Evo Morales ha intentado justificar la creciente dependencia económica de Bolivia hacia China, alegando que “quienes protestan quieren que el modelo neoliberal vuelva”.En realidad, preocupan tanto el altísimo endeudamiento con el país asiático como la discrecionalidad con que se le otorgan mega-contratos a empresas de esa procedencia, sin pasar por los requisitos de transparencia de una licitación pública.Lo cierto es que el “antiimperialismo” de Morales desaparece ante los cantos de sirena de Pekín y más parece que su régimen se encamina a ser una satrapía (provincia despótica) del imperio chino.Hay además una afinidad ideológica y pragmática que cementa esta unión: la construcción de un sistema político-económico que podríamos denominar capitalcomunismo, que reúne la tendencia al hegemonismo monopartidista con un capitalismo de Estado diseñado sólo para los amigos del poder…[email protected]