Mockus ante el reto de consolidar su fuerza política


mockus Más que ganar la presidencia, que Juan Manuel Santos parece tener asegurada, el mayor reto de Antanas Mockus es consolidar la fuerza electoral que aglutinó su movimiento en la primera vuelta del pasado 30 de mayo. La pregunta que se hacen los colombianos es si la llamada ola verde, con su mensaje de honestidad y transparencia, llegó para quedarse o es un fenómeno político efímero.

Aunque subsiste una relativa desconfianza hacia las encuestas por el escaso acierto en las predicciones que hicieron en la primera ronda (dieron un empate técnico), los sondeos pronostican la victoria de Santos en la votación de mañana con 65.1 % de los votos; Mockus obtendría el 28 %.

Aunque Mockus pierda con tan gran diferencia, si mantiene o aumenta los 3.5 millones de votos que sacó el 30 de mayo el Partido Verde que lo presentó como candidato se convertiría en la segunda fuerza, que podría jugar un papel destacado en las elecciones municipales y regionales del próximo año. Bien manejado, es un capital electoral sobre el que se puede construir un partido moderno. Para ello, estaría obligado a organizarse a fondo, a definir su visión a largo plazo, a escribir un programa definitivo y adoptar una estrategia. Un partido no tiene por qué nacer mayoritario; pero sí necesita nacer coherente, disciplinado y con un programa claro. “En los meses venideros debe haber un congreso de refundación con todas las de la ley, para que la gente entienda que el proyecto de Mockus no se reduce a la suma de tres ex alcaldes exitosos”, comenta el analista Andrés Hoyos.



Mockus representa una manera nueva de hacer política, sin clientelismo, sin corrupción, alejada de los viejos silogismos de la izquierda dogmática. El filósofo y matemático de origen lituano aglutina el hastío de muchos colombianos frente a los sonados escándalos que se produjeron en los dos mandatos del presidente Álvaro Uribe.

El analista Germán Vallejo comenta a La Vanguardia que paradójica e injustamente, “la imagen de hombre bueno y honesto de Mockus no seduce a la mayoría del electorado colombiano; las FARC y el narcotráfico han provocado que se prefiera un líder fuerte capaz de combatir estos dos flagelos. Y añade: “La gente puede asociar a Mockus con Jimmy Carter o Barack Obama, mandatarios también honestos y con intenciones de cambio a los cuales se cuestionó su capacidad de ejecución y conducción. En Colombia, algunos asocian a Mockus con Belisario Betancur, un presidente honesto y humanista al que según la percepción general lo desbordó la violencia por falta de mano dura y exceso de bondad”.

=> Recibir por Whatsapp las noticias destacadas

Según Vallejo, a pesar de los más de 3 millones de votos obtenidos, no creo que a mediano plazo el proyecto de Mockus pueda llegar a tener un papel protagónico de vigilancia sobre el ejecutivo, denuncia de la corrupción y ejercicio de la oposición.

“El contrapeso a Santos, que ya aglutina a la inmensa mayoría de las fuerzas del país, incluidos conservadores y liberales, se tendrá que hacer con políticos y Mockus no tiene políticos; sólo posee un puñado de escasos, poca pólvora ante el arsenal desbordado de apoyos que han cerrado filas con Santos”, subraya Vallejo.

Mockus sedujo al electorado con un discurso entre místico y cívico. Cuando medio país estaba detrás de él, tropezó en el momento de los debates. El antiguo rector de la Universidad Nacional no pasó el examen, se mostró errático al explicar el manejo del Estado.

“Mockus perdió la presidencia en los debates; sus argumentos no tenían consistencia ni coherencia, no supo aprovechar la tribuna para defenderse o atacar, cada vez se mostraba más confuso, incluso cuando criticaba a Santos por su vinculación con Uribe”, declara a La Vanguardia la politóloga María Jimena Duzán. Los titubeos de Mockus le hicieron perder muchos votos de opinión incluso en Bogotá, su fortín electoral por excelencia. Paso a paso, se convirtió de nuevo en un candidato poco confiable. Resultó más difícil conservar el entusiasmo que provocarlo.

Sin embargo, los 3,5 millones de votos de Mockus no son despreciables. Fueron obtenidos sin maquinaria, sin clientelismo, nadando en contra del arrollador poderío uribista. Mockus consiguió la votación más alta obtenida por un independiente en una elección presidencial, y pone de manifiesto, que muchos colombianos rechazan el estilo autoritario de Uribe. El gobierno de Santos no podrá ignorarlos.

La Vanguardia – Barcelona