Narcotráfico: El coronel Molina hace un retrato del narcotráfico. Felcn necesita recursos: vehículos, apoyo logístico, medios de comunicación, tecnología avanzada.
Preocupado: el coronel Félix Molina, director nacional de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico
La Prensa
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Narcotráfico: El coronel Félix Molina hace un retrato rápido del narcotráfico. Las mulas se diversifican. Ahora los hay quienes caminan días y días. Afirma que Santa Cruz vive una tensa calma tras el caso Rosales y revela que la FELCN ha reenfocado su forma de trabajar.
La sede de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico es una casa-laberinto. Es estrecha, vieja y poco funcional para luchar contra los narcotraficantes, cada vez más poderosos y osados. Entre esas condiciones, la FELCN da pelea. Su director nacional, el coronel Félix Molina, hace un retrato rápido del “narco” en Bolivia, que involucra a todas las clases sociales y prácticamente en todo el país. Está claro que necesita mayor apoyo y una mejor administración de justicia.
—¿Cuál es el análisis que usted hace del narcotráfico en Bolivia?
—Al hablar del narcotráfico no debemos concentrarnos únicamente en cocaína; involucra otros delitos: enriquecimiento ilícito, amenazas, corrupción, venganzas y violencia en general. En Bolivia, la tendencia es un poco preocupante, siempre tiende a crecer; pero también puedo decir que la FELCN jamás ha sido rebasada. Así con esa capacidad, con sus posibilidades, les hacemos frente a los “narcos”. Abrigamos la esperanza de que se mejoren sus condiciones.
Hay linchamientos en Bolivia, hay ejecuciones. Acá se está jugando con los seres queridos de la víctima. Ya se dan casos en que la gente tiene que implorar por los restos de sus seres queridos. Eso es consecuencia de las actividades ilícitas, una de ellas es el narcotráfico. Deberíamos preocuparnos un poco más todos, quienes somos parte de la institución estatal, si queremos una vida más segura para los que vienen después. Fundamentalmente quiero clamar justicia en Bolivia. Si estas bandas, como el caso Rosales, estuvieran purgando penas en una cárcel, no tendríamos estos casos. De qué clase de justicia hablamos cuando sabemos que en las medidas cautelares salen libres y todavía nos piden a los policías que vigilemos el arresto domiciliario. Esto es un extremo. Queremos paz, exigimos que no haya narcotráfico, le pedimos más a la Policía y no cooperan.
—Cuándo vemos el caso de Uncía y el caso Rosales, se ve que el ajuste de cuentas se ha instalado en Bolivia…
—Una de las causales es el narcotráfico. Si volvemos al clan Rosales, éste había caído en dos oportunidades. Pero ¿por qué estaba en la calle?, recién ahora creo que de a poco están aprehendiendo al resto del clan. A las autoridades hay que clamarles para que den mandamientos de aprehensión.
—Lo veo decepcionado de la justicia.
—Sí, estoy definitivamente decepcionado de la justicia. Definitivamente decepcionado. La administración de justicia no coadyuva ni coopera y además responsabiliza de esto a la Policía. Cumplimos en la medida de nuestras posibilidades y tratamos de lavar nuestra imagen, a costa del odio y de la venganza.
—¿Esta situación cambió desde que eliminaron los juzgados antidrogas?
—No creo. En mi concepto, nunca hubo juzgados antinarcóticos. Nosotros hacemos lo posible por controlar; un claro ejemplo es Santa Cruz, que vive una tensa calma, porque hemos trabajado con fuerza; ahora probablemente la tensa calma se inició con una muerte (se refiere al caso San Ramón). Han bajado los índices de violencia, las tentaciones de corrupción, por lo menos desaparecieron los volteadores de droga, cogoteros y asesinatos de taxistas.
—¿Todos esos elementos están vinculados con el narcotráfico?
—No solamente, también con la corrupción. Sin embargo, esto se tergiversa; cuando esperamos un apoyo, nos dicen que somos corruptos. Eso no decepciona, por eso debe haber quienes dicen es mejor no hacerlo público, porque nos dicen corruptos.
— Cuando habla de que la FELCN necesita apoyo, ¿a qué se refiere?
—Nunca nada es suficiente, peor para esta tarea dura. Necesitamos vehículos, apoyo logístico, medios de comunicación, tecnología avanzada. El narcotraficante compra y dispone de aquello.
—¿Tiene el narcotraficante mejores condiciones que las de la FELCN?
—En muchos países siempre lo ha estado, ¿no ve el caso de México? No les interesa perder nada. Acá, en Bolivia, en pequeño lo estamos sufriendo, pero la FELCN jamás fue sobrepasada.
—¿Han detenido a peces gordos?
—Sí, hemos detenido una organización completa. Es una de las causas porque Santa Cruz vive en tensa calma porque narcotraficantes colombianos han huido, pero no podemos estar tan seguros. A los últimos tres laboratorios no los hemos dejado funcionar. Y en el último tiempo detuvimos a toda la organización, incluyendo a su pez gordo. Actuaba como un clan familiar completo.
—¿Cuántos peces gordos han caído?
—Por lo menos dos, uno de ellos colombiano. Y estamos clamando para que reciban sentencias, pero que reciban, por favor, sentencias, que no sea como en el caso Rosales, que al cabo de tres años hubo venganza.
—¿Hay más peces gordos?
—Claro que sí. Siempre hay un pez libre y siempre hay un líder en un grupo. Y son de diferentes medidas.
—¿Cómo son los peces de ahora?
—Juntan su capital, hacen una especie de cooperativa. Cada quien aporta algo, luego, cuando ven el rédito, surgen las venganzas porque la redistribución no siempre es buena. Ocurre que cuando les va mal, se desatan los problemas porque perdieron el dinero.
—¿Cómo son las organizaciones?
—Son clanes familiares, compuestos por padres, consuegros, padres, sobrinos y mujeres. De distintas clases sociales y, por cierto, el que pone la mayor parte del dinero nunca aparece. Nunca estará transportando la droga. Desde la FELCN estamos apuntando a esas personas. No queremos conformarnos con la captura de la droga, queremos saber quién es el inversionista. Queremos encontrar la estructura económica. Necesitamos oficiales investigadores, no sólo policías que rompan la puerta. Pero, además, no se puede permitir, Dios mío, que haya sitios donde no se pueda entrar.
—Pero eso ocurre ahora
—Bueno… Nos preocupa
—¿Hoy, cuáles son las características de la mula?
—Hay diferentes. Unos son tragones, pero, al fin y al cabo, son mulas. Otros son osados, llevan la droga adherida al cuerpo. Otros son los que transportan previos pagos, previa corrupción. Entonces, para ese tipo de hechos, también tenemos que oponer nuestra contrainteligencia.
—Hay mulas que llevan droga, caminando kilómetros y kilómetros, hasta cuatro días
—Bueno, esos son los mochileros. No dejan de ser mulas. Y no caminan solo cuatro días, sino más. Algunos se pierden y hasta mueren en el trayecto, especialmente en el valle de Azapa, en la parte desértica de Potosí, hacia Chile. Hay cadáveres de mochileros, porque no calculan el tiempo, se enferman, se extravían, porque se lanzan sin conocer el camino, no navegan bien. Y no sólo en Potosí, también en el norte, en la amazonia, en Pando. Seguramente también en la Chiquitania, aunque claro, hay mejores caminos.
—¿Ahora, la FELCN está en condiciones de ser más eficiente?
—Estamos en condiciones de mejorar, pero requerimos de mayor apoyo. Si hacemos una comparación estadística, estamos mejorando. Pero no deberíamos alegrarnos sólo con subir las cifras, porque si encuentro menos, eso quiere decir que el año pasado les he afectado bastante. Nuestro objetivo es controlar y disminuir el tráfico de droga. Hay que plantear esta lucha en otro sentido, cuántas organizaciones hemos desbaratado, cuánto de su estructura económica hemos afectado.
—¿Y los están afectando?
—Claro que sí. Tenemos un grupo especial que investiga. No sólo a los dos capturados. Hemos visto que se secuestran vehículos, especialmente en Santa Cruz.
—¿Por qué la Policía encuentra peces gordos en Santa Cruz y no en el occidente, donde sólo detiene mulas?
—Estamos detrás de ellos. No sólo en Santa Cruz, sino en todo lugar, lo que pasa es que se ha focalizado en Santa Cruz, pero por ahora los hemos escarmentando. Tenemos pocos oficiales capacitados. Nuestros especialistas fueron desarticulados con la famosa Fuerza de Operaciones Especiales (FOE), con cuya creación no estuve de acuerdo. Fue un solo cuerpo de lucha antidroga y dejó atrás la investigación.
Hemos reabierto los grupos de especialización. Tenemos un grupo de investigación de sustancias químicas. Tenemos otro de investigación financiera, que pueden detectar todos sus movimientos. Estamos reenfocando la lucha contra el narcotráfico. Ésa es la verdadera lucha contra las drogas, no es la que se libra únicamente en las carreteras, como estaba ocurriendo.
Los policías tenemos que movilizarnos con base en los datos de nuestras investigaciones. Una vez que sepamos quién es el narcotraficante, tenemos que prepararnos para demostrar los hechos al juez, para que dicte una sentencia; porque sólo después de lograr una sentencia condenatoria podemos irnos tranquilos a casa.
Definitivamente estoy decepcionado de la justicia.