La cocaína llega camuflada a las escuelas


Seis mil dosis de cocaína camufladas en pastillas de menta estaban a punto de ser comercializadas en escuelas de Cochabamba.

Los Tiempos

Por: Mauricio Aira



De ahí la importancia vital que tiene la campaña emprendida por la policía, los maestros, los padres de familia, la Iglesia para informar a padres e hijos de los peligros de las drogas, y de la necesidad de escuchar a los hijos con toda paciencia e interés, oír de sus inquietudes y a veces de sus angustias y dificultades que pueden dar las pautas de su conducta interior con relación al consumo de drogas en la edad temprana

Milton Sánchez, director de la Fuerza Especial de Lucha Contra el Narcotráfico, ha denunciado que seis mil dosis de cocaína camufladas en pastillas de menta estaban a punto de ser comercializadas en escuelas de Cochabamba. El decomiso fue resultado de una investigación en el barrio Tamborada y permitió detener al traficante de 26 años in fraganti cuando adjuntaba sobrecitos de cocaína a caramelos. El policía detalló que cada sobrecito era vendido a 10 bolivianos y contenía un gramo de cocaína. El episodio se inscribe en la campaña «ciudad libre de drogas» que impulsa la comunidad.

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El análisis de tan alarmante noticia nos lleva a comprobar que Bolivia no es más el país ingenuo e inocente que produce hoja de coca, elabora la pasta, exporta el cristalino y envenena con él a juventudes de Estados Unidos, Europa y otras zonas que constituyen el mercado tradicional de consumo, nuestro país se ha convertido en gran consumidor de cocaína y la prueba está en los decomisos de cientos de kilos que la policía realiza regularmente y que estadísticamente no alcanzan ni al 10% de la real producción que el narcotráfico está exportando durante las 24 horas de los 365 días del año.

Si esto fuera un partido de fútbol, ha escrito Humberto Vacaflor, uno de los más calificados periodistas bolivianos especializado en el tema, se podría decir que el narcotráfico gana dos a cero a la legalidad. Primer gol por la expulsión de Usaid del Chapare y segundo por la virtual legalización al consumo de drogas en Argentina. En verdad, la expulsión de la DEA del Chapare consolida la región «territorio liberado de control de drogas» como Caguán en Colombia y VREA en Perú. Caguán está controlada por la guerrilla colombiana y en Perú por Sendero Luminoso o lo que queda del mismo.

Medios peruanos han confirmado que al ser aplicados métodos represivos al narcotráfico al bloquear las vías de salida, éste se está dirigiendo a territorio boliviano, que se ha convertido en «la nueva meca de los narcos», hecho corroborado por nuestra policía al ser aprehendidos algunos de estos transportes o por la de países vecinos luego de haber atravesado nuestra geografía. En Bolivia y Argentina la droga está avanzando, mientras disminuye en Colombia y Perú. El inteligente observador anota que la firmeza de las políticas del presidente Álvaro Uribe en Colombia y la determinación del Ejército peruano han determinado que el narcotráfico elija territorios menos controlados. Citamos: quienes miran todo esto con mayor claridad son los jefes militares colombianos que vienen combatiendo a los narcos desde hace varias décadas, uno de ellos Miguel Antonio Caro dijo a la BBC que en la región existen «narcodemocracias». (Ver art., completo en

http://porlapazcontralasdrogas.blogspot.com)

Existe por desgracia una relación innegable entre el nicho del mercado hormiga de la venta de droga en las escuelas, como en los lugares nocturnos, en los lupanares y clubes elegantes de nuestra sociedad y el segmento de la exportación que se mueve con enormes capitales capaces de someter a jueces, autoridades, policías, periodistas, legisladores y políticos como lo hemos visto. Luis Arce Gómez, que dentro de unas semanas podría ser extraditado de Estados Unidos a Bolivia para cumplir su condena entre otros por delitos de narcotráfico, es un dramático ejemplo del poder, o los poderosos (en su tiempo Ministro de Gobierno del dictador García Meza) subordinados a los narcotraficantes que todavía gozan de mando, si bien por hoy encubiertos en la comunidad boliviana.

Queda en pie la problemática de los padres de familia. ¿Qué hacer cuando descubren al hijo consumiendo cocaína, al principio inofensivas golosinas, más tarde toques y finalmente inyectables? Lo primero que recomiendan los educadores es «mantenerse vigilantes» de las amistades de los adolescentes, de sus actividades de grupo. A veces empiezan con tranquilizantes para «estar despiertos y poder estudiar», luego adormecedores «para poder descansar e ir a clases» y como la venta de anfetaminas es casi libre en las farmacias, y se da que mezclan con el consumo de alcohol tenemos que jóvenes de 14, 15 ó más años de ambos sexos descubren de pronto que están siendo víctimas del vicio, del consumo de drogas, especialmente si disponen de dinero para comprarlas y la operación les resulta tan fácil.

De ahí la importancia vital que tiene la campaña emprendida por la policía, los maestros, los padres de familia, la Iglesia para informar a padres e hijos de los peligros de las drogas, y de la necesidad de escuchar a los hijos con toda paciencia e interés, oír de sus inquietudes y a veces de sus angustias y dificultades que pueden dar las pautas de su conducta interior con relación al consumo de drogas en la edad temprana. La sociedad, incluido el gobierno y sus autoridades, tiene que ofrecer actitudes solidarias con los padres de familia frente al narcotráfico que se da mil modos para penetrarla y someterla al consumo.

 

 


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