realizó importantes contribuciones a la defensa de los derechos de las personas adultas mayores.
Elizabeth Crespo durante su participación en el III Foro de Desarrollo Humano y Social en La Paz. Foto: Idis Umsa
La Paz, 2 de agosto (ANF).- Elizabeth Crespo Tarifa tenía un firme compromiso con la vida, sus amistades la recuerdan como una persona «siempre alegre, con mucho optimismo y emprendedora de sueños y desafíos”.Psicóloga de profesión, desde hacia varios años dirigía la Fundación Colectivo para el Envejecimiento Activo. Pensaba que la gente debía vivir hasta bien entrados sus años en condiciones de plenitud y ejerciendo todos sus derechos, por eso consagraba su labor profesional a la defensa de las personas adultas mayores.Unos días antes que Carlos Jara, su exnovio, segara su vida, participó en el III Foro de Desarrollo Humano y Social, en la ciudad de La Paz, con una ponencia sobre el cuidado integral al adulto mayor.“Tenías una noble labor y un gran corazón para desarrollar actividades en beneficio de la población adulta mayor; eras aquella persona disciplinada y altruista que siempre regalaba una sonrisa a quien más lo necesitaba…», recuerdan sus colegas del Instituto de Investigaciones Sociológicas, IDIS – UMSA, donde aportó para investigar acerca de varios tópicos, entre otros, sobre parejas violentas.Era una activista por los derechos humanos y consagró sus últimos años de vida a la lucha contra la violencia de género y generacional. Paradojas de la vida, murió víctima de la violencia que siempre combatió.Era parte del colectivo CISTAC y del Consorcio Boliviano Cuerpo Ciudadanía, que desde una perspectiva multidisciplinaria reflexiona sobre la temática de género y masculinidades. En ese ámbito, Elizabeth Crespo contribuyó al análisis de los discursos normativos sobre el género y la sexualidad, respecto a las representaciones culturales y a los discursos hegemónicos sobre las masculinidades y la violencia machista.“Siempre te recordaremos y mantendremos la causa que nos inculcaste”, reza el mensaje de ese colectivo en el que compartió su causa por una vida libre de violencia.Eli, como la conocían en su círculo de amistades, tenía una hija y disfrutaba de la compañía de su madre a quien tomaba como referente a la hora de enarbolar los derechos de las personas adultas mayores. Era una emprendedora, además de ejercer como psicóloga, dirigía una exitosa empresa de transporte que heredó de su padre, en la ciudad de El Alto.Como para desafiarla, la vida puso en su camino a un depredador que le quitó la vida de manera violenta.Elizabeth Crespo y José Altuzarra Bellot fueron asesinados a mansalva a poco de participar en la entrada folklórica de la UMSA.