Arrepentidas por haberle dado una palmadita al hijo, algunas mamás suelen decirle “mentirita, mentirita”, buscando la manera más fácil de callar al chiquillo. Otras lo hacen cuando el nene se ha dado algún porrazo, aunque el más clásico es el “sana, sana, colita de rana”. En esas parece estar el canciller David Choquehuanca, quien no halla la forma de calmar los ánimos en Brasil, luego del gesto inamistoso lanzado en Bolivia en represalia por la destitución de la expresidente Dilma Rousseff.
El ministro de Relaciones Exteriores, quien debe poner la cara por la andanada de insultos que comenzaron en Caracas y tuvieron eco en La Paz, ha dicho que fue apresurada la reacción brasileña que replicó de la misma forma el llamado el embajador boliviano en Brasilia.
Según Choquehuanca, esta acción de la diplomacia no es algo delicado, sin embargo, debe recordar que la última vez, Brasil retiró por dos años a su embajador en nuestro país, algo que sí es de extrema gravedad.
Fuente: eldia.com.bo
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