Un comando talibán ha atacado hoy el aeropuerto y una base militar de la ciudad afgana de Jalalabad, al este del país e importante enclave de paso entre Kabul y Pakistán. El ataque se produce el mismo día que el fiscal general de Estados Unidos, Eric Holder, ha aterrizado en Kabul para reunirse con varios altos cargos del Gobierno afgano y discutir diversos asuntos legales.
La Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF) ha informado que ha repelido la acción y ha matado a varios de los agresores. Según afirma la ISAF en un comunicado, "varios" insurgentes han muerto durante el ataque, que ha comenzado por la mañana a cargo de un grupo equipado con lanzagranadas, armas cortas y un coche cargado de explosivos que estalló a las puertas del aeropuerto. "No entraron en el perímetro del aeropuerto, y varios insurgentes murieron durante el ataque.
Dos soldados de las tropas conjuntas (afganas e internacionales) resultaron heridos leves", ha asegurado en la nota la organización, que ha descartado que hubiera víctimas civiles. Un portavoz talibán, Zabiullah Mujahid, ha afirmado a la agencia afgana AIP que el grupo, compuesto por 10 hombres, mató o causó heridas a 152 soldados de la OTAN y 15 afganos. Seis miembros del comando han muerto y los otros cuatro han logrado escapar, según Mujahid, que ha agregado que los insurgentes sí lograron entrar en el aeropuerto y destruyeron trece aeronaves.
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Dentro del perímetro del aeropuerto de Jalalabad, capital de la provincia de Nangarhar y en una de las zonas de influencia de las milicias insurgentes, hay una base de las tropas de EE UU desplegadas en Afganistán, que se encargan de la gestión de las instalaciones. La carretera de Jalalabad-Torkham, junto a la base, fue cerrada al tráfico durante el enfrentamiento, y varios cazas de combate de las tropas internacionales sobrevolaron la zona. En los últimos dos meses, los talibanes han protagonizado varias acciones contra bases o aeropuertos ligados a las tropas internacionales desplegadas en Afganistán, como parte de una ofensiva de primavera bautizada por los insurgentes como Victoria.
El pasado 22 de mayo, un grupo de talibanes intentó penetrar sin éxito en el aeropuerto de Kandahar, la principal base de las fuerzas extranjeras en el sur del país, aunque fueron repelidos tras causar varios heridos entre soldados de la ISAF y empleados civiles. Y tres días antes, otro comando insurgente atacó la base de Bagram, la principal de las fuerzas de EE UU en Afganistán, una acción en la que murieron un contratista estadounidense y cerca de una docena de insurgentes. La llegada del buen tiempo ha traído un recrudecimiento de la violencia que sufre el país. Con 101 soldados muertos, junio ha sido el mes más sangriento para las tropas internacionales desde el inicio de la invasión de Afganistán, en 2001.
Noticias de TV: Unitel.