La voz de la iglesia «enferma» a los intolerantes

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Independientemente de la confesión religiosa que se pueda tener, es claro que la Iglesia Católica se ha ganado el respeto y la confianza de todos los bolivianos debido a que cuando fue necesario, se hizo presente con su palabra serena y oportuna. Como es de suponer esta palabra molestó a varios de nuestros gobernantes y especialmente a Evo Morales, cuya soberbia a estas alturas está por demás probada.

Es que el Presidente y alguno de sus más estrechos colaboradores, usan un discurso muy parecido al que acudieron las dictaduras cuando atacaban a la Iglesia por defender los derechos y las vidas amenazadas de cientos de bolivianos y la del propio Evo y sus cocaleros.



Ya hace unos días, el vicepresidente Alvaro García Linera dijo que la Iglesia debía dedicarse a salvar almas y dejar la actividad política al gobierno. Esto en lenguaje cotidiano significaba: “déjennos hacer lo que nos de la gana” y se parece mucho al que utilizaban los broncos mandones de un pasado todavía no muy lejano

Este discurso fue recogido por el «ejército» de obsecuentes parlamentarios y dirigentes masistas, entre  los que destaca por sus tonterías el senador Rojas y el infaltable Sacha Llorenti, quien no deja pasar la oportunidad para recomendarse ante sus jefes y camuflar su evidente incapacidad para “coordinar con las organizaciones sociales”. Leyendo al pie de la letra el libreto, Sacha dijo que la Iglesia se ha convertido en parte de la oposición y repitiendo la frase tan trillada por los dictadores, dijo que esta no debería inmiscuirse en política.

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El criterio resulta ciertamente llamativo viniendo de una persona que fue presidente de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos, así sea por herencia y con muy pocos o ningún merecimiento. Es claro que existe una abismal diferencia entre un Sacha que se vende a un gobierno de una forma tan desvergonzada, hace lo imposible para agradar a sus jefes y un sacerdote como Julio Tumiri, quien defendió los derechos humanos en dictaduras lo que le costo encarcelamiento y soberanas pateaduras.

De cárceles y torturas, Sacha Llorenti no sabe nada; de otra forma no hablaría de manera tan desaprensiva. Por otra parte, es conocido que su supuesta función de “defensor de los derechos humanos” solo sirvió para conseguir prebendas de todo tipo entre ellos un supuesto título de abogado de la Universidad de Aquino, luego que durante 4 años de estadía en la Facultad de Derecho de la UMSA , solo logró vencer Introducción al Derecho y Economía Política.

El motivo del enojo de Llorenti fue la apreciación lanzada por el cardenal Julio Terrazas, quien dijo que Bolivia se hunde cada vez más en el circuito del narcotráfico. Esta visión, sin embargo, es compartida por la mayoría de los bolivianos y es corroborada por los datos que proporciona el propio gobierno.

El ministro de Gobierno, muestra como un gran logro el importante incremento en la incautación de droga. Pues bien, si el ministro Rada se preocupara por mejorar en algo su capacidad lógica, llegaría fácilmente a la conclusión de que se incauta mayor cantidad de droga porque se produce más droga y porque hay más coca ilegal y permisividad del gobierno para producirla.

Afirmar que existe mayor voluntad de luchar contra el narcotráfico es sencillamente una impostura cuando se acribilla a policías como en San Germán y las autoridades gubernamentales salen prestamente en defensa de los angelicales cocaleros y dicen que los autores son narcotraficantes como si no estuviera demostrado que ambos están en el mismo bando.

Por otra parte es cada día más evidente que los niveles de infiltración del narcotráfico en la estructura gubernamental están llegando a los existentes durante la dictadura de Luis García Meza y nuevamente Bolivia corre el riesgo de ser segregada del concierto internacional.

La verdad duele y en boca del Cardenal, cuya autoridad moral es irrebatible, tiene el filo de una espada y es lógico que genere reacciones furibundas del gobierno.

Quizá es el momento de recomendar la participación de un neuropsiquiatra para que cure la amnesia que tras llegar al poder, afecta a Evo Morales y su gente. Han olvidado que no hace muchos años, en gobiernos anteriores, en plena ejecución del plan antidroga y erradicación de cultivos ilegales, desde el Chapare clamaban por la mediación de los curas católicos, hoy defenestrados por su gobierno.

Zoe